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Arnoldo Cuellar

14/12/2017 - 8:42 am

Típico: tras la empresa fantasma, la campaña negra

El ultimo año de Gobernador de Miguel Márquez está mostrando que los cambios en la personalidad de un hombre que se derivan del ejercicio absoluto y sin equilibrios del poder pueden alterar profundamente su naturaleza previa o, quizá, simplemente develar al barrer con toda hipocresía.

Avilés se estrenó con la contratación de manejadores de comunidades de trolls sextuiteros para impulsar la imagen de Márquez en el escenario nacional. Foto: Especial

El ultimo año de Gobernador de Miguel Márquez está mostrando que los cambios en la personalidad de un hombre que se derivan del ejercicio absoluto y sin equilibrios del poder pueden alterar profundamente su naturaleza previa o, quizá, simplemente develar al barrer con toda hipocresía.

Aquel joven Gobernador preocupado hasta la médula por los excesos de su ex patrón y jefe político Juan Manuel Oliva, hoy parece la estampa de una simulación o una convicción tan débil que se la llevó el polvo de los primeros meses de gobierno.

Las relaciones transparentes con los medios de comunicación, después de los excesos de su antecesor quien reservó como información clasificada el gasto en medios, que bloqueó la publicidad en el diario AM y financió la reaparición de El Sol de León y el arribo de Milenio a esta misma plaza, solo duraron los primeros tres años.

El relevo del periodista guanajuatense Juan Aguilera, por el defeño Enrique Avilés, de la mano de la incipiente intención de Márquez de buscar proyección nacional y gasta la posibilidad de la precandidatura presidencial, cambiaron por completo la tónica de la política de comunicación.

Avilés se estrenó con la contratación de manejadores de comunidades de trolls sextuiteros para impulsar la imagen de Márquez en el escenario nacional, durante un debate posterior a la jornada electoral de 2016.

Esa falta de escrúpulos en la búsqueda de objetivos políticos ya no contó con el reparo de un gGbernador católico y moralino que les pide a los padres de familia que no tengan miedo en golpear a sus hijos si se portan mal, radicando en la blandura de las familias el origen de la ola criminal que azota al estado.

El manejo de la publicidad adquirió un tono de complicidad que se había evitado durante la gestión anterior de Aguilera, quien quizá por eso fue relevado: con Avilés el trato fue: hay publicidad si apoyas al gobierno, si criticas se baja a los mínimos. La llave se abrió aún más ancha para quienes aceptaron criterios editoriales afines al gobierno en sus columnas y programas de opinión.

Esa situación no difiere de la que priva en el resto del país y a nivel nacional, lo que ha hecho que organizaciones como Artículo 19 adviertan de la censura directa e indirecta que significa el manejo discrecional de las partidas de publicidad como un freno a la libertad de expresión, a los derechos de las audiencias a estar informados y a la vida democrática del país y de las entidades federativas.

Sin embargo, mal de muchos no debe ser consuelo. En Guanajuato hay periodistas decididos a romper el cerco informativo que impone la publicidad oficial y, aún con dificultades y presiones económicas, hacer periodismo de investigación y de denuncia ahí donde haga falta.

Ahora que Zona Franca detectó en las cifras de la publicidad oficial de 2017 el crecimiento inopinado de una empresa absolutamente desconocida en el medio, FBM Comercializadora, con un presupuesto superior al de la mayoría de los noticieros radiofónicos y por lo menos similar al de dos diarios, encontrando además que dicha empresa se encuentra enlistada por el SAT en agosto de 2017 como una entidad sospechosa de operaciones inexistentes, se ha desatado una cauda de reacciones que no pueden dejar de ser analizadas a la luz de este panorama.

La primera línea de defensa de Enrique Avilés para justificar la contratación ha sido que la empresa “se encuentra en el padrón de proveedores del gobierno desde 2013”, lo que a sus ojos la hacía totalmente confiable. La segunda fue, después de hablar con al empresa, que se encuentra al corriente de sus enteros fiscales.

Sin embargo, ninguna de esas argumentaciones rebate el cuestionamiento que le deriva a a la empresa de aparecer en una publicación en el Diario Oficial de la Federación, ubicada en la presunción del “supuesto previsto en el artículo 69 – B, párrafo primero, del Código Fiscal de la Federación”.

¿Qué dice ese apartado?. Lo siguiente: “que los contribuyentes señalados en el citado Anexo 1 emitieron comprobantes fiscales sin contar con los activos, personal o infraestructura o capacidad material para prestar los servicios o producir, comercializar o entregar los bienes que amparan tales comprobantes.”

