¿Mujeres al poder?

14/10/2013 - 12:01 am

El pasado viernes el Presidente Peña Nieto conmemoró el 60 aniversario del derecho de las mujeres a poder votar y ser votadas –adelantándose unos días, ya que la fecha precisa es el 17 de octubre–.

En dicho acto el Presidente hizo especial hincapié en el papel clave de la mujer. “La mujer mexicana tiene un sitio de honor en la historia nacional”, dijo el mandatario y reconoció que “su incorporación a la actividad política les abrió paso a otras actividades esenciales para su desarrollo profesional, personal y patrimonial. Al hacer valer su voto, hicieron valer su voz. Al decidir por quien votar, comenzaron a definir la agenda nacional”.

Asimismo, el titular del Ejecutivo firmó una iniciativa para reformar la ley electoral con la finalidad de que la mitad de las candidaturas para el Senado y la Cámara de Diputados –incluidas las suplentes– tengan que ser ocupadas por mujeres. De tal forma, se persigue dar un paso más hacia la paridad de género en materia electoral.

Como atinadamente relata Javier Aparicio en su colaboración de este fin de semana, las cuotas electorales en México datan de 1996. En ese entonces se obligaba que al menos el 30 por ciento de las candidaturas fueran para mujeres. El problema es que no se hacía distinción entre candidaturas propietarias y suplentes; el resultado fue que nuestra clase política –dominada por hombres– le diera la vuelta a la norma y la gran mayoría de mujeres ocuparan el lugar de suplentes.

En 2002 se obligó a que ese 30 por ciento fuera en candidaturas propietarias, tema que se amplió al 40 por ciento en el 2008 (quedando exentos de dicha cuota los distritos en que los partidos llevaban a cabo elecciones internas). Luego vivimos el escándalo de las “juanitas”: aquellas legisladoras que al poco tiempo de tomar posesión, renunciaban para dar paso a su suplente, un hombre. Tuvo que ser el Tribunal Electoral el que prohibiera esta práctica, al declarar que tanto candidatos propietarios como suplentes tenían que ser del mismo sexo.

El resultado fue que la presencia femenina en las Cámaras legislativas se incrementó de forma importante. Se pasó de un 28 por ciento (en el 2009) al 37 en 2012. En la actual Legislatura hay 44 senadoras y 187 diputadas. El número más elevado en la historia parlamentaria de este país.

Todo ello no es una simple cuestión de números. Con una mayor presencia femenina en los centros en donde se toman las decisiones trascendentales, se van a incluir otros temas y otros enfoques en la agenda nacional. Cuestiones que –lejos de la simple disputa por el poder– tengan que ver con la igualdad y con el día a día de las familias.

Como dijo una vez Michelle Bachelet, cuando una mujer entra en política, la mujer cambia; cuando muchas mujeres entran en política, cambia la política.

Ese es el objetivo. Un objetivo en el que todos –mujeres y hombres– saldremos ganando.

Twitter: @jose_carbonell

http://josecarbonell.wordpress.com

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