El Dr. Leonardo Viniegra Velázquez habló con SinEmbargo sobre cómo la industria químico-farmacéutica ha priorizado sus intereses por encima del bienestar humano. “La industria directa o indirectamente es la principal descalificadora de la medicina estimulante (la herbolaria, la acupuntura) en sus diferentes variantes”, platicó.
Ciudad de México, 14 de abril (SinEmbargo).– El Dr. Leonardo Viniegra Velázquez cuestiona a través de su texto Ciencia y salud en nuestro tiempo (Fondo de Cultura Económica) los abusos del reduccionismo científico que han llevado a rechazar, sin un estudio profundo, cualquier terapia holística. En ese sentido, apuntó en entrevista cómo “el quehacer en salud en investigación está fundamentalmente condicionado por la industria químico-farmacéutica o de desarrollo tecnológico”.
El Dr. Viniegra señaló cómo el reduccionismo —donde impera la visión de lo químico por encima de lo humano— es la fuente para la elaboración de medicinas, de fármacos que son supresores e intentan destruir la molécula o cambiarla. Por otro lado, apuntó, hay otro tipo de medicina que es la estimulante, que es la herbolaria, la acupuntura que intenta estimular al organismo a que se cure y donde hay mucha evidencia sobre cómo puede tener resultados importantes.
“El financiamiento de proyectos reduccionistas fundamentalmente viene de la industria (químico-farmacéutica), ya sea directa o indirectamente. Y como los investigadores metidos aquí a investigar necesitan mucho dinero, entonces los proyectos que se financian preferentemente son de interés para la industria químico farmacéutica que es poderosísima. La industria directa o indirectamente es la principal descalificadora de la medicina estimulante (la herbolaria, la acupuntura) en sus diferentes variantes”, platicó.
En el texto, el Dr. Viniegra expone cómo cada vez más la formación científica acota más su campo de actividad o de indagación, con el inconveniente de que se va desentendiendo de todo lo que le rodea. “Ese es el reduccionismo científico que cada vez piensa que la realidad o la verdad está en el microcosmos y no en la integridad del organismo”.
Cuestionado sobre la ética de esta industria farmacéutica, el Dr. Viniegra recordó una anécdota de hace ya varias décadas que pudo trascender una reunión de grandes ejecutivos de la industria de la química farmacéutica de diferentes laboratorios. “En palabras más, palabras menos, la médula de esa reunión concluyó y todos estuvieron de acuerdo, por supuesto porque es lo que venían haciendo, que el propósito no es curar porque se acaba el negocio, hay que controlar eso resume”.
“Hoy en día hay muchos medicamentos que se han ido desapareciendo del mercado, porque son muy baratos y te dicen que ya llegó la novedad, que es una maravilla y te aporta una mejoría como del 5 o el 10 por ciento pero vale, cinco veces más esa es la estrategia de la industria de muchas de sus variantes y de sus facetas”.
—¿Cómo sobreponerse a los abusos de esta industria? —se le preguntó.
—Crear conciencia, insistir en que el progreso de la medicina no es la tecnología, sino que seamos mejores humanos y mejores médicos con uno y que sometamos a la tecnología a lo que nosotros necesitamos para tratar de evitar mayores daños a los pacientes.