Durante 2021, mil 407 personas murieron en asesinatos múltiples en México. Estados del Occidente del país registran más de la mitad de los homicidios masivos. Otro porcentaje importante ocurre en las entidades fronterizas con Estados Unidos. Zacatecas, Guanajuato, Michoacán, Jalisco y Chihuahua, los que tienen más masacres. Baja California se ubica en octavo lugar, con 13 eventos criminales de ese tipo y 47 víctimas mortales. En el Valle de Mexicali ocurrió la primera matanza de 2022, con cinco ejecutados el 1 de enero.
Por Luis Carlos Sáinz
Tijuana, 15 de enero (ZETA).– Apenas inicia un nuevo año y ya se registran multihomicidios en diversas entidades de la República Mexicana, sin que Baja California esté exento del fenómeno, pues cinco personas fueron asesinadas a balazos el primer día de enero, en un hecho que consternó al Valle de Mexicali, al parecer por una disputa en el tráfico de drogas al detalle, según versión de las autoridades. Fue el primer evento criminal masivo del país, incluso antes del cuádruple asesinato de Coacalco, Estado de México el día 3 de este mes.
Durante 2021 se registraron al menos 326 masacres en 26 estados del país, con un saldo de mil 407 personas fallecidas, de acuerdo con un recuento realizado por ZETA, al considerarse que una masacre ocurre cuando en un solo hecho son privadas de la vida dolosamente tres personas o más, como coinciden algunos organismos de la sociedad civil a nivel internacional y la Universidad de Guadalajara (UdeG).
El año que recién concluyó, se caracterizó por la espiral de violencia que se registra en México durante los últimos tiempos, dejando 28 mil 160 homicidios dolosos -un promedio de 77.15 por día-, como lo destacan indicadores del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Además del monitoreo realizado por la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de derechos Humanos (CMDPDH), que señala que durante diez meses de 2021 se registró el desplazamiento de 36 mil 682 personas de sus comunidades a causa de la violencia e inseguridad.
En cuanto a los asesinatos múltiples registrados en el último año, el primer lugar lo ocupa Zacatecas, donde hubo 57 masacres con 255 personas privadas de la vida; le sigue Guanajuato, con 49 matanzas y 209 muertos; Michoacán, 28 homicidios masivos y 132 fallecidos; Jalisco, 28 masacres con 113 difuntos; Chihuahua, 24 sucesos de este tipo y 107 occisos; Sonora, 15 multiasesinatos con 55 víctimas mortales; Tamaulipas, 13 eventos y 84 cadáveres; Baja California, 13 casos con 47 caídos; Guerrero, 12 matazones y 58 finados; y Estado de México, que tuvo 12 asuntos con 57 sacrificados.
Es de advertirse que al menos la mitad de toda esa violencia masiva se registra en cinco estados del Occidente del país, como Zacatecas, Guanajuato, Michoacán, Jalisco y Colima, que participan activamente en la comisión de homicidios dolosos, desaparición forzada de personas y localización de fosas clandestinas con cadáveres o restos humanos. El resto de entidades que registran masacres son estados fronterizos con Estados Unidos como Chihuahua, Sonora, Baja California y Tamaulipas.
Estos actos de violencia masiva y brutal ferocidad han llegado a niveles de destrucción insospechados, al grado de que en muchas de las masacres no se ha respetado la vida de mujeres, niños, niñas y adolescentes ajenos a los conflictos de los sicarios con las víctimas a las que buscaban, principalmente por venganzas relacionadas con el crimen organizado, la tenencia de la tierra o el apoderamiento de recursos naturales.
A NIVEL NACIONAL
Durante 2021 se registraron acontecimientos inauditamente violentos. Así, el día 2 de enero se dio el hallazgo de 15 cadáveres en Chihuahua y la ejecución de nueve personas que acudieron a un velorio el día 7 en Celaya Guanajuato. Cuatro días después, en esa entidad, pero en el municipio de Villagrán, un enfrentamiento armado terminó con la vida de nueve personas. El 18 fue de terror, pues ocho personas fueron asesinadas en Fresnillo, Zacatecas y 12 cuerpos abandonados sobre un camino de Las Choapas en Veracruz. El 22 de enero se reportó el hallazgo de 19 cuerpos calcinados, 14 de ellos migrantes guatemaltecos, en dos camionetas incendiadas en Camargo, Tamaulipas.
El 27 de febrero se reportó la muerte de quince personas por un enfrentamiento entre un grupo armado y habitantes de la región en Coyuca de Catalán, Guerrero; y en la misma fecha, en la colonia La Jauja de Tonalá, Jalisco, un grupo armado asesinó a once personas, entre ellas una mujer y un niño.
El 18 de marzo, trece policías estatales fueron emboscados en Coatepec Harinas en el Estado de México, sin tener la oportunidad de defenderse, mientras que otros de sus compañeros heridos lograron sobrevivir. En tanto, el 17 de mayo, fueron asesinados a balazos ocho hombres y una mujer dentro de una camioneta de redilas en Zitácuaro, Michoacán.
