Ciudad de México, 24 de agosto (SinEmbargo).— Fueron dos guiños en menos de una semana. El primero, con la postulación de Carolina Monroy del Mazo como candidata a Secretaria General del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la fórmula que encabeza Manlio Fabio Beltrones, confirmada por el sonorense el pasado 6 de agosto. Apenas cinco días después vendría el segundo, con la propuesta de Miguel Basáñez Ebergenyi como Embajador de México en Estados Unidos, hecha por el Presidente Enrique Peña Nieto y que se espera sea ratificada por el Senado de la República a finales de mes.
Detrás de ambos movimientos está inocultable la mano de Alfredo del Mazo González, el tío del Presidente que ha fungido como su “cerebro” político, el priista mexiquense que anheló la Presidencia y no obtuvo ni la candidatura de su partido, el ex Gobernador que llevó al Estado de México a personajes como Gerardo Ruiz Esparza, Luis Miranda Nava y Juan Armando Hinojosa Cantú, y el operador que ahora podría estar impulsando sus aspiraciones políticas no sólo a través de su sobrino sino también de su hijo, Alfredo del Mazo Maza.
Del Mazo González es, además, parte de esa dinastía política mexiquense bautizada como Grupo Atlacomulco y, como tal, heredero y promotor de una forma de hacer política cuya principal característica es la lealtad a la familia, ya sea la consanguínea o la forjada a través de relaciones y negocios.
Las postulaciones de Monroy del Mazo y Basáñez Ebergenyi bien ilustran esas dos caras de la misma moneda. Se trata de la sobrina consentida de Del Mazo González y de su ex secretario particular cuando fue Gobernador del Estado de México y quien lo acompañó hasta su campaña electoral por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en 1997, que perdió frente al perredista Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Ambos, pues, allegados del mexiquense, y ambos colocados en sitios clave para el gobierno en turno: la primera al lado de quien se perfila para dirigir el partido del Presidente en un momento en que el Gobierno federal atraviesa por una crisis de credibilidad, económica y social; el segundo, al frente de la embajada más importante de México en el mundo, justo cuando el gobierno enfrenta una creciente presión del gobierno estadounidense por la crisis de derechos humanos y tras la fuga de Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera, como escribió este lunes el diario inglés The Guardian.
El 18 de febrero pasado, el periodista Martín Moreno escribió en su columna publicada en este medio digital que Del Mazo González era hoy, a través de su sobrino Peña Nieto, “la figura clave del gobierno peñista. El hombre. El asesor. El todopoderoso”.
Moreno perfiló a Del Mazo González como quien despacha los asuntos importantes del Gobierno federal, particularmente los relacionados con finanzas e infraestructura. Pero también como quien le prepara el terreno político a Alfredo del Mazo Maza, su hijo y Diputado federal electo, quien podría liderar la bancada priista en San Lázaro.
“Un Secretario de Estado sin cartera”, escribió el columnista hace varios meses. “Pero no la necesita”, agregaba.
Hoy de 71 años, Alfredo Hilario Isidro del Mazo González vivió sus primeras experiencias laborales en el sector privado, siempre dentro del área bancaria. En el Banco Comercial Mexicano fue subdirector de la División Internacional y subdirector de Banca Internacional (1966-1973); director general del Banco Minero y Mercantil (1973-1976); vicepresidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Seguros (1976); director de Deuda Pública (1977) y director de Instituciones Nacionales de Crédito en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (1978) y director general del Banco Obrero (1979-1981).
El mismo año que comenzó su carrera de Administración de Empresas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Del Mazo González se afilió al PRI. Era 1962. Para entonces, su padre, Alfredo del Mazo Vélez, ya había sido Gobernador del Estado de México y Senador, además de haber fungido como Tesorero General y Secretario General de Gobierno durante la gubernatura de Isidro Fabela en la entidad. El abuelo de Del Mazo González, Manuel del Mazo Villasante, había sido Presidente Municipal de Atlacomulco.
Sin embargo, para Del Mazo González la posibilidad de involucrarse directamente en la política llegó hasta 1981, cuando fue postulado como candidato del PRI a la gubernatura de su estado natal, la cual ganó con un amplio margen. Eran los tiempos en que la oposición no existía, amén de que Del Mazo González había conseguido su candidatura gracias al respaldo de dos personajes clave en su carrera: el líder sindical Fidel Velázquez Sánchez y Miguel de la Madrid Hurtado, quien el mismo año que Del Mazo González llegó a la gubernatura, se convirtió en Presidente del país.
