Ciudad de México, 26 de septiembre (SinEmbargo).- Hablar de la década de 1980 remite a varias cosas: colores neón, sintetizadores, fijador para el cabello y flecos, entre otros aspectos. Sin embargo, en cuestiones aparentemente más "invariables" la década también dejó ver su sello distintivo. ¿Uno de ellos? las oficinas.
La serie fotográfica "Work Stations" (estaciones de trabajo) de la artista británica Anna Fox se sitúa a finales de esta década que divide opiniones, pero no admite puntos intermedios. Así, en cada foto, el caos y las multitudes habituales en oficinas se convierten en el escenario de este testimonio que retrata la vida de los ejecutivos hace 30 años.
"Quería reflejar el sentimiento de agresión competencia y avaricia para las que la Bretaña de [Margaret] Thatcher había sentado las bases", dice Fox, a quien se le comisionó tal trabajo fotográfico en 1987 y ahora ve la luz de nuevo, aprovechando el revival que dicha época ha tenido en los últimos años, publicó The Huffington Post.
La fotógrafa recuerda la famosa frase de la ex primera ministra de Reino Unido, "No hay tal cosa como la sociedad, sólo individuos", para ejemplificar el espíritu de la década que retrata. "Todos fuimos a una búsqueda loca para ganar dinero para nosotros y para comprar cosas que no podíamos pagar y olvidarnos de las comunidades que nos rodeaban y en las que nosotros crecimos."
Fox realizó las fotos de la vida en las oficinas en un formato ancho, empleando una iluminación potente y desde ángulos a baja altura de manera que su objetivo diera la impresión de elevarse. El efecto deseado es el de resaltar el intenso ambiente masculino que imperaba entonces. Por su parte, las mujeres en las imágenes son mostradas en un segundo plano como complemento de sus colegas masculinos.
A pesar de que la serie confronta temas serios, Fox logra manejar cierto sentido del humor con varias de sus fotos llegando a lo ridículo y grotesco o burlándose de la solemnidad de las poses de quienes aparecen retratados.
"El humor es una gran herramienta para enganchar al espectador", dice. "Funciona en la mayoría de los medios, pero en la fotografía tiene un poder particular debido al factor de realidad que la fotografía tiene; su relación indicial con el mundo significa que lo leemos más como hechos y no como ficción."
Sin embargo, además de la burla o parodia, la fotografía también sirve como testimonio del implacable paso del tiempo en el que las modas, maneras de trabajar y las innovaciones técnicas quedan plasmadas como evidencia de algo que se fue.
Beepers, pesadas grabadoras y montañas de documentos impresos eran el paisaje habitual de cubículos que, si bien, siguen siendo incómodos e inhumanos hasta nuestros días, al menos han mejorado en ciertas cosas.
Fox, por su lado, es optimista sobre las mejoras que han tenido los lugares de trabajo en las oficinas en las últimas tres décadas con propuestas que se oponen a la saturación de personal y hacinamiento.
"Hubo conferencias sobre los riesgos de trabajar demasiado tiempo frente a las pantallas y también la intimidación era bastante desagradable en algunos lugares", dice. "Estas cosas deben haber cambiado un poco."
Aún así, ella piensa volver a visitar los espacios de oficinas contemporáneos. Después de todo sería divertido y algo digno de actualización. Quién sabe, quizás dentro de 30 años también estemos hablando pestes sobre la década del 2010.