Un futuro sin hambre o cómo dar de comer a 9 mil millones de humanos

24/07/2015 - 12:02 am
La alimentación de la humanidad dentro de pocas décadas es una preocupación latente. Foto: EFE
La alimentación de la humanidad dentro de pocas décadas es una preocupación latente. Foto: EFE

Ciudad de México, 24 de julio (SinEmbargo).- Poner alimentos en la mesa es una de las actividades humanas más básicas y a lo largo de la historia las personas han canalizado gran cantidad de innovaciones e ingenio a dicha tarea. La agricultura es tan intrínseca a nuestra existencia que algunos científicos piensan que puede fijarse el inicio del Antropoceno, la era de los humanos, a los albores de la agricultura hace unos 11 mil 700 años.

Sin embargo, justo ahora, con el cambio climático ligado ineludiblemente al deterioro medioambiental, prácticas culturales de despilfarro y un pujante número de humanos en constante demanda de recursos alimenticios a nivel mundial, hacen que las proyecciones para las próximas décadas sean poco optimistas para al menos nueve mil millones de habitantes. ¿Con qué alternativas cuenta la humanidad para poder evitar la hambruna y asegurar la prosperidad de los habitantes de la Tierra?

Leslie Chang, productor del programa de divulgación Generation Anthropocene, de la Universidad de Stanford, señala la reserva Svalbard Global Seed Vault, ubicada en Noruega como una de las grandes esperanzas de la humanidad. Sin duda esta bóveda será bastante citada en los próximos años. Sobre todo si se tiene en cuenta que su misión es la de recoger y conservar semillas de tantas variedades de plantas como sea posible, para servir como una red de seguridad contra la pérdida de la diversidad genética de los cultivos.

Abierta en 2008, la bóveda de semillas recoge muestras de gobiernos, grupos privados e incluso otros bancos de semillas, para almacenar con seguridad y de forma gratuita. La instalación actualmente alberga más de 850 mil muestras y tiene espacio para millones más.

La bóveda de Svalbard puede ser una solución para el hambre mundial, sin embargo, hay que buscar más alternativas. Foto: Wikimedia Commons
La bóveda de Svalbard puede ser una solución para el hambre mundial, sin embargo, hay que buscar más alternativas. Foto: Wikimedia Commons

"Cada vez que entro en ese agujero donde se almacenan las semillas estoy lleno de respeto", dice Ola Westengen, coordinador de operación y gestión de este lugar. "Por lo menos cuando se trata de la diversidad de cultivos, yo no creo que haya ningún espacio en el mundo que sea tan biológicamente diverso. Es realmente fantástico."

No obstante, mientras las instalaciones en Svalbard se encargan de mantener los cultivos del futuro a salvo bajo una superficie gélida cercana al Polo Norte, los investigadores de este campo se mantienen investigando la manera en la que el incremento de la temperatura y otros aspectos del cambio climático están afectando a los cultivos que crecen hoy en día en otras partes del mundo. Uno de ellos es Ros Gleadow de la Universidad de Monash en Australia, quien estudia los efectos del aumento del dióxido de carbono (CO2) en la nutrición de los cultivos.

TUBÉRCULOS Y MICRONUTRIENTES
Así, a partir de estas investigaciones, Gleadow piensa que un cultivo básico, la yuca (manihot esculenta), en particular, tiene el potencial de ayudar con la seguridad alimentaria en un mundo cambiante, publico Smithsonian Magazine.

"La yuca es un cultivo increíble", dice la investigadora. "Se le podría llamar un cultivo listo para el cambio climático. Por lo tanto, crece muy bien en condiciones de sequía. Lo hace muy bien en condiciones de calor", agrega. Además, a mayor CO2 en el aire para la respiración de la planta, mayor es el rendimiento que se obtiene de ella.

El futuro de nueve mil millones de personas podría estar en riesgo si no se asegura la alimentación en los años venideros. Foto: EFE
El futuro de nueve mil millones de personas podría estar en riesgo si no se asegura la alimentación en los años venideros. Foto: EFE

Sin embargo, depositar las esperanzas en esta planta no es tan simple. De momento, el gran problema radica en que este tubérculo se vuelve menos nutritivo a medida que el CO2 aumenta. Esto hace que produzca más cianuro, lo que obviamente pondría en peligro a casi mil millones por envenenamiento. Según Gleadow, no es una solución relativamente simple, pero al menos ya se plantea una pista sobre el tipo de cultivos en el que se pueden enfocar futuras investigaciones.

Por otra parte hay organizaciones como la Alianza Mundial para una Nutrición Mejorada (GAIN, por sus siglas en inglés) que tratan de enfocarse más en el presente, antes de que la humanidad se vea en la necesidad de tomar una decisión apurada y que, definitivamente, sería riesgosa puesto que la urgencia no daría margen para demasiadas pruebas.

Así, GAIN ha hecho enormes progresos en la lucha contra la deficiencia de micronutrientes, una falta de vitaminas y minerales esenciales que el cuerpo requiere en pequeñas cantidades para crecer y desarrollarse apropiadamente; un problema al que se enfrentan muchas familias rurales de los países en desarrollo que aún subsisten con los alimentos ricos en almidón de primera necesidad que crecen en pequeñas parcelas de tierra, dio a conocer devex.

Afortunadamente, estos agricultores tienen ahora una forma adicional de mejorar su nutrición, al cosechar alimentos básicos que ahora incluyen significativamente más vitaminas y minerales. Este avance conocido como biofortificación se logra utilizando técnicas de mejoramiento de cultivos convencionales para realizar cultivos y la comida más saludable. Actualmente, 10 millones de personas en los hogares rurales están cultivando y consumiendo alimentos biofortificados. Por otra parte, debido a que son de alto rendimiento, los cultivos biofortificados son atractivos para que los agricultores se animen a manejarlos, ya que, entre otras cosas, también son asequibles.

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