Habitantes de colonias en la periferia del Pueblo Mágico, como Paso del Águila, Nueva Hindú y Cerro Azul, viven entre el miedo y la zozobra, azotados por el narcotráfico y la criminalidad organizada que se desarrollan impunemente ante la ausencia de las policías estatales o federales que deben combatirlos. En la FGE tienen identificados a dos cárteles que delinquen en aquella zona: Jalisco y Sinaloa.
Por Alejandro Arturo Villa
Tijuana, 8 de noviembre (Zeta).–La violencia producida por pugnas entre grupos del crimen organizado en Tecate, ha permeado en la vida cotidiana de los ciudadanos. Las zonas conurbadas y serranas del Pueblo Mágico se caracterizan por la carencia de servicios, la pobreza de sus habitantes, el olvido de las autoridades de los tres niveles de Gobierno y la violencia armada.
Al menos dos colonias han sido las principales zonas de criminalidad de alto impacto en Tecate: la Cerro Azul y El Paso del Águila.
De acuerdo con Antonio Alfredo Ortega Felix, director de Seguridad Ciudadana y Tránsito Municipal, los hechos de mayor impacto han tenido lugar en esas zonas, ubicadas en dos accesos importantes al municipio. “En ese sentido ahorita los hechos donde se han suscitado de alto impacto, han sido para el lado de Cerro Azul en la delegación Nueva Colonia Hindú y para este lado de la salida a Tijuana, en El Paso del Águila, pegado al Panteón Renacimiento; ahí hemos tenido algunos incidentes, también pegados al Rancho La Puerta”, dijo en entrevista para ZETA el 3 de septiembre.
De acuerdo con fuentes de la Fiscalía General del Estado (FGE) consultadas por este Semanario, la delegación Cerro Azul es controlada por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), al mando de Danny Isaac Ortiz Covarrubias “El Moreno”; mientras que El Paso del Águila es atormentado por el Cártel de Sinaloa (CS) y su limpia de plaza.
Las detonaciones de armas de fuego se escuchan por la noche cada vez con mayor frecuencia, los habitantes de etas zonas pernoctan escondiéndose de las balas que podrían caer sobre sus techos de lámina y madera. Amanecen con personas desaparecidas, asaltos con armas de fuego, allanamiento de hogares con violencia y extorsiones.
Pese a que estas áreas están ubicadas por parte de las autoridades municipales, la Guardia Estatal de Seguridad e Investigación (GESI), la Guardia Nacional (GN) y por el Ejército Mexicano como zona caliente y de alto índice de violencia, los pobladores denunciaron a ZETA que hay una escasa presencia policiaca y abandono por parte de las autoridades de Tecate.
Las unidades de Seguridad Pública Municipal poco transitan por las calles de estos poblados, aunque el nuevo director de la Policía Municipal afirma que se realizan constantemente patrullajes en ambas zonas, que se atienden los reportes y muchas de las veces no hay denunciantes.
La situación de inseguridad que narraron los pobladores a este medio de comunicación, se suma a la declaración del ex director de la Policía, Mayor Orlando Hernández Porras, quien contó que para entrar a Cerro Azul debía hacerlo con más de una unidad para efectuar los recorridos de seguridad en la zona.
Simplemente en octubre, de los 14 homicidios registrados en Baja California, por lo menos tres ocurrieron en Paso del Águila, mientras que en Cerro Azul se denunciaron balaceras que a la llegada de los uniformados, ya no había rastro del enfrentamiento.
NUEVA HINDÚ, CERRO AZÚL
Luego de recorrer 10 kilómetros de la carretera Tecate-Ensenada, se encuentra la única entrada a Nueva Hindú, la única calle pavimentada que comienza en una gasolinera a la orilla del tramo carretero que conduce al Valle de Guadalupe en Ensenada y a un costado de una tienda de conveniencia.
En la visita de ZETA a la colonia tecatense se pudo observar muy poca movilidad de personas, las casitas de los pobladores y las fábricas de ladrillo con personas trabajando. No hay escuelas de educación básica, tampoco parques o zonas para que los jóvenes hagan ejercicio y los niños puedan salir a jugar. El resto de las calles son pura terracería.
Al entrevistar a los ciudadanos de esta colonia a las orillas del Pueblo Mágico, relataron que viven con mucha inseguridad, con miedo de que les pueda pasar algo a sus familias y con el “Cristo en la boca” cada que suenan detonaciones cerca de sus hogares.
