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Susan Crowley

14/09/2024 - 12:03 am

El arte sale del closet

El mundo ha cambiado. Como lo expresara Kierkegaard, lo más profundo del ser humano es lo que toca nuestra esencia y pulsiones. El artista vive en una religión llamada arte y en el acto permanente de amor con el misterio de la creación.

Para Soren Kirkegaard, en el ser humano existen tres estadios en los que se manifiesta lo insondable: la religión, re ligare, que convoca las fuerzas primigenias de la naturaleza elevándolas a lo sagrado. El amor, en el que se expresa de manera sensual el erotismo. La tercera es el arte. Plasmar lo que ocurre en el interior, viajar al inconsciente con la posibilidad de extraer de ahí la materia con la que se ha de crear. El arte es la intención primaria. Gesto y continuidad de una idea, proceso de dar a luz un objeto. El pensamiento y el inconsciente cobran forma, espacialidad y tiempo en la creación artística.

No importan las trabas sociales, institucionales o políticas de la historia, el artista traduce en imágenes únicas e irrepetibles nuestro devenir. Los arquetipos que habitan en el inconsciente y, que según Carl Jung son comunes a todos, son transformados por el artista en expresión. Un cuadro, una escultura o una instalación; un cuerpo en movimiento performático o dancístico; el sonido, son concreción a partir de la exploración interior. ¿Hasta dónde llegan los límites en los que el artista pueda horadar? Como dice Louise Bourgeois, es un don, también una maldición, entrar y salir del inconsciente para poder contarnos qué es lo que pasa ahí adentro.

La creación artística trata de pulsiones, sensaciones, emociones, sentimientos, que deben ser materializados. Trata también del ensayo y el error. Es una crónica puntual de la sociedad. Presencia que implica lo humano pero que va más allá de lo humano. Continente en el que se vierten los claroscuros que todos llevamos dentro. Ahí se guardan los secretos, los miedos y los deseos. Por eso la obra de cada artista es única, irrepetible y tiene su propio ADN.

Los siglos en los que el arte fue jerarquizado como una disciplina de la belleza, se ciñeron a un canon limitado. Con el dominio de la Iglesia el arte se concibió como una revelación; con los mecenazgos, un encargo al gusto del mejor postor. Más adelante primero la Academia y luego las vanguardias, determinaron una estética que hablaba de ciencia y modernidad. La obra seguía al servicio de otras jerarquías.

El Siglo XX ha sido marcado por dos guerras mundiales seguidas de crisis políticas, confrontaciones, extremismos. Una descolonización que causó estragos sociales y ambientales. La división del mundo en Norte y Sur global, dejando al segundo la pobreza e indefensión delante de los monstruos económicos. Una lucha por la liberación de las minorías. El artista caminó de la mano de esta era de cambio. Subversivo por naturaleza, desafió al poder, a los prejuicios y a las imposiciones. Se convirtió en un activista fiero y usó su capacidad expresiva como herramienta de la lucha social. Rabioso contra la injusticia, a partir de los años sesenta convirtió su práctica en una bandera.

El daño ambiental, la represión en contra de grupos nativos, de la comunidad queer y de quienes son vistos como outsiders, modificaron la intención del artista; su ejercicio ha creado otros paradigmas. Ya no es un pintor de escenas idílicas, es el gestor de una mirada al mundo urgido de ser atendido. Habiendo logrado un espacio para la inclusión e imponiendo la diversidad de género, la agonía de la naturaleza, de las etnias y grupos originarios se ha convertido en lucha prioritaria. Con la pandemia los artistas abrieron un campo visual que afirmó la importancia de su participación. En el encierro, se sumaron a esta pausa mundial que obligó a nuevas reflexiones. Con el avance de la tecnología, valiéndose del cine, la fotografía, el video, pero también de las artes consideradas menores o incluso artesanía: el tejido, el bordado, la cerámica la pintura vernácula, retratan al mundo desde una perspectiva de consciencia, de otredad, empática a las voces que no han sido escuchadas. Documentalistas, arqueólogos, recuperadores de esencias que están dispuestos a excavar en los temas que visten de belleza y sutileza, confiriendo al espectador la inteligencia suficiente para no caer en obviedades. A continuación, cito tres ejemplos cuyo trabajo muestra la lucha que exalta el humanismo, la inteligencia y la dignidad.

