Ciudad de México, 14 diciembre (SinEmbargo).- Aunque la merecida candidatura del mexicano Alfonso Cuarón, quien aspira al Globo de Oro por Gravity, se tradujo en una euforia mediática que impidió ver al resto de los “nominados”, lo cierto es que no es nuestro admirado compatriota quien tiene todos los boletos comprados para hacerse del galardón.
Es probable que Cuarón tampoco gane el Oscar, de acuerdo a las tendencias de las apuestas y a la valoración crítica de los trabajos postulados.
Siempre puede haber sorpresas, claro está, pero en dicho factor reside casi exclusivamente el destino del cineasta mexicano en la temporada de premiaciones en los Estados Unidos, donde el drama espacial Gravity ha iniciado una más que afortunada carrera.
En realidad, todas las miradas del cine internacional están puestas en el británico Steve McQueen, ex fotógrafo devenido en director con trabajos como Shame, al frente del que estuvo el que es considerado su actor fetiche: el alemán Michael Fassbender, quien obtuvo la Copa Volpi como mejor actor en el Festival de Venecia del 2011 por encarnar a un tipo solitario, atormentado por su adicción al sexo.
Una historia muy distinta, aunque con Fassbender incluido, es la de 12 años de esclavitud, con la que McQueen, nacido en 1969 en Londres, aspira a un Globo de Oro como mejor director y con la que tiene grandes posibilidades de arrasar en la próxima entrega del Oscar.
La película, que la crítica ha calificado de obra maestra, es la que a más premios aspira en diversas categorías del Globo de Oro, al igual que en los prestigiosos galardones que entrega el Sindicato de Actores en los Estados Unidos.
12 años de esclavitud cuenta en la historia real de Solomon Northup, un músico negro que en 1841 es separado de su familia y vendido como esclavo.
El personaje está a cargo del actor británico de 36 años Chiwetel Ejiofor, a quien la prensa extranjera acreditada en Hollywood ha querido también honrar con una postulación a su prestigioso premio anual.
TODOS SOMOS SALOMON NORTHUP
McQueen, que en Shame analizó de un modo perturbador que a nadie dejó indiferente la esclavitud al sexo, cree que es fácil identificarse con el drama del hombre que pierde su libertad y comienza a ser víctima de “la más terrible de las servidumbres”.
El mencionado Fassbender, Brad Pitt (quien ha producido el filme) y Paul Giamatti son las estrellas del cine internacional que se unen a Lupita N'Yongo y el protagonista Chiwetel Eijofor, para narrar la esclavitud sin cursilerías ni maniqueísmos a través de un guión poético construido por John Ridley.
La trama se sitúa dos décadas antes de la Guerra Civil estadounidense y transcurre en las plantaciones del sur estadounidense. La crueldad de Fassbender como un propietario de esclavos se opone a la bonhomía de Pitt, quien ejerce el rol de un abolicionista canadiense que se cruza por fortuna con Northup.
En la cima de su carrera, no es poca cosa mencionar que el aclamado director británico comparte nombre y apellido, sólo por casualidad, claro está, con el desaparecido actor de Hollywood Steve McQueen, un hecho que lo mantiene sin cuidado.
Con Fassbender contó también la historia del militante del IRA Bobby Sands, fallecido durante las huelgas de hambre de 1081 en la prisión de Long Kesh. Fue en la película Hunger, donde se selló además la cercana relación entre el director y su musa.
"Michael es alguien muy directo, simplemente me pregunta y yo le contesto, pero no hablamos demasiado. Si hablas demasiado acabas por no hacer nada, así que nosotros hacemos en lugar de hablar de ello", contó el año pasado al periódico El País.
Por Hunger, el cineasta se llevó en 2008 la Cámara de Oro a la Mejor Ópera Prima en el Festival de Cannes por dicho film.
UN FOTÓGRAFO DE GRAN TALENTO
Aunque ahora es el cine el oficio de sus mayores desvelos, McQueen comenzó su carrera como fotógrafo y fue en dicha profesión donde alcanzó fama y prestigio. En 2003 fue nombrado Artista Oficial de la Guerra de Irak por su vinculación con el Museo Imperial de Guerra y ganó el premio de Oficial de Orden del Imperio Británico.
En 1999 obtuvo el premio Turner por su instalación y exhibición en el Instituto Contemporáneo de las Artes.
Su lenguaje visual es cargado, casi teatral, expresado en planos de larga duración y travelling de movimiento que generan climas claustrofóbicos.
Aunque sin duda su mayor virtud reside en la dirección de actores, un hecho que puede constatarse al comparar el magro desempeño de Michael Fassbender en la desafortunada The Counselor, a las órdenes de Ridley Scott, con cualquiera de sus deslumbrantes actuaciones para McQueen.
SOY PARTE DE LA DIÁSPORA DE LA ESCLAVITUD
Steve McQueen es uno de los favoritos a los Oscar y a los grandes premios del año, como lo demuestran las siete candidaturas al Globo de Oro que acaba de obtener 12 años de esclavitud.
De antepasados africanos, su historia es muy diferente a la de un estadounidense negro, pero también cuenta con la experiencia de la inmigración a Europa, lo que le hizo estar interesado por una historia real que primero creció en su mente.
"Necesitaba hacerlo. De alguna manera, era una urgencia, una necesidad, nunca había visto un filme como este en la pantalla. Necesitaba ver esas imágenes en la pantalla, ver este momento de la historia", explica el realizador en una visita relámpago a Madrid para presentar la que es su tercera película.
McQueen comenzó a pensar en hacer una película sobre la esclavitud y tenía la idea de construirla sobre un hombre libre que es secuestrado y llevado a la esclavitud.
Al ahondar en el tema se encontró con el libro 12 años de esclavitud, que contaba la historia real de Solomon Northup, un hombre libre que vivió en el siglo XIX y que fue secuestrado y convertido en esclavo. "Fue muy extraño, porque era exactamente como yo lo había imaginado. Era idéntico a mi idea, fue como un imán, una locura", explica un expresivo McQueen.
Su filme ya ha ganado el premio de los críticos de Nueva York al mejor director y es como dijimos una de las favoritas para los Globos de Oro y los Oscar, algo que no le quita el sueño al realizador.
¿Son importantes los premios?, "sí y no", reflexiona el director, que asegura: "Hice mi película. Como director quiero hacer mis películas y nunca me planteo la posibilidad de ganar premios; solo contar historias y lo hago lo mejor que puedo". No obstante, "si te dan un empujón, siempre es bienvenido", dice McQueen, antes de añadir: "Estoy muy contento con mi película y lo estaré más si la gente va a verla". Porque lo que realmente le interesa a este artista es arrojar luz sobre temas universales.
"Me gusta la idea de una audiencia colectiva. Una novela es una experiencia solitaria, me gusta la idea de algo que implique a mucha gente, y eso ocurre en el cine". Un medio al que llegó de forma natural en su evolución artística: "El arte era mi objetivo y busqué la forma de comunicarme mejor gracias al cine", dijo.
Con información de efe