“Vivimos con mucho miedo, porque estamos viviendo una situación muy fea. Trabajamos con miedo porque nosotras no sabemos ni de qué se trata. Ahora toda la delincuencia está muy desatada, apenas el fin de semana pasado hubo una balacera muy fuerte, duró casi una hora y media”, declaró una de las vecinas.
La habitante de Nueva Hindú añadió que el fin de semana sucedió una balacera que comenzó a las 24:50 horas y concluyó a las 01:00 horas del domingo. La presencia policiaca y de militares se manifestó hasta las 03:00 horas, sin que hubiera detenidos.
Esa noche, como las de los últimos tres meses, la hija de la entrevistada no pudo dormir por cuidarse ella y su hijo de las balas que se disparaban entre los criminales, “Tuve que estar de un lado a otro de la casa con mi niño, porque no sabíamos por dónde estaban saliendo los balazos ni por dónde nos podría caer alguno, hasta que nos metimos debajo de la cama”, expuso.
Una mujer de alrededor de 60 años denunció que en la zona “falta mucha seguridad, falta que se den una o dos vueltas los soldados, o una caseta de los militares, todo está muy aislado, pides una patrulla y se tardan mucho, nos dicen que la tuvieron que traer el Valle o del centro de Tecate, porque aquí no hay”, dijo.
“A veces pides una patrulla y te dicen que hay que pedirla al Valle y se tardan mucho en llegar, hasta dos horas. Necesitamos una estación de Policía o mayor presencia de militares, porque no estamos seguros, no nos sentimos tranquilos. Estamos en tierra de nadie”, urgió.
En ello coincidió un hombre de la tercera edad que habita en el Ejido Nueva Colonia Hindú. Tiene miedo de salir de su rancho por dos razones: que le roben o le den un “levantón”, y que los policías “seguido detienen a los ciudadanos y los extorsionan”.
El habitante continuó:
“Tengo un ranchito acá arriba y me da miedo salir porque ahorita a un señor que venía bajando lo detuvieron y le quitaron la camioneta. Luego uno va aquí a la ‘gotera’ y nos paran los policías y nos quitan la ‘feria’. También duermo con miedo de salir porque lo pueden ‘levantar’ a uno por nada”.
En su caso, nunca había escuchado “tanta balacera por las noches, como apenas, hasta el sueño se me quita. Yo pensaba que por la mañana habría una matazón, pero no hubo ni un muerto, ni un cadáver, se oían balazos hasta como de tres armas diferentes y no dejaron huella”.
Por último, otro hombre de mediana edad, indicó que a su percepción, los criminales de “la mafia” protegen a los adultos mayores y a las familias tranquilas del poblado, porque a los rateros o foráneos que llegan a querer delinquir, los matan con armas de fuego; aseveró que se siente más protegido por los generadores de violencia que por la Policía.
“La mafia nos cuida a las personas tranquilas de los rateros, porque ellos son los que los acaban, porque los policías les quitan el dinero a los ‘ratas’ quesque para protegerlos. Sentimos a veces mayor seguridad con ellos que con los policías, porque luego uno sale con su camioneta y lo paran a uno, y nos tumban ‘feria’ para dejarnos ir”, finalizó.
EL PASO DEL ÁGUILA
Sobre la Carretera Libre Tijuana-Tecate, casi a la altura del Panteón Renacimiento, se ubica El Paso del Águila, una zona semi industrial con un par de maquiladoras y fábricas de material de construcción. Los vecinos viven divididos a la mitad por el tránsito vehicular que se dirige al centro del Pueblo Mágico o van de salida.
Al igual que en Nueva Hindú, sólo hay un acceso pavimentado y las callecitas que llevan a las zonas habitacionales de ese extremo del municipio. Su ubicación es favorable para emprender huidas a destinos que no son Tecate: se puede salir a Tijuana, a Ensenada, a Valle de las Palmas y a la colonia El Niño.
Los criminales tienen la visión de quién entra y sale del poblado. Ingresa algún auto o unidad de las dependencias de seguridad y se oyen chillidos que se convierten en alerta para quienes se encuentran en el interior de la demarcación. El control de esta zona, de acuerdo con fuentes de la GESI, lo tiene el Cártel de Sinaloa en colusión con el Cártel del Sombrero.
La violencia se focaliza entre Rancho la Puerta y las instalaciones de la Academia de Policía, ubicada frente al Parque Industrial El Bajío; los vecinos que quedan en este lugar contaron a ZETA la desesperación de ser ignorados por la FGE y la Policía Municipal, ante los abusos que los criminales han estado cometiendo en su contra.
Desde hace tres meses, este Semanario ha documentado privaciones ilegales de la vida y despojos de ciudadanos que habitan la zona del Paso del Águila. Los afectados comunicaron que casi 30 familias han tenido que migrar a otras latitudes por el acoso e inseguridad que han instaurado hombres armados.
