Los expertos han hallado que gran parte de los contagiados por coronavirus tenían autoanticuerpos para diferentes antígenos. Además, aquellos que habían sufrido la enfermedad con una sintomatología más grave tenían más que el resto.
Ciudad de México, 14 de diciembre (AS México).- Un estudio publicado este sábado en el portal medRxiv ha afirmado que ciertos autoanticuerpos generados durante una infección por coronavirus y destinados a atacar al interferón de tipo I “perturban la respuesta inmunitaria y alteran el control virológico” de nuestro cuerpo.
Una de las participantes en la investigación ha sido la profesora Akiko Iwasaki, que a través de su cuenta de Twitter señaló que “las personas que los tienen son incapaces de controlar la carga viral comparados con las que no los tienen.
Hay muchas preguntas sin responder ¿Cuánto duran estos autoanticuerpos, qué daño producen, como son inducidos, se dan en la COVID-19 larga?”.
PRUEBAS EN RATONES
A través de un método llamado Evaluación Rápida Extracelular del Antígeno, los expertos han hallado que gran parte de los contagiados por coronavirus tenían autoanticuerpos para diferentes antígenos. Además, aquellos que habían sufrido la enfermedad con una sintomatología más grave tenían más que el resto.
How do we look for autoantibodies against a wide range of self antigens? The @aaronmring lab developed a high-throughput autoantibody discovery technique called Rapid Extracellular Antigen Profiling (REAP) against 2,770 extracellular and secreted proteins “exoproteome” 💪🏼 (2/n) pic.twitter.com/C1AKXJ7F90
— Prof. Akiko Iwasaki (@VirusesImmunity) December 12, 2020
Para validar la hipótesis, los científicos han inducido este tipo de autoanticuerpos en ratones, lo que les llevó a determinar que eran más susceptibles a la enfermedad y muerte causada por el patógeno.
SECUELAS DURADERAS
Con este descubrimiento, se podría dar una explicación sobre las secuelas persistentes en algunos pacientes ya recuperados del contagio. La hipótesis todavía tiene que ser contrastada, pero el análisis puede explicar que los autoanticuerpos sigan generando problemas en el organismo incluso cuando no quede ningún rastro de la enfermedad.