La película retrata el nacimiento de la banda en 1970 y la transformación del adolescente Farrokh Bulsara en el ídolo Freddie Mercury. Además repasa los principales éxitos del grupo y revela cómo fue la creación de “Bohemian Rhapsody”, el revolucionario tema que cambió sus vidas y la historia del rock.
Madrid, 14 de septiembre (EFE).- Rami Malek resucita al legendario Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, un biopic sobre el líder de la icónica banda Queen, donde el actor se funde con su personaje: “Lo más importante para mí fue reconocer su atrevimiento, su audacia en el escenario, pero también su vulnerabilidad”.
“Me atrapó su sentido de la travesura. Era como un niño, siempre con una especie de sonrisa maliciosa. Su modo de tomarse todo con cierta filosofía”, afirma en declaraciones a Efe Malek (“Mr Robot”), quien destaca por encima de todo las “ganas de diversión” del artista.
El actor visitó hoy Madrid acompañado de Gwilym Lee, el actor inglés que se transmuta en Brian May, el guitarrista de la banda, para apoyar ambos a una cinta que se estrenará en España el próximo día 31 de octubre y a partir de noviembre en todo el mundo.
La película comienza con el nacimiento de la banda en 1970 y la transformación del adolescente Farrokh Bulsara en el que sería ídolo de masas e icono gay mundial Freddie Mercury, y llega hasta el mítico concierto Live Aid de 1985.
Tal vez por eso, ese aspecto de la cinta ha sido criticado, ya que enfoca la vida sexual del artista a su relación con Mary Austin, su novia de la infancia y heredera tras su muerte, para disgusto de los protagonistas.
“Sabíamos, y lo pensamos de manera colectiva, que había que reflejar aspectos difíciles de su vida, los retos, las dudas y también los éxitos. Pero tras conocer a Freddie con todas las investigaciones que hice -apunta Malek– creo que hablamos de un hombre muy perfeccionista que quería celebrar la alegría de la vida; divertirse, ante todo y sobre todo”.
“Creo que él hubiera querido una celebración de su vida, eso es lo que hace valiosa e importante esta película”, señala Malek. Lee añade que Mercury “no quería que nadie le definiera su sexualidad, ni ser el chico del póster del sida. Está claro que formaba parte de su vida, pero es algo mucho más complejo que eso”.
La cinta repasa los principales éxitos del grupo -con la ayuda en la producción de dos de los integrantes de Queen-, desde “Somebody to Love” o “Don’t Stop Me Now”, pasando por “Crazy Little Thing Called Love”, o “We Are the Champions” y desvela cómo fue la creación de Bohemian Rhapsody, el revolucionario tema que cambió sus vidas y la historia del rock.
Malek se mimetiza con Mercury con ayuda de unos dientes postizos, pero sostiene los primeros planos desde sus ojos azules.
“Era inevitable lo de los dientes porque hay una vulnerabilidad asociada a esos dientes grandes; de hecho se reían de él cuando era niño por eso y era algo que necesitaba capturar. Pero mis ojos eran ventanas, con lentillas -explica- perdía la conexión, no solo con los otros actores, sino con la audiencia, así que preferí no cambiar mis ojos”.
La película estuvo rodeada de polémica en sus orígenes, primero por el abandono, antes de empezar, de Sacha Baron Cohen en el papel de Mercury y después por el despido del director Bryan Singer, sustituido casi al final por Dexter Fletcher que se encargó de cerrar el filme.
Además de una impecable banda sonora, que cuenta con sonido real del reparto, la película destaca por las concienzudas transformaciones de los actores, además de Malek y Lee, del resto del grupo: Joseph Mazzello como el bajista John Deacon y Ben Hardy en el papel del batería Roger Taylor.
Lee explica a Efe que, para interpretar a May, empezó por “la apariencia, la voz, sus gestos; estudié muchísimas entrevistas, vi muchos conciertos y analicé puntos externos de sus movimientos. Eso me llevó al interior, a ver su comportamiento en el escenario ante miles de personas. Eso me llevó a entender la parte íntima”, señala.
“La secuencia en la que tocamos ‘Another one bites the dust’ -ya éramos bastante buenos con los instrumentos a esas alturas-, no teníamos la base grabada como en las anteriores canciones: ahí supimos que realmente lo teníamos, éramos un grupo”, recuerda Lee.
“Nos sentimos muy bien tocando esa música de verdad, en esa escena. Nos sentimos parte de la historia, estábamos creando la canción al mismo tiempo que avanzábamos y eso fue algo que ocurrió de verdad”, enfatiza Lee.