Una familia relató cómo han sido orillados a dejar su patrimonio porque no hay condiciones de seguridad para vivir en dicho lugar, durmiendo en hoteles o en casas de familiares en otros municipios. La familia tiene un hijo menor de edad que hace música, el padre de familia es trabajador de obra, y la madre, trabajadora del hogar.
Una tarde luego de una presentación, su hijo regresó a casa. Cuando bajó de la camioneta que usa para transportar su equipo, un comando armado de seis personas con chalecos antibalas llegó a bordo de una camioneta pick-up blanca. Amagaron al joven con sus armas de fuego, le pedían las llaves de la casa y en su intento terminaron huyendo con el teléfono del menor.
“Encañonaron a hijo mientras le decían: ‘¿Para quién trabajas, a qué te dedicas? ¿Qué haces?’. Mi hijo les contestó: ‘Somos músicos, nosotros no trabajamos para nadie’. Uno de los sujetos le dijo ‘¡Entrégame tus cosas y abre la puerta!’, pidiéndole a mi hijo que abriera la puerta de la casa, a lo que él le respondió ‘No tengo las llaves’. Entonces le arrebataron el celular a mi hijo y los sujetos se fueron corriendo por el túnel que está bajo la autopista”, narró la madre en su denuncia presentada ante la FGE.
Esta familia ya es una de las últimas que faltaban por irse de la zona. La mayoría de las casas tienen lonas con leyenda de “Se vende”, otras están invadidas y han sido convertidas en picaderos, narcotienditas y refugio de delincuentes. Los días posteriores a este incidente la familia tuvo que vivir entre cuartos de hotel, la camioneta y los hogares de sus familiares que les ofrecían posada.
“La mayoría de los vecinos ya se fueron porque hace dos semanas llamaron al 911 y al 089 para reportar un robo con lujo de violencia. Los sujetos tenían metralletas y despojaron a un joven de su celular después de amenazarlo y tratar de entrar a la casa de él. La mamá se dio cuenta y llamó a las autoridades, pero nunca vinieron, sólo una patrulla municipal llegó, pero nunca se metió hasta donde sucedieron los hechos. Más de 40 llamadas hicieron entre varios vecinos al 911 y 089 y jamás volvió a llegar alguna autoridad”, lamentó uno de los vecinos.
LAS VÍCTIMAS DEL CRIMEN
De acuerdo con la Fiscalía Especializada en Delitos contra la Vida de la FGE, desde las capturas de Flavio Roberto Ortiz Muñoz alias “Basuras” y/o “Flavio” -presunto líder de sicarios del CJNG-, realizada el 8 de julio por elementos de la GESI y la Secretaría de Marina en las inmediaciones de la colonia Nueva Hindú en Tecate; y de Ismael Gómez Sierra “El Chiquilín” ex policía municipal identificado como el número dos dentro de la estructura criminal de Jalisco en Tecate -Nueva Generación en Tecate (el 6 de julio en Ensenada), Danny Isaac Ortiz Covarrubias “El Moreno” quedó a cargo de la plaza.
Desde ese momento fueron asesinadas seis personas en las zonas periféricas al centro de Tecate; entre los homicidios destaca el de Víctor Ismael Munguía Tapia, quien laboraba en el Ayuntamiento y se presume estaba relacionado con el CJNG. Fue abatido el 23 de julio a las 20:15 horas, en la calle Coahuayana y Callejón E de la colonia Lázaro Cárdenas.
Otros de los ejecutados fueron Juan Manuel López Bustamante, desempleado al momento de su muerte, quien de acuerdo con la FGE, no tenía relación con algún grupo delictivo; Juan José Torres Aispuro, pensionado de Estados Unidos y sin vínculos con el narcotráfico; Francisco Javier de la Torre Espinoza, desempleado sin relación con algún grupo delictivo; Rafael Amador Carrillo, trailero y sin nexos con la delincuencia organizada; y Ramón Heriberto Espinoza Gutiérrez, un mecánico que tampoco estaba ligado con algún grupo criminal.
En cuanto al Paso del Águila, la FGE logró la detención, el 30 de julio, de Víctor Manuel Alvarado Verdugo y Diana Razo Lerma por los delitos de privación y violación equiparada; mientras que el 14 de septiembre capturaron a José Alonso Fuentes Ávila, Alexander León Almada y Mario Ramsés López Casamayor, por privación y allanamiento de morada en Rancho Martín Kilómetro 7.9, en El Paso del Águila.