Miguel Ángel Rojas, colombiano cuya obra aborda diversos temas, entre ellos la homosexualidad y el conflicto armado de Colombia. Con matices habla de la experiencia del cuerpo masculino. En su serie fotográfica El Emperador, retrata su experiencia dentro de salas de cine que sirvieron como sitio de encuentros sexuales ilegales entre hombres en la década del setenta. Se trata de impresiones en blanco y negro en las que solo se distinguen los contornos de cuerpos. El Negro, es una serie de retratos de cuerpos masculinos borrosos vistos a través de una lente reducida que nos obliga a actuar como voyeristas. Perversidad y asombro ante las acciones llevadas a cabo. El título hace alusión a la ascendencia africana de los protagonistas. Una forma de exhibir estas otras diversidades.

Para Manauara Clandestina, la práctica colaborativa exalta los procesos de la comunidad travesti (transgénero local) de Brasil. Migranta, es un diario en construcción en el que va agregando diferentes situaciones a lo largo de su trayectoria que manifiestan la identidad y las relaciones comunitarias de la artista. Relatos sobre el travestismo, la ecología las desigualdades económicas, el trabajo, la religión, la violencia, la intimidad y el afecto, proponiendo interacciones entre todos estos temas.

Sebastián Calfuqueo, artista chileno, es originario de la cultura mapuche. Cruza los roles de género con las prácticas espirituales. Las Machi, mujeres veneradas en sus comunidades como curanderas y guías espirituales que simbolizan un puente entre lo terrenal y lo divino han sido ignoradas. En un video, mientras se viste como las Machis, el artista relata hechos relacionados con ellas con la intención de salvar la identidad que fue salvajemente borrada por los conquistadores. Sin duda una lucha que incluye género, historia, cultura y ecología.

Las comunidades LGBTQ+ han salido del closet para ejercer el control, convirtiéndose en un referente mundial: la forma de concebir el arte de la liberación y colocarse como potencia en los mercados. ¿Cómo ha sido la lucha queer en las calles, en las familias, en la sociedad? Al paso de los años ha conquistado una forma distinta de ver el arte. Es un terreno ganado en el que triunfa el humor y la irreverencia. Esa comunidad impulsa un nuevo pensamiento. Es leer al mundo a partir de los procesos de poscolonización, de los territorios que han sufrido el efecto de los cambios ambientales, consecuencia de los abusos imperiales. Lo no binario, en un mundo que vive a través de la mirada binaria. Cuestionar y hacer una crítica a partir de las desigualdades de raza, genero, clase social y etnias, entre otras.

El mundo ha cambiado. Como lo expresara Kierkegaard, lo más profundo del ser humano es lo que toca nuestra esencia y pulsiones. El artista vive en una religión llamada arte y en el acto permanente de amor con el misterio de la creación. Reúne esos tres estadios y los concreta. Nos ayuda a ver y entender esos otros universos que se nos escapan y a los que tenemos acceso si no es por su obra. Miguel Ángel Rojas nos ofrece observar a través de la mirilla, Sebastián Cafulqueo o Manauara Clandestina nos invitan a ser parte de una consciencia que inicia por ser queer, pero que arropa a todas las diversidades y con ello ve al futuro sin olvidar el pasado. El arte tiene ese privilegio y esa es su responsabilidad. Su relato se convierte en fuente de inspiración y lucha de las muchas otras causas que aún hay que revisar; esas que también deben ser escuchadas. @suscrowley

Susan Crowley
Nació en México el 5 de marzo de 1965 y estudió Historia del Arte con especialidad en Arte Ruso, Medieval y Contemporáneo. Ha coordinado y curado exposiciones de arte y es investigadora independiente. Ha asesorado y catalogado colecciones privadas de arte contemporáneo y emergente y es conferencista y profesora de grupos privados y universitarios. Ha publicado diversos ensayos y de crítica en diversas publicaciones especializadas. Conductora del programa Gabinete en TV UNAM de 2014 a 2016.

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