Los gorilas orientales del río Cross se consideran una especie extremadamente tímida con los seres humanos debido a una larga historia de asesinatos por cazadores furtivos. Viven en las partes más escarpadas e inaccesibles del bosque.
Abuya, 14 de julio (EFE).- Las cámaras de un grupo ecologista captaron una familia con varios bebés de gorilas orientales del río Cross, una subespecie de gorilas muy rara de la que apenas queda unos 200-300 ejemplares, lo que los expertos consideran buena señal de la conservación de una especie que está en grave peligro de extinción.
Se trata de las primeras imágenes que aparecen en siete años de este tipo de gorilas (“Gorilla gorilla diehli”) en libertad, pero a pesar de las buenas noticias, el grupo ecologista advirtió hoy que las amenazas a su supervivencia persisten a menos que el gobierno tome medidas para protegerlos contra las actividades humanas perjudiciales y el medio ambiente.
Las cámaras de la Sociedad de Conservación de Vida Salvaje (WCS) captaron una familia de una docena de gorilas adultos y bebés en las montañas Mbe, en el sureste de Nigeria, una de las dos zonas de este país y Camerún donde vive esta subespecie de gorilas de las llanuras, de la que se calcula que quedan en torno a 200 ó 300 ejemplares en 11 familias.
El avistamiento es “emocionante” y les anima “a seguir adelante”, dijo hoy a EFE el gerente en Nigeria de la WCS, Andrew Dunn; “muestra que el trabajo que hemos estado haciendo estos años no ha sido en vano”, añadió.
Las imágenes, según la WCS, son una prueba de que “se están reproduciendo con éxito y de que las poblaciones se están recuperando como resultado de los esfuerzos de protección sobre el terreno”.
Los gorilas orientales del río Cross se consideran una especie extremadamente tímida con los seres humanos debido a una larga historia de asesinatos por cazadores furtivos y cazadores, y viven en las partes más escarpadas e inaccesibles del bosque.
Se distribuyen de forma irregular en un paisaje montañoso y boscoso que abarca unos 12.000 kilómetros cuadrados a lo largo de la frontera de río Cross entre Nigeria y Takmanda-Mone en Camerún.
En Nigeria se encuentra un tercio de ellos en las montañas Mbe y el Santuario de Vida Salvaje de Afi, y el resto, en Camerún.
Debido a la caza, la tala y otras actividades humanas, los gorilas, en grave peligro de extinción, no habían sido vistos en la zona desde 2013 cuando se avistó a una madre con su bebé, según la WCS.
El optimismo generado por esta noticia, ha generado grandes expectativas para muchas personas de la comunidad y de fuera de ella, que esperan el día en que los animales pueden empezar a atraer a los turistas.
Según un jefe de la comunidad de Mbe, el avistamiento reaviva su “esperanza” de que sus comunidades “se beneficien del ecoturismo en el futuro”.
“El turismo de gorilas podría llegar a ser lucrativo aquí, como en Uganda y Ruanda, donde están generando enormes ingresos”, aseveró Dunn.
Pero esto no podrá ocurrir si las actividades humanas que amenazan con destruir los bosques, el hábitat natural de los gorilas, continúan, y la caza furtiva y la tala de madera sigue en marcha, advirtieron los ecologistas.
La tala desmesurada está incentivada por la demanda de ébano, una de las maderas duras más valiosas del mundo, cuya exportación reporta jugosos beneficios a quienes se dedican a ello.
“A menos que haya voluntad política para hacer cumplir las leyes de protección del medio ambiente, los nuevos gorilas podrían perderse en poco tiempo y los aldeanos de Mbe podrían ver cómo desaparecen sus dólares del turismo incluso antes de que puedan empezar a cobrarlos”, advirtió Dunn.