Nada más, pero nada menos. En cualquier gobierno decente y de buena fe, eso debería marcar una luz ámbar que ameritaría la revisión de la empresa. Aquí no es el caso. Enrique Avilés se ha convertido en el abogado defensor de la empresa, la cual repite sus mismos argumentos en desplegados pagados en prensa.

Sin embargo, esos argumentos también se caen. Ahora nos enteramos, por ejemplo, de que la empresa FBM no se encuentra en el padrón de proveedores del Gobierno del Estado, razón por la cual no aparece en las búsquedas que se realizan por Internet en la ventanilla pública de ese padrón. Avilés sustentaba en esa preexistencia el aval de la empresa.

Sin embargo, la situación es peor aún. De acuerdo con el Secretario de Finanzas hay un apartado de la ley de adquisiciones del gobierno que exime a los proveedores del área de comunicación social a estar integrados obligatoriamente en el padrón, lo que incrementa la discrecionalidad con la que se pueden manejar esos presupuestos tan cuestionados.

El hecho de que Avilés se aferrara a esa explicación la pone en evidencia como coartada. Los mismo pasa con el argumento de la constancia de cumplimiento fiscal, que como dice un contador comentarista en la página de Zona Franca: “Esa se la dan hasta declarando en ceros o con saldo a favor”.

Sobre el argumento de que se ha iniciado un litigio para combatir la inclusión en el DOF como presunta empresa fantasma, llama la atención que ocurra hasta ahora, cuando los primeros avisos los tuvieron en julio y la publicación ocurrió el 17 de agosto.

Pero ahora más llama la atención el hecho de que se haya desatado una campaña negra en un medio electrónico de la capital del Estado, el canal de cable TV Guanajuato, propiedad del empresario Jorge Rodríguez Medrano, que se hizo eco de todas las explicaciones de Enrique Avilés para subir un clip a Facebook con el título “Le cierra la boca el SAT a Zona Franca”, la cual recibió inversión para circular como noticia pagada en esa red social.

Pocos medios en Guanajuato se han hecho eco de la investigación de Zona Franca. Señaladamente el diario A.M. que, además, ha aportado elementos nuevos, como el que los socios y funcionarios de esta empresa FBM también manejas residuos de basura en el municipio de Salamanca, con una empresa de características parecidas, lo que no parecen actividades concurrentes. O quizá si.

No ha sido el caso de los medios nacionales, donde organizaciones de la importancia de Aristegui Noticias, Proceso, Sin embargo, Animal Político, Huffington Post México y el portal de investigación Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, validaron la investigación y le dieron cabida en sus espacios.

Así el hecho de que un medio modesto como un canal de cable retome esta historia para poner en duda la investigación y atacar al medio que la realizó no puede ser visto de otra manera que como una acción a trasmano del propio director de comunicación del gobierno del estado, Enrique Avilés, quien con la facilidad que maneja los recursos y la falta de supervisión, o quizá con el apoyo de sus superiores, patrocina estas campañas negras para intimidar al periodismo independiente.

No sería la primera vez. Hace pocas semanas el mismo empresario realizó una campaña parecida para tratar de desacreditar a la revista Newsweek que estrenó su edición Guanajuato con una estremecedora portada sobre el recuento de la violencia en Guanajuato. La principal acusación que encontró Rodríguez Medrano para responder a las cifras contundentes de la publicación fue que se trataba “de una revista extranjera”, como si el chovinismo aún tuviera cabida en una entidad llena de empresas asiáticas, europeas y norteamericanas.

Que el vocero del estado Enrique Avilés arme sus estrategias de defensa, así sea con campañas negras, para salir de la apurada situación en que lo coloca el haber contratado como intermediario de la cadena de medios Organización Editorial Mexicana a una empresa sospechosa de actividad fantasma, puede ser parte del juego perverso entre prensa y poder aceitado por el dinero público, una situación que aunque debe ser erradicada en el futuro hoy por hoy es una realidad vigente.

Sin embargo, que en sus maniobras Avilés cuente con el respaldo de Miguel Márquez e, incluso, como ha llegado a decirlo, del precandidato oficial Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, para evitar una investigación a fondo y lo más transparente que sea posible, eso puede ser peor que un crimen, diría el clásico: sería un error.

Arnoldo Cuellar
Periodista, analista político. Reportero y columnista en medios escritos y electrónicos en Guanajuato y León desde 1981. Autor del blog Guanajuato Escenarios Políticos (arnoldocuellar.com).

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