La cinta número 25 de Pixar presenta a Mei Lee, una chica de 13 años algo rara pero segura de sí misma, dividida entre ser la hija obediente que su madre quiere que sea y el caos propio de la adolescencia.
Por Silvia García Herráez
Madrid, 14 de febrero (EFE).- La nueva película Pixar, Red, que llegará a Disney+ el próximo 11 de marzo, presenta una historia sobre la diversidad, el crecimiento y lo que supone tener 13 años, inspirada en la relación de la directora con su madre. La cinta, además, es la primera del estudio que tiene un equipo de liderazgo exclusivamente femenino.
“Ha sido superemocionante trabajar con un equipo de mujeres increíblemente talentosas. Hemos tenido una conexión especial desde el inicio de la película; todas sabíamos muy bien lo que queríamos transmitir, porque de una manera u otra nos sentíamos reflejadas”, apunta la productora Lindsey Collins en la presentación de la cinta.
Además de la directora Domee Shi y de Collins, Red también cuenta con mujeres en otros puestos clave detrás de la cámara.
Patty Kihm es la animadora supervisora principal de la película, Rona Liu es su diseñadora de producción y Danielle Feinberg, quien trabajó como directora de fotografía e iluminación en “WALL-E”, “Brave” y “Coco”, ahora ejerce de supervisora de efectos visuales, con lo que se convierte en la primera mujer en ocupar ese puesto en el estudio en 20 años.
Según anunciaron en enero Disney y Pixar, Red se saltará los cines y se podrá ver exclusivamente en “streaming”, algo que no sentó muy bien a los creadores, que pensaban que esta cinta iba a suponer el regreso del estudio a la gran pantalla, tras haber estrenado “Soul” y “Luca” en la plataforma.
La cinta número 25 de Pixar presenta a Mei Lee, una chica de 13 años algo rara pero segura de sí misma, dividida entre ser la hija obediente que su madre quiere que sea y el caos propio de la adolescencia. Para su desgracia, su madre, Ming (a la que pone voz la actriz canadiense de ascendencia surcoreana Sandra Oh), sobreprotectora y un poco autoritaria, no se separa de ella.
LA METÁFORA DEL GRAN PANDA ROJO
Y por si los cambios que están sufriendo su cuerpo, sus intereses y sus relaciones no fueran suficiente, cada vez que se emociona demasiado -lo que ocurre frecuentemente-, se convierte en un panda rojo gigante.
La directora confiesa que la cinta está basada en su propia relación con su madre: “Nací en Chongqing (China) y emigré a Toronto (Canadá) cuando tenía dos años. Y como Mei Lee en la película, soy hija única. Siempre fui muy cercana a mis padres, especialmente a mi mamá, ya que mi papá tenía que ausentarse a menudo por trabajo. Ella y yo éramos como dos guisantes en una vaina, hacíamos todo juntas”, cuenta.
“Sin embargo, cuando llegó la adolescencia y comencé a involucrarme en el anime, los cómics, y salía cada vez más con mis amigos y menos con mi madre. Ella no entendía por qué estaba obsesionada con esos personajes ficticios y por qué me gustaba estar más tiempo sola, y yo simplemente estaba creciendo”, agrega entre risas.
Según la directora ciertos elementos de la película, hasta el cuaderno secreto de Mei lleno de dibujos de sirenas, eran homenajes a su propia experiencia al crecer.
Asimismo, Shi explica que el que la protagonista se convierta en un panda rojo gigante “es una metáfora de la pubertad”, una etapa en la que los adolescentes tienen los sentimientos a flor de piel y en la que sienten mucha vergüenza en ciertas situaciones. “Red está inspirado en esta lucha universal de crecer y descubrir cómo manejar ese tira y afloja, cómo honrar a tus padres, pero también ser fiel a ti mismo”, dice.
“Quisimos usar el panda rojo como una metáfora del desagradable fenómeno de la pubertad, por todos los cambios aterradores, incómodos y vergonzosos que atravesamos durante esta etapa. De cómo de la noche a la mañana estás cubierto de pelo, hueles más fuerte, tienes hambre todo el tiempo y tus emociones están por todas partes”, incide.
ORIENTE Y OCCIDENTE
En el estilo de animación de Red, y hasta cierto punto, en el trasfondo de toda la película, Oriente se encuentra con Occidente, según sus creadores mezclando iconos de la cultura pop occidental de la década de 2000, como las bandas de chicos y los accesorios brillantes, con influencias orientales de las películas de anime y los programas de televisión. “Un término que usé mucho fue ‘sueño de fiebre preadolescente asiática”, señala la directora.
“Me encanta lo expresivo que es el anime y cómo los personajes pueden cambiar de expresión en un santiamén. Puede pasar de muy, muy enojado a muy, muy triste… creo que utilizan la animación de forma genial y audaz. Me inspiré mucho al hacer esta película”, explica Shi.