Después de eso, no ocupó ningún otro cargo de elección popular, pese a sus aspiraciones por convertirse en el sucesor de su amigo De la Madrid, quien pese a referirse a él como “el hermano que nunca tuvo”, no lo eligió para ser el candidato del partido oficial a la Presidencia. Ese lugar fue para Carlos Salinas de Gortari.
La carrera política de Del Mazo González no fue, pues, más allá de Toluca. Y sin embargo, se convirtió en el personaje que más parece influir en el Presidente, proveniente de la misma casta y heredero del mismo estilo que Del Mazo González, definido por el periodista y escritor Francisco Cruz Jiménez como de “bonitos, guapos, rudos e incapaces”.
DE DEL MAZO A PEÑA, LA INEPTITUD
Cruz Jiménez, quien ha documentado la historia y relaciones del Grupo Atlacomulco y tiene un amplio conocimiento sobre el Estado de México, ofrece dos anécdotas para delinear a del Mazo González.
En marzo de 1942, en el Estado de México ocurre un atentado en el que muere el entonces Gobernador Alfredo Zárate Albarrán. Por órdenes del entonces Presidente Manuel Ávila Camacho se impone como Gobernador interino a Isidro Fabela Alfaro, quien a su vez nombra a su sobrino consentido, Alfredo Del Mazo Vélez, como Tesorero del Gobierno estatal.
En cinco días, el nuevo Tesorero repartió dinero entre alcaldes y diputados locales para que reformaran la constitución estatal a fin de que Fabela pudiera ocupar el cargo de Gobernador sustituto pese a no cumplir con los requisitos para ello, según lo documentó Cruz Jiménez en su libro Negocios de familia.
Entre esos legisladores se encontraba Gregorio Velázquez Sánchez, hermano del líder sindical Fidel Velázquez. Ambos hermanos se volvieron compadres de del Mazo Vélez y, a la postre, Fidel se convertiría en el “padrino político” del hijo de Del Mazo Vélez, además de que era quien controlaba el Banco Obrero, institución en la que Del Mazo Vélez trabajó antes de convertirse en Gobernador del Estado de México.
De acuerdo con Cruz Jiménez, el sindicalista fue uno de los dos personajes que recomendó a Del Mazo González para que fuera nombrado candidato a la gubernatura. El otro fue De la Madrid Hurtado, su amigo incondicional.
La otra anécdota ocurre el 4 de octubre de 1987, el día del “destape” del candidato priista para suceder a De la Madrid en la Presidencia. Sabedor ya de que él no sería el elegido, quiso adelantarse al “destape” y consultó al hijo mayor del Presidente, quien le dijo que las iniciales del “tapado” eran SG. Del Mazo González interpretó que se trataba de Sergio García Ramírez y salió públicamente a afirmar que ese sería el candidato, cuando en realidad las letras hacían referencia a Salinas de Gortari.
Las anécdotas son ilustrativas porque denotan los dos rasgos que, a decir de Cruz Jiménez, son distintivos de Del Mazo González: una forma de operar en la que se beneficia y respalda a quienes hacen lo mismo por ti y la torpeza política.
Ambos rasgos, dice el escritor y periodista, fueron heredados a su sobrino Peña Nieto.
Pero la similitud entre ambos va más allá. Los dos eran personajes grises que fueron impuestos en la gubernatura del Estado de México, pese a su escaso conocimiento sobre la entidad. Pero ambos tuvieron la suerte de ser hombres guapos, lo que les ayudó a sortear su falta de preparación.
“Es el mismito. Los vendieron por bonitos, no por capaces. Si alguien se hubiera dado cuenta lo que pasaba en el Estado de México, se habrían dado cuenta que el gobierno de Alfredo del Mazo fue una gran farsa, lo mismo que el Gobierno de Peña Nieto”, expresó.
Al igual que ocurriría 30 años con su sobrino, a Del Mazo González lo vendieron como el que evolucionaría políticamente a la entidad, que mejoraría al máximo la planeación administrativa. Pero durante su gobierno, nada cambió, afirma Cruz Jiménez, quien trabajó esos años como reportero en el Estado de México y como tal atestiguó que ni la política mejoró, ni disminuyó el desempleo o la pobreza, ni se abrieron más empresas, ni hubo más seguridad.
“El progreso en la época de Alfredo del Mazo fue para unos cuantos: sus amigos y su familia”. Treinta años después, con Peña Nieto, la historia se repitió, dijo.
