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Martín Moreno-Durán

14/06/2023 - 12:03 am

AMLO anula a Ebrard; “dedazo” para Sheinbaum

Pero a la luz de los hechos, hay varios escenarios a considerar en este juego de sucesión presidencial, “dedazo” encubierto por parte de AMLO, y espejos de trampas y mentiras que lo rodean.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador con Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, aspirantes a la candidatura presidencial de Morena.
“Lo demás es faramalla. AMLO no es hombre de lealtades y la suerte para Ebrard está echada: Andrés Manuel le clavará la puñalada en la espalda porque así le conviene a sus intereses políticos futuros”. Foto: Andrea Murcia Monsivais, Cuartoscuro

+ Farsa obradorista

+ Será Claudia

Horas después de que Marcelo Ebrard renunciara a la SRE, varias dependencias oficiales recibieron llamadas desde Gobernación. La instrucción fue: “Nada con Marcelo. Y no es cosa mía. Viene desde arriba…”. Es decir: es orden presidencial. El frío institucional soterrado contra Ebrard comienza a hacerse sentir, aun cuando hacia afuera, López Obrador lance el mensaje de unidad, de que no intervendrá en su propia sucesión y que “será el pueblo” quien elija al candidato presidencial de Morena. Patrañas. La decisión está tomada. El “dedazo” presidencial tiene cara y nombre de mujer: Claudia Sheinbaum.

Una de dos: o Ebrard es demasiado ingenuo -por no llamarle de otra manera- y sólo él piensa que habrá juego limpio en la sucesión presidencial de Morena ante un AMLO tramposo y mentiroso que ha hecho, precisamente, de la trampa y la mentira su programa de Gobierno, y que acostumbra traicionar a quien lo ha apoyado, o bien, es un maestro de la simulación, prestándose a un juego perverso para hacer pensar que habrá democracia sucesoria cuando, en realidad, López Obrador ya enderezó el dedo en favor de Sheinbaum.

Pero a la luz de los hechos, hay varios escenarios a considerar en este juego de sucesión presidencial, “dedazo” encubierto por parte de AMLO, y espejos de trampas y mentiras que lo rodean.

Echemos un vistazo:

Primero: en 2018, Marcelo Ebrard no iba a ser incluido en el Gabinete de AMLO. El propio Presidente y su corte rojilla más radical (inclúyase Sheinbaum, Octavio Romero, Epigmenio Ibarra, los moneros-mascotas “El Fisgón”, “Helguera” (ya fallecido) y Hernández, y hasta la propia señora Gutiérrez Müller), no veían con simpatía a Marcelo, un “extraño” a su movimiento y que traía su propio proyecto político. ¿Qué ocurrió finalmente? Julio Scherer Ibarra, entonces Consejero Jurídico de AMLO, intervino en favor de Ebrard, bajo el argumento que necesitaban a un político de su perfil para equilibrar al Gabinete. AMLO accedió, y así Marcelo fue designado Canciller, gracias a Scherer y en contra de la opinión de los lambiscones presidenciales. Pero nunca fue de los favoritos de López Obrador.

Segundo: Ebrard tenía varios enemigos entre los amigos cercanos a los afectos presidenciales. Uno de ellos, un hermano político de AMLO: Octavio Romero, hoy director de Pemex. La historia: cuando ganó la Jefatura de Gobierno en 2006, Ebrard prácticamente corrió a todos los obradoristas en puestos de importancia. Romero era Oficial Mayor del Gobierno capitalino. ¿A dónde me iré, Marcelo?, le preguntó Romero. “A tu casa”, fue la respuesta de Ebrard. Y Romero tuvo que irse, contratado por una empresa privada para su sobrevivencia económica. AMLO supo de estas acciones de Ebrard, y si bien lo conservó desde 2018 en el Gabinete por conveniencia política, sabiendo que Marcelo es un buen operador, siempre tuvo en cuenta las afrentas en contra de obradoristas de primera línea en aquel turbulento 2006 cuando, de paso, Felipe Calderón derrotó en las urnas a López Obrador.

Tercero: Marcelo Ebrard cometió un error notorio durante la cena de AMLO con sus ‘corcholatas’ el pasado lunes 5 de junio. De acuerdo a versiones internas, Ebrard quiso imponerle reglas a López Obrador respecto a la sucesión presidencial y AMLO se molestó, sintiéndose presionado por Marcelo. Horas después ocurrieron dos hechos claves: la renuncia de Ebrard a la Cancillería para presionar a Sheinbaum y a Adán Augusto, y jugarse el todo por el todo, a matar o morir, y la orden presidencial de no hacerle el juego a Ebrard desde el Gobierno obradorista.

Cuarto: López Obrador traicionará -uno más en su larga lista-, a Marcelo Ebrard, porque AMLO ha hecho de la traición su método político de sobrevivencia. De nada la servirá a Ebrard haber sobornado y entregado millones sobre millones de pesos a López Obrador durante sus “Éxodos por la Democracia” -que no eran otra cosa más que un vulgar chantaje de AMLO al Gobierno salinista para recibir dinero-, por órdenes de Manuel Camacho, regente capitalino, para que AMLO y sus huestes desalojaran el Zócalo (A mayor detalle ver “Ebrard financiaba a AMLO”. Martín Moreno-Durán. SinEmbargoMx. 14/Julio/2021). Tampoco de nada le servirá a Marcelo haberse hecho a un lado en 2012 para que AMLO fuera el candidato presidencial. La traición palpita en AMLO.

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La farsa sucesoria de López Obrador ha comenzado. Todos sabemos que Claudia Sheinbaum será la elegida. Lo demás es faramalla. AMLO no es hombre de lealtades y la suerte para Ebrard está echada: Andrés Manuel le clavará la puñalada en la espalda porque así le conviene a sus intereses políticos futuros. Sheinbaum será la depositaria del “dedazo” presidencial y lo demás es parafernalia, simulación pura.

Ebrard será sacrificado.

Sheinbaum, la ungida.

Así la juega AMLO.

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Martín Moreno-Durán
Periodista. Escritor. Conductor radiofónico. Autor de los libros: Por la mano del padre. Paulette, lo que no se dijo. Abuso del poder en México. Los demonios del sindicalismo mexicano. El Derrumbe Retrato de un México fallido. El Caso Wallace. 1/Julio/2018: Cambio Radical o Dictadura Perfecta, y de la novela Días de ira.

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