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Ricardo Ravelo

14/11/2024 - 12:03 am

Edomex: Entre narcogobiernos y el azote de cuatro cárteles

“Las autoridades mexiquenses ya no pueden alegar ignorancia con respecto a los grupos criminales que están enquistados en ese territorio”.

“El problema del crimen organizado y su violencia no parecen tener fin en el país y menos en el Estado de México”. Foto: Cuartoscuro.

El cambio de gobierno en el Estado de México de nada ha servido. El arribo de la profesora Delfina Gómez al gobierno del estado reactivó la violencia, pues en lo que va de su administración se han perpetrado más de dos mil crímenes. Eso no es todo: El cobro de piso está disparado y sin control. Los cárteles se mantienen de pie pese a que han perdido a sus miembros con detenciones y asesinatos con el cártel de Jalisco, el más poderoso ahora que se alió con La Unión Tepito; Guerreros Unidos, La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios. Todos estos grupos generan violencia de alto impacto y hasta imponen precio a los productos que ofertan los comerciantes, por lo que ya se disparó un fenómeno denominado “La narco-inflación”, provocada por los grupos criminales que exigen pagos de cuotas que van desde los 50 mil hasta los 150 mil pesos, según datos confirmados en las instancias policiacas.

            Durante el gobierno de Alfredo del Mazo, en el Estado de México fueron identificados tres grupos criminales que se disputaban el control territorial en esa entidad, el cobro de piso –hoy en auge –la distribución de drogas y el despojo de propiedades. Estas organizaciones fueron identificadas como La Familia Michoacana, el cártel de Jalisco Nueva Generación y Los Viagras.

Tras el arribo de la profesora Delfina Gómez Álvarez, de MORENA, la entidad cayó en severa crisis de violencia: impera la industria del secuestro, se recrudeció el cobro de piso y lo peor es que los grupos criminales gozan de tanta impunidad que hasta se dan el lujo de imponer precios a los productos de consumo, de ahí que muchos economistas sostengan que en México ya es una realidad la llamada “narco-inflación”, pues los comerciantes se ven obligados a subir el costo de sus mercancías para obtener la cuota –o pago de piso –que les exige el crimen organizado y que, en el menor de los casos, asciende a 50 mil pesos mensuales; el más alto alcanza los 150 mil cada treinta días. El que no paga se muere.

Lo anterior está sustentado en datos oficiales. Y es que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México  (FGJEM) tiene identificados a por lo menos veinticinco grupos criminales que medran con delitos como la extorsión. Uno de los principales cárteles que opera en el Estado de México y que parece tener el mayor control territorial es La Familia Michoacana que lideran Jhonny y Alfredo Hurtado Olasqueaga, quizá una de las duplas criminales más temibles en todo el país. Se caracterizan por ser sanguinarios y por implementar una modalidad de muerte igual que Los Zetas: la decapitación o descuartizamiento de sus rivales. Así han impuesto su ley en la entidad que gobierna la maestra Delfina Gómez.

Las autoridades mexiquenses ya no pueden alegar ignorancia con respecto a los grupos criminales que están enquistados en ese territorio. La FGJEM ha solicitado varias órdenes de aprehensión contra miembros de La Familia Michoacana, estos criminales han declarado ante las autoridades con respecto al control territorial que ejerce ese cártel, lo cual tiene dimensiones insospechadas.

Una de las capturas más relevantes, fue la de José Enrique “N”, a quien en el mundo del hampa se le conoce como “El Nariz”. Este sujeto, según las investigaciones, recibía órdenes de “El H1” y/o “El Flaco”. Este último fue identificado como hermano de los máximos jefes de La Familia Michoacana, grupo que lo mismo impone su ley en Michoacán que en el Estado de México y la periferia de la Ciudad de México.

La Familia Michoacana, aún con todo su poderío, no es un cártel que opere solo: está relacionado con otra organización que las autoridades han identificado como Sindicato Bicentenario. Todo esto salió a flote tras la detención, el 20 de octubre último, de un sujeto llamado Efrén “N”., uno de los líderes del grupo y quien al parecer recibía órdenes de José Alfredo Hurtado, “La Fresa”, uno de los objetivos centrales de las autoridades federales y mexiquenses. La fresa es uno de los líderes de la Familia Michoacana y es uno de los objetivos centrales de las autoridades federales.

Reacomodo criminal

            El problema del crimen organizado y su violencia no parecen tener fin en el país y menos en el Estado de México. Hasta ahora, las acciones de las autoridades mexiquenses han resultado eficaces, por un lado, pero por el otro los grupos criminales se han reorganizado y han cobrado mayor fuerza para apropiarse de territorios, gobernar municipios y disponer de la protección policiaca.

Y es que con la detención de “El Nariz” parece que no ocurrió nada. El cártel de La Familia Michoacana pronto reemplazó la pieza que le faltaba y sigue operando con mucho poderío en esa entidad que, por décadas, fue asiento del llamado grupo Atlacomulco, cuya cabeza principal era el extinto profesor Carlos Hank González.

Las detenciones más importantes que, según la FGJE, iban a debilitar a La Familia Michoacana son las de Gilberto Rafael “N”, identificado en el mundo criminal como “Comandante Márquez”; era miembro de una célula en la que están implicados objetivos que son prioritarios para las autoridades locales y federales.

