México

Cómo la COVID-19 se ensañó con algunas parejas; a otras las unió y a las más les cambió el destino

14/02/2021 - 2:01 pm

El arribo de la COVID-19 a México trastocó los planes e interacción de muchas parejas. Un ejemplo de ello es que uno de cada cuatro habitantes de la Ciudad de México que ha dejado de besar a su pareja por temor a contagiarse de COVID, reveló una encuesta de El Financiero. A continuación cinco historias de cómo las parejas han enfrentado a la pandemia.

Ciudad de México, 14 de febrero, (SinEmbargo).- La pandemia de la COVID-19 ha modificado la vida y las relaciones humanas en el planeta. En medio de las medidas para mitigar la transmisión del SARS-CoV-2 y los procesos de recuperación de aquellas personas que padecieron el virus, las parejas buscan nuevas formas de mantener sus relaciones.

En México y varios países de América Latina, el 14 de febrero es una de las fechas más significativas para celebrar el amor y la amistad.

Previo a la pandemia, era un día en el que las parejas y amigos se daban cita en lugares concurridos para comer, pasear o disfrutar de la compañía del otro.

Sin embargo, el arribo de la COVID-19 a México trastocó los planes e interacción de muchas parejas.

El amor en tiempos de COVID. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro.

Un ejemplo de ello es que uno de cada cuatro habitantes de la Ciudad de México que ha dejado de besar a su pareja por temor a contagiarse de COVID, reveló una encuesta de El Financiero.

A continuación se presentan cinco historias de parejas que cuentan cómo la pandemia los acercó, les truncó sus bodas o los tuvo al borde de la muerte.

SOBREVIVIR A LA COVID

En la casa de la familia Bravo, la COVID-19 sorprendió a cinco miembros de la familia. La irrupción del virus modificó la forma de vida de la familia iniciada por Erica y Jesús, dos mexicanos radicados en Los Ángeles, California.

“La primera en salir positiva fue mi nuera Yosa, pero yo no. Luego los dos niños salieron positivos. Entonces fue como un shock descubrir que el virus estaba en la casa, y que mi hija y mi esposo también lo tenían”, detalló Erica al diario La Opinión.

Erica relató que su esposo se debilitó mucho. “De repente, como que no podía respirar, y le dolía hacerlo. No me decía nada porque no me quería preocupar”.

A sus 49 años de edad, el diácono Jesús dice que se sorprendió de que le pegara el coronavirus porque nunca se enfermaba ni padece ninguna condición crónica de salud. Pero sí se preocupó cuando lo diagnosticaron positivo. “Soy el único que trabajo en la casa, y faltaban dos semanas para pagar la renta”.

En este sentido, Erica detalló que si bien el COVID los ha mantenido encerrados, esto no se debe tomar como una cárcel sino como una oportunidad de conocerse mejor y trabajar en el matrimonio “El amor es una planta que hay que regarla constantemente”. Y pide poner en práctica la cita bíblica: “El amor es servicial, paciente, bondadoso, generoso, lo soporta todo, todo por amor”.

Jesús y Erica, una pareja mexicana en Los Ángeles. Foto vía La Opinión.

José Jesús Bravo Jr. y Yosahaira Bravo vencieron a la pandemia, el más grande reto de sus cuatro años de casados.

“Me pasaba rezando por mi esposa. Pensé que iba a morir, y ella es todo para mi, mi mundo. Luego cuando me avisan que nuestros dos niños también estaban positivos al COVID, me preocupé mucho”, declaró José a La Opinión.

No se explica como Yosahaira, su esposa de 24 años de edad, se contagió de COVID, mientras que él, durmiendo a su lado, salió negativo a la prueba.

“Yo tuve que hacerla de enfermero. Cuidarla a ella y a los niños. Darles sus medicinas, sus tés”.

Yosahaira dice que lo que más le molestó de infectarse de COVID y ponerse en cuarentena, fue separarse de sus niños y no poder continuar amamantando al más pequeño de sus hijos, de tan solo 8 meses de edad en ese momento. “Ellos lloraban y fue devastador”.

EL AMOR EN UN HOSPITAL

El amor, detalló Helen Berlanga, también se puede dar en un hospital. Así lo relató la mujer relató a Vanguardia.

Ella recordó que al llegar a trabajar como enfermera en el área COVID-19 del Hospital Andalucía en julio del año pasado. El primer día conoció al doctor Eduardo Martínez Balderas. Lo siguiente fue un torbellino exhaustivo de emergencias, casos positivos, decesos y tiempo concentrado: meses espesos de experiencias y emociones, y, a la par, como un simple giro del destino: una conexión profunda entre los dos. Su boda está planeada para julio de este año.

“Muchas personas podrían decir que se dio muy rápido, pero nosotros vimos que estaba concentrado todo para darse, como si el universo dentro de la tragedia pusiera semillas de esperanza”, reflexiona Eduardo, de 34 años, en videollamada desde la clínica. A su lado, Helen dijo que son una pareja anormal: no han podido salir a fiestas, reuniones debido a la emergencia sanitaria, la cual los dos enfrentan en la primera línea de batalla.

“El amor es decisión”, dijo Helen, de 25 años, y recordó su primera guardia nocturna, cuando Eduardo le llevó un café de tamaño gigantesco, luego él procuró entregarle notitas y regalos. Y como sostuvo San Agustín de Hipona entre los siglos 4 y 5 d.C.: “ama y haz lo que quieras”, porque el amor es una inspiración divina que impulsa al bien y la belleza.