“Es una larga historia de incapacidades familiares, una historia de bonitos, guapos, rudos e incapaces. Se prepararon para gobernar, sí, pero otro país que no existe. Se prepararon para gobernar otras cosas. El Estado de México sólo ha sido un laboratorio al que nunca entendieron. No conocen, nunca conocieron el Estado de México, nunca han conocido este país. No saben lo que pasa. Y Alfredo Del Mazo es parte de ese equipo”, dije el escritor.
EL “MALA PATA”, POLÍTICAMENTE VIVO
Cruz Jiménez considera que para el grupo político al que pertenecen tanto Del Mazo González como Peña Nieto entiende sólo una cosa: “primero la familia, luego la familia y al último la familia”. Eso es el Grupo Atlacomulco, dice, un grupo que nació para protegerse unos a otros.
“¿Quién los puede proteger mejor que la familia? Entonces no importan las incapacidades, no importan las torpezas políticas, lo que importa es la lealtad familiar, el bienestar de la familia”, señaló.
Esa forma de pensar no sólo es compartida, sino transmitida. Y en la historia de los del Mazo no se ha limitado sólo a los parientes sino al grupo de familias que llegó con Del Mazo González al poder en los años ochenta y que ahora tiene el control de las grandes obras ya no sólo en el Estado de México, sino en el país, apunta el escritor.
“El grupo Del Mazo ha sido parte de esa oscuridad que maneja los dineros, las grandes obras. Si ves las grandes obras están relacionadas con gente que llegó con Alfredo del Mazo González en 1981, entonces es esa parte oscura, porque Alfredo del Mazo González no tiene un puesto, pero la ves ahí y siempre están presentes los Del Mazo, a través de personajes”, afirma.
Uno de ellos es el actual Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, quien fue Secretario de Gobierno de Del Mazo durante su gubernatura en el Estado de México, entre 1982 y 1986, y luego fue heredado a Peña Nieto cuando gobernó la entidad, pero esa vez como Secretario de Comunicaciones.
Desde ahí, Ruiz Esparza comenzó a operar los grandes proyectos de infraestructura en el estado, que favorecieron a empresas como la española Obrascón Huarte Lain (OHL) y Grupo Higa, actualmente involucradas en escándalos por supuestos actos de corrupción que tocarían, por un lado, al Secretario Ruiz Esparza, y por el otro, al Presidente Peña Nieto.
En el caso de Higa se trata de un grupo empresarial también ligado a Del Mazo González, pues fue durante su administración que el ex coordinador de Comunicación Social de la Presidencia, David López Gutiérrez, presentó a su dueño, el empresario tamaulipeco Juan Armando Hinojosa Cantú, con la cúpula priista mexiquense.
Fue en los gobiernos de Arturo Montiel Rojas y, sobre todo, de Peña Nieto que el nombre de Hinojosa Cantú tomó relevancia, y sus empresas resultaron de las más beneficiadas en contrataciones públicas para construir hospitales, carreteras e instalaciones de la Universidad Autónoma del Estado de México. Su compañía de renta de taxis aéreos, Eolo Plus, fue contratada por Peña Nieto durante su mandato y luego en su campaña electoral por la Presidencia. El diario Reforma publicó en abril de 2012 que por 54 horas de vuelo la empresa había recibido más de 3 millones de pesos.
En noviembre del año pasado, una investigación de los periodistas Rafael Cabrera, Daniel Lizárraga, Irving Huerta y Sebastian Barragán develó que una empresa de Hinojosa Cantú había financiado una residencia de la familia presidencial, en un caso conocido como la "casa blanca”.
Otro personaje que llegó con el grupo de Del Mazo González fue López García, quien fungió como su vocero. Cuando Del Mazo fue nombrado Secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal, en 1986, López Gutiérrez se convirtió en director general de dicha dependencia, cargo en el que estuvo hasta 1992.
López Gutiérrez regresó al Estado de México en 1994, para ser director de Comunicación Social del entonces Gobernador Emilio Chuayffet Chemor, actual Secretario de Educación Pública. En 2005, cuando Peña Nieto llegó a la gubernatura, él volvió a su cargo como vocero, y continuó en él durante la campaña presidencial y luego en la Presidencia. En marzo pasado renunció para contender por una diputación federal, con el cobijo del PRI y de la representación proporcional.
Otro allegado de Del Mazo González es Carlos Almada López, quien actualmente funge como Embajador de México en Japón. Hasta finales del año pasado, se desempeñó como subsecretario de Transportes, en la misma dependencia en la que despacha Ruiz Esparza.
