Mientras que los ambientes verdes aumentan el funcionamiento cognitivo, la contaminación ataca directamente a nuestras funciones cerebrales y merma la inteligencia, tal y como demostró un estudio realizado en China.
Por Andrea Núñez-Torrón Stock
Ciudad de México, 14 septiembre (Ticbeat/SinEmbargo).- La contaminación y el cambio climático están acabando con los baobabs africanos, podría provocar el derrumbamiento de monumentos icónicos como el Taj Mahal y también nos está, literalmente, matando.
De hecho, un 16 por ciento de las muertes a nivel mundial están vinculadas a la contaminación. Ahora, una nueva investigación subraya que, además de agravar y potenciar problemas cardiovasculares, infartos y cáncer de pulmón, la polución merma nuestros niveles de inteligencia.
China se trata de uno de los países más contaminado en la Tierra. Allí se realizó una investigación acerca de este nuevo y preocupante efecto secundario de la contaminación, responsable de la reducción de las capacidades cognitivas de las personas. A medida que envejecen y afectando especialmente a los varones con menor nivel educativo, este mal resulta cada vez más perjudicial para la población expuesta a los altos índices de contaminación del aire.
El informe advierte sobre los elevados costes económicos y de salud, ya que las personas mayores se ven afectadas y ralentizadas tanto “para hacer recados diarios como para tomar decisiones de alto riesgo”. La contaminación incide especialmente sobre las tareas que requieren capacidades verbales y matemáticas. Puedes consultar el estudio en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
No es el primer informe que pone el dedo en la llagada sobre los efectos adversos de la contaminación en las funciones cognitivas: por ejemplo un trabajo reciente demostraba que el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la cubierta de un avión reduce la capacidad de los pilotos de trabajar y reaccionar de forma tan eficaz como de costumbre y otra investigación apuntaba a un vínculo inverso entre la exposición de una madre a los contaminantes y la inteligencia de un niño a los cinco años.
El efecto opuesto también fue estudiado, ya que diversos análisis revelaron que las oficinas verdes estimulan la productividad y aumentan el funcionamiento cognitivo. También se sabe con certeza que la proximidad a los espacios verdes aumenta la capacidad de atención de los niños e incluso mejora el sueño. Lo que resulta evidente es que, a pesar de nuestros constantes avances tecnológicos, nuestra dependencia de la naturaleza es inherente a nuestra condición humana, y deberíamos depositar todos nuestros esfuerzos en cuidarla.
En torno a los elevados niveles de contaminación existentes en China, estos provocaronque surjan propuestas como la construcción de la primer ciudad forestal del mundo para luchar contra el calentamiento global, con capacidad para acoger a 30 mil personas y que albergará 40 mil árboles y un millón de plantas de 100 especies distintas. Esta afrontará el reto de la autosuficiencia energética con fuentes renovables unido al desafío de aumentar la biodiversidad y reducir la contaminación del aire en las áreas urbana.