Huth alega que Bill Cosby abusó de ella en 1974, cuando tenía solo 15 años, en la Mansión Playboy de Chicago (propiedad de Hugh Hefner, fundador de la revista Playboy), y este viernes presentó un informe policial formal en Los Ángeles.
Ciudad de México, 14 de agosto (RT).- El comediante y actor estadounidense Bill Cosby vuelve a tener problemas con la ley por un caso de agresión sexual pocas semanas después de salir de la cárcel. Por primera vez desde junio, cuando fue liberado de un penal de Pensilvania, sus abogados, Jennifer Bonjean y Michael Freedman, se han dirigido a un juez de la Corte Superior de Los Ángeles en relación con el caso de Judy Huth, que acusa al actor de haberla violado décadas atrás, cuando era menor de edad.
Huth alega que Bill Cosby abusó de ella en 1974, cuando tenía solo 15 años, en la Mansión Playboy de Chicago (propiedad de Hugh Hefner, fundador de la revista Playboy), y este viernes presentó un informe policial formal en Los Ángeles.
El caso Huth fue presentado originalmente en 2014, pero ha estado en suspenso durante años. Cosby fue obligado a prestar declaración, pero se negó a responder a las preguntas. El litigio se interrumpió debido a los problemas criminales de Cosby, pero ahora el comediante es libre, al menos en teoría, para testificar en casos civiles después de que la condena por agredir a otra mujer, Andrea Constand, haya sido revocada por el tribunal más alto de Pensilvania.
Las partes comparecieron ante el juez Craig D. Karlan de California para discutir una serie de cuestiones legales importantes en el caso, entre ellas si Cosby deberá prestar declaración por segunda vez.
Según un comunicado de prensa emitido por los abogados del actor y publicado en su cuenta en Instagram, “en palabras del presidente del Tribunal Supremo de Pensilvania, Max Baer, ‘el Sr. Cosby fue víctima de un engaño reprobable'”. El comunicado afirma también que las decisiones de un juez y un fiscal con exceso de celo causaron a Cosby “un gran sufrimiento con una injusta condena y un encarcelamiento de dos años y diez meses”. Como resultado, el comediante estadounidense “teme legítimamente que en este ambiente pueda ser el objetivo de cualquier número de procesamientos maliciosos “sin importar lo viejas o inverosímiles que sea, se ven automáticamente como si fueran verdad”.