En marzo pasado, durante su ratificación en un encargo diplomático, el Senador perredista Luis Sánchez lo acusó de ser el operador para las licitaciones del proyecto del tren México-Querétaro y del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
El primero, que había sido adjudicado a un consorcio de empresas entre las que estaba una filial de Grupo Higa, fue sorpresivamente cancelado pocos días antes de revelarse el escándalo de la “casa blanca”; el segundo es el proyecto de infraestructura más ambicioso del gobierno federal y pretende construirse al oriente del Estado de México, prácticamente en el mismo sitio donde en 2001 se intentó desarrollar un proyecto similar, pero fue cancelado tras el rechazo de la población que sería afectada.
En la Embajada a cargo de Almada López labora, como primer secretario y agregado cultural, Alejandro Basáñez Beltrán y Puga, hijo del recientemente nombrado Embajador de México en Estados Unidos, Miguel Basáñez, también cercano a Del Mazo González.
Asimismo, en el nombramiento de Basáñez no puede sino verse la influencia de Del Mazo González, de quien fue Procurador General de Justicia del Estado de México y secretario particular durante su gubernatura y su paso como titular de la extinta Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal en la presidencia de Miguel de la Madrid Hurtado.
Años más tarde, en 1997 Basáñez acompañó a Del Mazo González en su campaña electoral por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, que el mexiquense perdió.
Aunque Basáñez no es un diplomático de carrera ni egresado del Servicio Exterior Mexicano, irá a representar al México ante Estados Unidos, el país más poderoso del mundo y principal socio comercial y político de México.
El diario británico The Guardian publicó el lunes pasado una nota en la que señaló que la decisión de Peña Nieto de apuntalar a un “aliado confiable sin experiencia diplomática” “ha levantado las cejas en ambos lados de la frontera y provocado rumores de relaciones tensas entre los dos países”.
Y es que el nombramiento de Basáñez ocurrió no sólo tras seis meses en que esa cartera estuvo vacía, tras la renuncia de Eduardo Medina Mora al cargo, para convertirse en Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sino cuando el gobierno de Peña Nieto “se encuentra bajo una creciente presión de Estados Unidos para hacer frente a la crisis de derechos humanos en medio de una cadena de crímenes de alto perfil”, al que se suma “la embarazosa fuga” del capo Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”.
“En medio de esta creciente fricción, analistas creen que el presidente se volcó hacia un hombre en quien podía confiar para el trabajo en Washington”, señala el diario.
Para Cruz Jiménez, lo anterior se explica por una realidad en la forma de gobernar del grupo al que pertenecen Del Mazo González y su sobrino Peña Nieto: “La protección a los amigos. En este país no hay nadie más capaz que ellos para gobernar, aunque el país se les esté deshaciendo. El país se está cayendo a pedazos, nada funciona, pero el signo, las señales, los síntomas más claros es el amiguismo, el compadrazgo”.
Y, por otro lado, la desconfianza. De ahí que no sea una casualidad la postulación de Carolina Monroy del Mazo para el cargo de secretaria general del PRI.
“También son desconfiados: nada fuera de la familia […] Sí le van a dar mano libre a Manlio Fabio Beltrones, pero le van a poner ahí un policía”, considera el escritor.
En las redes que ha tejido y opera Del Mazo González una más la ocupa su hijo Alfredo del Mazo Maza, quien durante la gubernatura de su primo Peña Nieto escaló en puestos públicos hasta convertirse en Secretario de Turismo.
Luego, fue Alcalde de Huixquilucan e intentó, sin éxito, suceder a su pariente en el cargo. Perdió ante Eruviel Ávila.
Pero ya con Peña Nieto en la Presidencia, fue nombrado al frente del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, encargado de financiar los proyectos relacionados con infraestructura y obra pública. Como responsable del Fondo Nacional de Infraestructura, Del Mazo Maza era encargado de pagar a la empresa Parsons International, contratada para supervisar la construcción del nuevo aeropuerto.
En febrero pasado, el diario Reforma informó que Del Mazo González aparecía en una lista de posibles asesores de Parsons International, pero que la empresa rechazó contratarlo.
El 7 de enero, Del Mazo Maza renunció a su cargo para contender por una diputación federal, que consiguió. Desde ahí podría ahora construirse un camino para pelear nuevamente por la gubernatura de la entidad que ha dominado su familia o incluso pretender darle continuidad a una Presidencia en manos del Grupo Atlacomulco.
Con ello quizá Alfredo del Mazo González lograría sacarse la espina de la candidatura que no logró y que, sumado a su derrota en el Distrito Federal en 1997, le mereció el mote de “el mala pata” o “el mala suerte”.