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María Rivera

14/10/2020 - 12:03 am

El discurso

Sí, es que nosotros no somos como ellos, no señor, nosotros no somos iguales, servimos al pueblo, todo cambió, estamos en la cuarta transformación.

Simpatizante del Presidente Andrés Manuel López Obrador en el Zócalo el 26 de septiembre. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.

“Todos son corruptos. Todos los que protestan, todos los que critican, todos los que se quejan tenían privilegios indebidos. Eso motiva sus críticas, son ladrones. Son los que robaron al país. Y son muchos, no saben cuántos, levantas una piedra y aparecen, son la sociedad civil, son las feministas violentas, son los que se dicen defensores de derechos humanos, son las víctimas, tenemos que decirlo, con pena, pero esos son. Son defensores de sus tierras también, son periodistas que se quedaron sin chayo, son medios inmundos, son científicos y académicos transas, son la reacción al verdadero cambio, porque todos tienen colas que les pisen. Todos recibieron algo, todos dejaron de recibir algo. Todos. No deben hablar, los que recibieron algo del Estado. Deben quedarse calladitos, incluso aunque no hayan recibido nada, es mejor que no hagan bromas, nada de comparar al vestido de la ––– con un flan. Nada de flanes, ni chocoflanes, ni gansitos, ni pingüinos. El castigo caerá sobre ellos. Aquí nadie se mofa de la familia de ––– ni del hijo de ––– nada de comparaciones de mal gusto, de privilegiados, esos que moderen sus redes, que no hagan bromas. Que les cierren los restaurantes. Hagamos un boicot, ¿cómo se le pudo ocurrir hacer un meme? ¿En serio les hace gracia que se burlen de un precioso vestido? No, nada de comparaciones gastronómicas, qué flan ni que nada. Al cabo, los perseguiremos, encontraremos exactamente por qué no aman a la cuarta transformación, ándale, búscale, algo tendrán, hay que buscar, ándale, a ver si aparece algo en Google, que le hayan dado. Todos son corruptos, todos tienen agenda, intereses. Todas sus críticas quieren golpear al Presidente, a nuestro presidente, nuestra cabecita de algodón. Miserables, golpistas, todos son frenaa, todos. Allí viene la derecha a arrebatarnos lo que es nuestro, pero no saben que tenemos 30 millones de votos, esto ya cambió para siempre, somos senadores y les avisamos, váyanse aguantando. Les avisamos. Nosotros somos el pueblo. Nosotros somos el pueblo bueno. Somos buenísimos, somos puros, somos la esperanza de México. Por eso, juzgaremos a los expresidentes, les haremos piñatitas. También, por eso estamos ya ganando, ya no hay Glorieta de Colón, ya no hay Colón. Porque nosotros somos puros, somos los pueblos oprimidos, masacrados por los conquistadores: nada de mestizos. Así mismito, o estás con la cuarta o eres su enemigo. No hay medias tintas, ni lealtad a medias. La lealtad es ciega, la obediencia también. Que pidan disculpas, sí, que nos pidan disculpas. Todos. España, la iglesia católica, que nos devuelvan el penacho de Moctezuma. Este es nuestro momento, el régimen ya cambió. México es nuestro. México realmente es nuestro, no de los fifís. Los otros se pueden ir yendo del país. O quedarse en una esquina calladitos. Sabemos de sus transas, den gracias que nos los fusilamos en el Cerro de las Campanas, la verdad, solo se las metimos doblada, camaradas. Somos el futuro de México, porque estamos felices, felices, felices. En el trapiche, en el campo, en las ciudades, no aspiramos a más que un par de zapatos. Gracias, señor presidente, por venir a visitarnos, ponernos a construir nuestros caminos con nuestras propias manos que ni teníamos trabajo, tan bonitos, piedra a piedra. Gracias por ponernos a cuidar a nuestros propios hijos, dejarnos sin guarderías. Porque nosotros no somos drogadictos, ya ve como acaban. Los pobres drogadictos, con la vida destrozada, inservibles, basura humana, como dicen en el radio. Por eso aquí ya no hay masacres, ahora que vivimos en este tiempo. Se acabaron las violaciones a los derechos humanos, ya no hay ejecuciones ni desmembrados ni desaparecidos. Ha amanecido nuestra nueva era. El amanecer es límpido. Volveremos a nuestras viejas tradiciones, no necesitamos vínculos con la ciencia del exterior, tanto dinero tirado a la basura en proyectos inútiles. Tenemos una cultura milenaria, maíz, herbolaria; tenemos códices, tenemos textiles… es una barbaridad, ¿para qué queremos esos artistas?, ¡tenemos huipiles y guayaberas! Tenemos caracoles, tenemos selvas, tendremos a Dos Bocas y al Tren Maya. Tenemos, además, muchos militares cuidando puertos, aduanas, calles, casas, parques, tenemos leyes para meter a cualquiera a la cárcel antes de juzgarlo, ¡tenemos seguridad! Toda la culpa la tienen las empresas extranjerizantes, las bebidas azucaradas, por eso nos morimos con la COVID-19, por eso. Por gordos, diabéticos, enfermos, pero eso es responsabilidad de lo que nos hicieron. Nosotros éramos muy saludables hace unos siglos, antes de que nos colonizaran el paladar. Qué bueno que ya se fue Colón y se quedó López-Gatell. Ese héroe, ese científico. Ese enamorado. Nadie mejor que él para domar a la pandemia. Afortunadamente, nos afectó tan poco, ¿se imaginan qué hubiera pasado si los corruptos hubieran estado en el poder? Por eso ni escucharlos, son malos, tienen intereses, nomás quieren molestar. Qué mala suerte, la COVID, la verdad. Pero hicimos lo mejor. Miles de camas, conseguimos, podemos enfermarnos con tranquilidad. Pero además la gente tiene la culpa, no se cuida, no guarda sana distancia, que es el método más importante para no enfermarse. No, esos cubrebocas ni sirven, o sea, solo a veces. Lo importante es el metro y medio. Para eso sirve la ciencia no-neoliberal. Por eso, qué bueno que acabaron con la corrupción de los fideicomisos: ahora su apoyo les llegará directo, sin intermediarios, nadie se lo robará en el camino. Malvados ladrones, llevan años, décadas, robando. Esos ni son científicos ni artistas, son puro chanchullo. Sí, es que nosotros no somos como ellos, no señor, nosotros no somos iguales, servimos al pueblo, todo cambió, estamos en la cuarta transformación”.

 

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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