Este personaje fue acusado de ser líder de un grupo delictivo en el que operaba su cómplice Josué Ramírez Carrera, “El Tuerto”, quien es señalado por las autoridades de Estados Unidos como un criminal de altos vuelos. Al grupo también pertenecía Óscar “N”, alias  “El Pecha”, otra pieza temible

Otras capturas importantes fueron las de Héctor “N”, acusado del delito de extorsión, así como Abraham Andretti “N”, a quien se le acusó de delitos graves. Un hombre más de la Familia Michoacana que fue capturado responde al nombre de Baruc Ramos Gutiérrez. Se trata de un personaje que en julio de este año fue condenado a 43 años de prisión.

Hasta octubre pasado los golpes contra La Familia Michoacana continuaron. A finales de ese mes hubo un enfrentamiento en el municipio de Amanalco. Como resultado del tiroteo fueron capturados catorce miembros de ese cártel. Pero de poco ha servido. Con una rapidez inusitada la organización echó mano de los relevos y nuevamente el grupo está completo.

Esa es la razón por la que en el Estado de México el crimen sigue intacto e impune. De nada sirvió que los miembros de ese grupo delictivo hayan sido aprehendidos. La Fiscalía estatal se encontró con el hecho de que el cártel michoacano se reorganizó en todo el estado y ahora un sujeto apodado “El Flaco”—hermano de “La Fresa” – es identificado por las autoridades como el encargado de operar el cobro de piso en toda la entidad.

De acuerdo con informes de inteligencia consultados, los golpes a las células de La Familia Michoacana derivaron en el hecho de que el grupo delictivo se reorganizara y, así, cobró mayor fuerza en todo el Valle de Toluca y otras regiones importantes de esa entidad.

Todo esto ocurrió cuando el famoso “Flaco”, a quien identifican como hermano de Jonny y José Alfredo Hurtado –“La Fresa” y El Pez”– asumió el control de la organización y reactivó el llamado cobro de piso y las extorsiones en la entidad. En muchas regiones, señalan los informes, este cártel opera con la complicidad de las propias policías estatales y municipales, consideradas una de las más corruptas y temibles del país.

Guerra de cárteles

Dada su cercanía con entidades como Querétaro, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Guerrero, Michoacán y la Ciudad de México, el Estado de México es un lugar bastante codiciado para los cárteles de la droga.

Todo esto ha generado una oleada de violencia que ya ocasionó unos 2 mil 800 crímenes en los últimos nueve meses, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública  (SESNSP).

Informes de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional  y de la Fiscalía del Estado de México reportan que son cuatro grupos criminales los que se disputan el control del estado. Además, hay más de cincuenta células delictivas que también ejercen violencia.

En el Estado de México, sostienen los reportes, operan Los Caballeros Templarios , La Familia Michoacana, Guerreros Unidos y el Cártel de Jalisco.

De estos cuatro, señalan los informes, La Familia Michoacana es el cártel con mayor presencia en la entidad: domina unas 30 demarcaciones en la zona sur.

Dichos informes también establecen que la Familia Michoacana está afincada en municipios como Atizapán de Zaragoza,  Cuautitlán Izcalli, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán, La Paz, Valle de Chalco, Ixtapaluca, Chalco, entre otras.

Los cárteles de Guerreros Unidos y Los Caballeros Templarios, por su parte, operan en el norte y centro del Estado de México, entre otros municipios, en Lerma, Santiago Tianguistenco, Aculco, Zumpango y Ecatepec.

Respecto al Cártel de Jalisco los informes señalan que sus dominios se encuentran en la zona Metropolitana del Valle de Toluca. En noviembre de 2022, la Fiscalía de Edomex presentó varios informes sobre la presencia de los grupos delictivos en la entidad. Ahí se menciona que el llamado cártel de las cuatro letras, es decir, el cártel de Jalisco, selló una alianza con la organización Unión Tepito, que opera en la Ciudad de México, territorio donde las propias autoridades han dicho, una y otra vez, que no hay grupos criminales.

De esta forma, dicha dupla criminal opera tanto en Edomex como en la Ciudad de México, ampliando sus dominios y sus negocios ilegales, entre otros, las extorsiones y el cobro de piso. Este último delito ya es todo un flagelo pernicioso que impacta directamente en la economía formal e informal.

 

APUNTES DEL SUBSUELO

 

            MUY PREOCUPANTE resulta la situación de cientos de empleados federales que trabajan en Segalmex, particularmente en el área de distribución de fertilizantes. Muchos de estos empleados ya concluyen contrato en diciembre y ahora la nueva administración de esa empresa estatal los pretenden mover de territorios y enviarlos a zonas donde los grupos criminales están en guerra. Son los casos de Michoacán y Guerrero, donde los cárteles no sólo desaparecen personas sino que asesinan a quien se les ponga enfrente.

Muchas bodegas de Segalmex que guardan fertilizantes están localizadas en entidades con fuerte presencia del crimen organizado y nula acción gubernamental. Hasta rincones inhóspitos son (o serán) enviados muchos de estos funcionarios que no sólo sufren por el distanciamiento federal sino por los riesgos de ser asesinados o desaparecidos por grupos criminales como Los Tlacos, Ardillos o La Familia Michoacana, afincados en Guerrero, Michoacán y el Estado de México. Las indicaciones de los funcionarios menores de Segalmex establecen que quienes pretendan mantener su fuente trabajo no tienen otra opción más que aceptar las condiciones que les imponen.

En Segalmex se deben corregir muchas irregularidades, la corrupción es una de las más graves, el abuso a los empleados, a quienes les regatean vacaciones y en años anteriores hasta el pago de aguinaldos y viáticos que se embolsan y obligan a los empleados a cubrir, incluso, sus gastos en caso de ser trasladados a otros lugares.

 

 

 

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.

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