Todavía se desconoce qué causó el incendio del 4 de agosto que prendió cerca de tres mil toneladas de nitrato de amonio que estaban almacenadas en el puerto de Beirut. Pero los documentos que han aparecido desde entonces muestran que el liderazgo del país y las autoridades de seguridad estaban al tanto de que los químicos estaban almacenados allí.
Por Sarah El Deeb
BEIRUT (AP).— La cifra de víctimas mortales de la masiva explosión registrada la semana pasada en la capital de Líbano subió a cerca de 180 personas, con un estimado de seis mil heridos y al menos 30 desaparecidos, dijo Naciones Unidas el viernes.
La explosión afectó a las operaciones en seis hospitales, frente a los tres iniciales, y dañó más de 20 clínicas en las partes de Beirut más golpeadas por el estallido, señaló la agencia de asuntos humanitarios de la ONU en un reporte.
“Una rápida evaluación preliminar dentro de un radio de 15 kilómetros de las explosiones ha revelado que, de 55 instalaciones médicas, solo la mitad están completamente operativas y alrededor del 40 por ciento han sufrido daños de moderados y graves y necesitan rehabilitación", agregó.
Todavía se desconoce qué causó el incendio del 4 de agosto que prendió cerca de tres mil toneladas de nitrato de amonio que estaban almacenadas en el puerto de Beirut. Pero los documentos que han aparecido desde entonces muestran que el liderazgo del país y las autoridades de seguridad estaban al tanto de que los químicos estaban almacenados allí.
La explosión ha cambiado el perfil de la capital y forzó la renuncia del Gobierno. El parlamento de Líbano aprobó el jueves la declaración de estado de emergencia para Beirut en su primera sesión desde la tragedia, y concedió amplios poderes al ejército en medio del creciente descontento popular y de la incertidumbre política.
Unas 120 escuelas, donde estudiaban 50 mil alumnos, sufrieron dañados. Más de mil de las casi 50 mil unidades residenciales presentaban daños graves, añadió el reporte de la ONU.
Entre los fallecidos había al menos 13 refugiados, de los cuales mínimo dos eran palestinos, agregó el informe, que también apuntó que más de 170 mil departamentos sufrieron daños.
A pesar de los daños en los almacenes de grano del puerto, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU dijo que no se espera que haya escasez de alimentos.
La explosión sacudió Beirut en medio de una paralizante crisis económica y financiera, y la ONU prevé que la población tenga dificultades para restaurar o arreglar sus hogares. Pero al menos el 55 por ciento de los inmuebles evaluados eran de alquiler, lo que podría facilitar que sus inquilinos se trasladen a otro lugar, añadió.
Según el organismo internacional, el puerto de Beirut estaba operando al 30 por ciento de su capacidad y el de Trípoli, en el norte del país, al 70 por ciento. Esto está permitiendo que la comida y los bienes sigan fluyendo. El Programa Mundial de Alimentos está aportando suministro de harina de trigo y grano para tres meses.
La agencia dijo que está preocupada por un posible aumento de los contagios de coronavirus, especialmente porque el cumplimiento de la distancia social se relaja durante la ayuda voluntaria a los afectados por la explosión y las protestas contra el Gobierno y la élite política.