El primer semestre del año cerró con varios homicidios masivos. El 6 de junio se localizaron nueve cadáveres, dos eran de mujeres, ejecutados en la comunidad de Huertecillas, en los límites de San Luis Potosí con Zacatecas. El día 19, un comando armado en tres camionetas disparó a civiles al azar en diversas colonias de Reynosa, Tamaulipas, asesinando a 19 personas. Cinco días más tarde, 18 personas fueron asesinadas en un largo enfrentamiento entre grupos antagónicos del crimen organizado en San Juan Capistrano, municipio de Valparaíso, Zacatecas; y el 29 de junio, nueve hombres muertos fueron encontrados con disparos de arma de fuego en Tamaulipas, sobre la carretera Miguel Alemán-Mier, cerca del rastro municipal.
El 17 de julio, un comando asesinó a seis hombres y a dos mujeres durante un ataque en una fiesta en Pozo de Gamboa, municipio de Pánuco, en Zacatecas. El 29, ocho hombres que portaban ropa táctica fueron asesinados a balazos en un campamento clandestino en Cotija, Michoacán. El 7 de agosto, al menos ocho personas (siete hombres y una mujer) fueron asesinadas a balazos durante una fiesta en un domicilio particular en la colonia Santa María, en Irapuato, Guanajuato. En septiembre, el día 15, hallaron diez cadáveres torturados durante un cateo en un predio de Machines en Zacatecas Capital; y el 24, encontraron los cuerpos de nueve personas con ataduras y huellas de tortura en un terreno de El Bravo, municipio de Pinos de la misma entidad federativa.
Entre los crímenes que destacaron al final del año, está el del 2 de noviembre, cuando once jornaleros aguacateros (seis adolescentes y cinco adultos) fueron asesinados por un grupo armado en una brecha de Tarecuato, municipio de Tangamandapio, Michoacán. El 18 de noviembre, en un puente vehicular de Ciudad Cuauhtémoc, Zacatecas, fueron localizados los cadáveres colgados de diez personas de sexo masculino con los pantalones abajo. Y el 28 de diciembre, se registró una masacre en la comunidad de La Aldea en Silao, Guanajuato, con saldo de ocho personas muertas, entre ellas Leonardo, un niño de un año cuatro meses de edad. Otra víctima tenía 16 años. Los asesinos huyeron en una motocicleta.
EN BAJA CALIFORNIA
En esta entidad, segundo lugar a nivel nacional en incidencia de homicidios dolosos, después del Estado de Guanajuato, se conoció de al menos 13 crímenes con tintes de masacre desde los primeros días del año recientemente concluido, como fueron los del 4 de enero, cuando se localizaron cuatro cuerpos sin vida en la zona el Mirador en Tecate, y el del día siguiente, con la ejecución a balazos de cinco jóvenes en el exterior de una vivienda en la colonia Nueva Hindú, en el mismo municipio. El 24 de enero, fueron hallados cuatro cuerpos atados de pies y manos al interior de una vivienda de Tijuana.
El 12 de febrero, tres hombres fueron asesinados en la carretera Ensenada-Tecate. Después, la noche del 9 de marzo, se conocería que un hombre asesinó a sus tres hijos de 10, 9 y 4 años, para después quitarse la vida en su casa del fraccionamiento Natura en Tijuana. El día 17, en San Quintín, fueron localizados los cuerpos de tres personas asesinadas. Cuatro días después, se registró un ataque armado al interior de la llantera Gigante, sobre Paseo del Campo y Carretera Libre a Tecate, cerca de Villa del Campo en Tijuana, donde hubo tres muertos y un herido.
La madrugada del 17 de julio, se registró un ataque armado en un domicilio de la calle Octava y Arquímedes en la colonia Camino Verde, con saldo de tres hombres muertos y otro lesionado, al parecer por líos de narcomenudeo, pues el sobreviviente estuvo en prisión por esa actividad. El 3 de agosto, en un ataque armado en contra de cinco personas en la colonia Emiliano Zapata de Ensenada, murieron tres de las víctimas. El día 31, un grupo armado irrumpió en una empresa de la colonia Misión del Pedregal, al Oriente de Tijuana, para asesinar a tres personas.
Nuevamente, en una vivienda situada en la colonia Camino Verde en Tijuana, el 19 de octubre, fueron localizados tres hombres sin vida con huellas de violencia y a su costado una cartulina con un texto amenazante. La noche del 31se registró una balacera en la pista Lázaro Cárdenas en Los Cuervos, en la zona dunera de Ciudad Morelos, donde fueron asesinados tres jóvenes; uno de ellos Jesús Eduardo Garibay Salazar, familiar directo del conocido narcotraficante Manuel Garibay Espinoza “El Meño”, líder del grupo criminal Los Garibay, que opera en el Valle de Mexicali.
El 23 de noviembre, tres hombres fueron asesinados y uno más resultó lesionado durante un ataque armado en el complejo habitacional Puerto Salina, en la delegación La Misión de Ensenada. Y finalmente, otro hecho consternó a los habitantes de Tijuana la noche del 3 de diciembre, cuando cinco miembros de una familia, entre ellos tres niños de 4, 6 (niña) y 8 años de edad, fueron asesinados en su domicilio de la privada de La Luna, Colonia Nueva Aurora Sur.
Todas estas matanzas tienen un común denominador, pues se desconoce a ciencia cierta el móvil de cada una de ellas y no hay personas detenidas que respondan por los crímenes, debido a la inoperancia y falta de capacidad para investigar de las autoridades de procurar justicia. Los propios policías de todos los niveles de gobierno y corporaciones son víctimas de la misma delincuencia, tan es así que en 2021 fueron asesinados 391 elementos en el país, y en Baja California cayeron abatidos 15 agentes.