La Cámara de Diputados aprobó esta semana la legislación que regula el consumo lúdico de la marihuana para cumplir con un mandato de la Suprema Corte que declaró inconstitucional su prohibición, y ya solo falta el voto del Senado.
Por Eduard Ribas i Admetlla
México, 14 mar (EFE).- Una de las principales motivaciones de la regularización de la marihuana en México es combatir el narcotráfico, pero expertos dudan de su impacto pues el cannabis ya no es la mayor fuente de ingresos de los cárteles.
La Cámara de Diputados aprobó esta semana la legislación que regula el consumo lúdico de la marihuana para cumplir con un mandato de la Suprema Corte que declaró inconstitucional su prohibición, y ya solo falta el voto del Senado.
Durante el debate del miércoles, el Diputado Arturo Hernández, del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena), defendió la regularización sosteniendo que la guerra militar contra el narcotráfico iniciada por Felipe Calderón (2006-2012) “causó más estragos que las afectaciones a la salud” de las drogas.
REDUCCIÓN DE LA VIOLENCIA DEL NARCO
En 2020, a pesar del confinamiento por la pandemia de COVID-19, México registró 34 mil 515 víctimas de homicidio doloso, casi igualando el récord histórico de los 34 mil asesinatos de 2019.
De acuerdo con la ONG Semáforo Delictivo, el 80 por ciento de los homicidios que se registran cada año en el país son atribuibles al crimen organizado, a enfrentamientos y ajustes de cuentas.
Por ello, al director de la organización, Santiago Roel, no le cabe la menor duda de que “la regulación de la marihuana y de otras drogas que tengan mercado negro en México puede contribuir a la reducción de la violencia”.
“La única manera de combatir esta violencia es mediante principios económicas y no con balas”, dijo este domingo a EFE Roel, quien cree que la regularización quitará mercado a los cárteles del narcotráfico.
La nueva Ley Federal de Regulación del Cannabis y las reformas a la Ley General de Salud y del Código Penal discutidas en el Congreso prevén ampliar la posesión permitida de marihuana hasta los 28 gramos, el cultivo de ocho plantas en casa y permisos para la siembra y venta de cannabis con fines recreativos.
México se sumará así a Uruguay, Canadá y a algunos estados de Estados Unidos que han regulado el asunto.
El director de Semáforo Delictivo consideró que esta normativa llega “tarde”, pues México tendría que haber sido “pionero” en el mundo a raíz de la violencia que sufre, y pidió que el cultivo de amapola siga por el mismo camino.
Aunque admitió que Estados Unidos, el mayor consumidor del mundo de drogas, tradicionalmente ha usado a México como “chivo expiatorio”, culpándolo por la venta de estupefacientes y presionando para que no regularice las drogas.
DIVERSIFICACIÓN DE LAS DROGAS
De acuerdo con el Instituto RIA, que investiga la política de drogas en México, la producción de marihuana en este país oscila entre las 15 mil y las 27 mil toneladas anuales.
La superficie de los cultivos es de unas 114 mil hectáreas, el 72 por ciento de las cuales están en la región conocida como el Triángulo Dorado, ubicado entre los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango, área prácticamente dominada por el Cártel de Sinaloa.
El investigador Falko Ernst, de la organización Crisis Group, dijo a EFE que la regularización es positiva porque puede vaciar las cárceles de consumidores y vendedores de baja escala.
Pero expresó que “hay dudas sobre la reducción de los niveles de violencia porque la marihuana para la mayoría de cárteles ya no es tan relevante como otras drogas”.
Un estudio del Senado de México calculó en 2016 que los cárteles mexicanos recibían entre mil y dos mil millones de dólares anuales por la venta de marihuana en Estados Unidos y calculó pérdidas de entre el 15 por ciento y el 26 por ciento de sus ingresos totales si se legalizaba el México.
Además, previó “un daño económico de los cárteles, en particular del de Sinaloa” debido a una menor demanda de la planta mexicana por la expansión de la producción legal en Estados Unidos.
Algo que ya comienza a ser realidad, según constató la agencia estadounidense antidrogas (DEA) en su informe de Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas 2020.
Aunque todavía considera México como “la mayor fuente de suministro de marihuana en Estados Unidos”, señala que su presencia está disminuyendo, de 287 mil kilos en 2018 a 249 mil kilos en 2019.
Por contra, destaca las “grandes cantidades” de fentanilo, heroína, metanfetaminas y cocaína que distribuyen el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Sinaloa en Estados Unidos.
Por ello, Ernst subrayó que la “supervivencia” de los cárteles no depende de la marihuana, además de que tienen gran capacidad de “extorsión” a campesinos que opten por la vía lícita de la siembra.
“Existe un gran riesgo si no acompañas la legalización con estrategias de seguridad”, concluyó.