Los mosquitos son agentes transmisores de enfermedades como el dengue, el paludismo, zika, así como de la fiebre amarilla o la malaria, algunas de las cuales pueden ser mortales. Anualmente, más de un millón de personas mueren alrededor del mundo por padecimientos transmitidos por estos insectos.
Ciudad de México, 15 de enero (RT).- Científicos del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Biotecnología de Argentina y de la Universidad de Reading (Reino Unido), descubrieron que una bacteria utilizada para controlar las poblaciones de mosquitos podría en realidad estar protegiéndolos contra ciertos pesticidas.
Durante su investigación, los académicos examinaron los efectos producidos por la bacteria Wolbachia, que se transmite de forma natural entre estos insectos en la naturaleza, en ejemplares de Culex quinquefasciatus, conocidos popularmente como mosquitos domésticos del sur, una de las especies más ampliamente distribuidas en países con clima cálido.
Culex quinquefasciatus carrying Wolbachia is less susceptible to entomopathogenic bacteria https://t.co/4jB7vQ5KUh
— Christoph Bleidorn (@C_Blei) January 13, 2021
Como resultado de las observaciones, los científicos determinaron que las larvas de mosquito infectadas por una cepa argentina de Wolbachia eran menos susceptibles a tres plaguicidas bacterianos (Bacillus thuringiensis israelensis, Bacillus wiedmannii biovar thuringiensis y Lysinibacillus sphaericus), dos de los cuales están disponibles comercialmente y son comúnmente usados para controlar las poblaciones de estos insectos.
Los mosquitos son agentes transmisores de enfermedades como el dengue, el paludismo, zika, así como de la fiebre amarilla o la malaria, algunas de las cuales pueden ser mortales.
Anualmente, más de un millón de personas mueren alrededor del mundo por padecimientos transmitidos por estos insectos, motivo por el cual Alejandra Perotti, coautora de la publicación, resaltó “la importancia de examinar más de cerca cómo interactúan las bacterias de los mosquitos y los plaguicidas” usados para su control.
La investigación completa fue publicada el 13 de enero en la revista Nature.