Ciudad de México, 14 abr (SinEmbargo).- No son dos referentes que aparezcan juntos en nuestro cerebro en forma inmediata. Tendríamos más bien que ser demasiado imaginativos para relacionar instintivamente al polémico y talentoso actor estadounidense Alec Baldwin, con el genio del rock inglés Thom Yorke.
Sin embargo, la conversación que durante una hora ambos mantuvieron en el programa radial Here’s the Thing , que conduce el protagonista de 30 Rock en Nueva York, se convierte en viral desde que el pasado 1 de abril se colgara en la red.
Como sabemos, el líder de Radiohead se encuentra inmerso en la tarea de promover el disco que Amok que ha hecho con su nueva banda Atoms for peace, que integran también Nigel Godrich, el bajista Flea, Mauro Refosco y Joey Waronker.
“Si su deseo era ser especial, el mundo se lo concedió”, dice Alec cuando presenta a Thom, quien en respuesta a la primera pregunta del actor, acepta que no le gusta mucho exponerse ante la prensa, pero que esta vez hace excepciones obligado como se siente a explicar qué se trata su nuevo proyecto musical.
“Creo que algún vago esfuerzo de mi parte por explicarme, es moralmente aceptable”, dice Yorke, quien en broma y no tanto cuenta que Atoms for peace fue hecho con la idea de poder pasar un tiempo largo en Los Ángeles.
¿Cuál fue tu primera experiencia con la composición por computadoras?, pregunta Baldwin, a lo que el cantante y compositor responde que la inquietud nació después de dar a conocer Ok Computer, uno de los espectaculares discos de Radiohead.
“Fue a finales de los ’90. En esos tiempos ibas de gira con una computadora portátil lo suficientemente potente para grabar, editar, usar sintetizadores incorporados sin que se bloqueara, era bastante estable. Ya cuando grabábamos OK Computer aprendí a usar el software de edición que había en el estudio”, explica, al tiempo que en otro tramo de la charla celebra haber conocido a Nigel Godrich, el productor de todos los discos de Radiohead y su actual compañero en Atoms for peace.
“Discutimos mucho, no lo voy a negar, pero tener a alguien como él al lado es como tener una caja de resonancia a tu servicio todo el tiempo, es un proceso muy divertido, además. Las montañas de ideas pasan por el tamiz de alguien que tienes enfrente, con el que compartes el trabajo”, agrega Yorke.
CUANDO TE CANSAS DE LAS GUITARRAS
En un tramo de la conversación con Baldwin, quien oficia como un buen periodista haciendo preguntas cortas, precisas y directas, Thom admite haber pasado un tiempo de cansancio con las guitarras, fundamentalmente por las grandes dimensiones que cobró Radiohead, considerada la mejor banda de rock del mundo contemporáneo.
“Me sentía como si no pudiera salir de eso. Así que empecé a obligarme a salir de eso porque no tenía sentido para mí”, dice el músico de 44 años -quien inició su camino con Radiohead cuando tenía 16- al justificar su afición a las computadoras para componer.
“Sí, ha sido mucho tiempo. Aunque si estamos juntos es por la persistencia, no creo que sea por mis grandes habilidades diplomáticas”, ironiza Thom, que no niega que a menudo tiene ganas de disolver la banda, unas pulsiones que sus compañeros de grupo experimentan menos.
Primicia absoluta resulta el horizonte futuro que plantea el líder de Radiohead, al admitir frente al famoso actor de Hollywood que “el momento de la separación está llegando”, sobre todo por lo mal que se sintió durante la gira mundial que ofrecieron el año pasado y que los trajo a México, con dos conciertos en el Foro Sol en abril del 2012.
“La gira fue aterradora, normalmente intento escapar de los shows grandes. No se puede llegar a la gente de manera correcta. Pasamos mucho tiempo y nos esforzamos para crear un escenario que usaba pantallas y de ese modo crear un ambiente más o menos íntimo, pero fue en vano. La mayoría de las veces teníamos a 30 mil o 40 mil personas enfrente nuestro”, se queja Thom Yorke.
“Lo bueno de tocar ante una multitud es que se genera una energía colectiva demencial. Recuerdo en particular un show en Phoenix , un lugar donde la gente no tiene tantas oportunidades de reunirse, había una especie de emoción vertiginosa, como si un edificio entero se moviera”, agrega el artista.
Yorke es muy contradictorio y confuso con respecto a su relación con el público. Por un lado dice que tocar ante tanta gente es “un infierno estresante”, pero por otro afirma muy convencido que todo lo que tiene de espiritual Radiohead es fruto de su encuentro con sus oyentes.
“Es como moverse entre olas, cuando las olas llegan a su lugar, al final de la canción te sientes bien”, dice.
Yorke cuenta que antes de cada show cae en un silencio sepulcral y medita para poder centrarse. Cuenta la historia de Michael Stipe, su amigo y líder de R.E.M., quien habla con el que sea antes de salir al escenario, de pronto alguien le toca el hombro para avisarle que llegó el momento y ya.
“¿Cómo demonios haces eso?, le he preguntado. Traté de imitarlo, pero no me sale”, confiesa.
Cuenta el músico que comenzó a tocar la guitarra cuando tenía siete años y que su objetivo era parecerse a Brian May, el legendario guitarrista de Queen. Creció en una familia donde la única persona musical era su bisabuela, quien cuando tomaba unas copas de más se ponía a tocar el armonio en la planta baja “y yo dejaba dormir a su familia”.
¿Qué crees que haces mejor? Llevar una banda, tocar la guitarra, escribir música, producir música, cantar… ¿Cuál es tu mayor fortaleza?, pregunta Baldwin.
“No sé lo que estoy haciendo, la verdad. A menudo pierdo confianza en lo que hago y mi mayor fortaleza es esa”, afirma el músico. Alec, de todos modos, no cede y vuelve a la pregunta original. Acorralado, Yorke acepta que es un buen cantante, lo que sin duda satisfará a muchos de sus admiradores, seguros como están de que tiene una de las voces más evocadoras y dulces del planeta.