LOS REENCUENTROS TRUNCADOS

Pamela y Gess le apostaron a cambiar de vida y de continente sin pensar que un microscópico enemigo los haría tropezar; pero eso ya quedó en el pasado

Pamela Molina tenía boleto para viajar a Alemania el 18 de marzo y reunirse con su esposo Gess Gallardo. Ella vendió el carro, se hizo cargo de la mudanza y desocupó el departamento de ambos hasta quedarse con dos maletas de ropa de invierno para estar en Berlín. Pero el 17 de marzo la Unión Europea anunció el cierre de fronteras para el día siguiente. Ella se quedó a la deriva: con trabajo en la Ciudad de México pero sin hogar y sus pertenencias en Chihuahua con su familia.

El amor se manifestó en forma de amigas y amigos que ofrecieron su casa para que Pamela se quedara unas semanas que se convirtieron en meses porque nadie sabía cuándo se reanudarían los viajes a Europa, la Embajada no tenía respuestas, y por el tipo de visa que tenía Gess, la reunificación familiar con su esposa era improcedente. Apechugaron. Casi un año después volvieron a estar juntos, en territorio alemán, entre lágrimas de felicidad, como un sueño, realizando sus metas en el extranjero.

“La verdad es que fue como bien irreal, los días pasaban y no pasaban, ¿sabes?, yo no podía creer que podía pasar tanto tiempo sin verlo, no podía comprender lo que estaba pasando, obviamente nos escribíamos y hablábamos, pero no podía creer que no podía verlo. Mi cabeza no lo entendía, no sabía lo que estaba pasando”, dijo Pamela, de 35 años, por llamada desde Berlín, en un hogar que sabía que era suyo desde antes de ir pero que no conocía, era como si los meses de incertidumbre en la Ciudad de México hubieran perdido su cadencia.

Ya unidos, pasados los peores meses de la pandemia, Pamela y Gess ven todo con optimismo. Foto vía Vanguardia.

Selene Reyes abrazó a su novio Christian en febrero del año pasado pensando que pronto se volverían a ver: él podría viajar de Los Ángeles, California, a Saltillo; ella tramitó su visa para visitarlo en Estados Unidos. Mantener una relación a distancia con ayuda de dispositivos digitales no era nuevo para ellos. Entonces llegó la pandemia, el cierre de fronteras y la suspensión de viajes turísticos.

Las citas continuaron frente a la pantalla y buscando más cosas por hacer, porque en el amor siempre somos principiantes: ella se vestía como si fuera a salir, se arreglaba el cabello, se maquillaba, incluso a veces los dos pedían la misma comida. Hasta que el viernes 29 de enero, Christian no se conectó.

Durante un año y cinco meses de relación, ella y Christian han respetado las horas para verse y platicar. Algo debe pasar por su mente: ¿la primera vez que vio a Christian hace 10 años, en los viajes que realizaban con sus familias en la iglesia?, ¿que durante esa década solo hablaron un par de ocasiones?, ¿que cuando se enteró que él ya no tenía novia, pensó: “aquí voy, con toda la intención”?, ¿se acordó de cuando le escribió “hola”, así seco, sin emojis, y él respondió, y una semana después hablaron por teléfono, conectados, sincronizados, como si se hubieran elegido previamente?

Escuchó las notas de un mariachi acercándose y un toquido en la puerta. Su hermana le pidió que saliera. Selene respondió que no podía, que esperaba una videollamada. Su hermana insistió. Selene vio a Christian con un ramo de rosas, frente a los músicos y sus papás. Al terminar la primera canción, él le entregó un anillo de compromiso y ella aceptó.

Tramitó su visa, pero la frontera de Estados Unidos no está abierta para turistas, solo para viajes urgentes. Se volverán a encontrar y a sentir la presencia del otro.

El amor que se fue cultivando en redes sociales se concretó en una sorpresiva petición de mano de Christian a Selene. Foto vía Vanguardia.

BODA CON SANA DISTANCIA

Karla Rangel, artista visual, y Héctor García, músico, se conocieron por Instagram, pero ahí no empezó su relación. Se seguían, sí, pero no habían interactuado más allá de las redes hasta que un día se encontraron en el centro de Saltillo.

Su primera cita fue tiempo después en El Cerdo de Babel, para entonces ya habían conversado más y fue ahí donde reconocieron gustos en común y se enamoraron.

En 2019 empezaron a juntar dinero y organizar la boda, programada para abril del 2020, pero conforme se acercó la fecha la amenaza del COVID-19 se cernió sobre la celebración.

“Fue un acto subversivo”, dijo Karla al hablar sobre cómo decidieron hacer su boda en un formato más pequeño, en el mes de julio, durante la pandemia, organizada con la ayuda de sus amigos y con no más de 30 invitados.

“Hicimos una selección minuciosa, más que nada de familiares”, comentó Héctor, “la pasamos muy bien. Nos dimos cuenta que habíamos tomado una excelente decisión y la corroboramos desde entonces porque estamos muy a gusto […] A la hora que nos casamos y empezamos a ver los amigos nos dimos cuenta que en su mayoría compartimos los mismos amigos, y fue muy grato darnos cuenta de ello”.

“El desarrollo de la boda fue entorno a lo pandémico”, agregó Karla, “ahí nos tienes rellenando los geles, poniendo protocolos en las mesas. Pero sí es muy importante y creo que todo el mundo nos dimos cuenta durante esta pandemia, que es este sentido de comunidad, de cómo se ha transformado y cómo han mutado las relaciones con el otro, con los amigos. A mí se hace un punto a rescatar entre todo esto tan grave […] Porque de verdad no la hubiéramos armado de la misma forma sin la ayuda de todos ellos”.

-Con información de Araceli Martínez Ortega, La Opinión y Vanguardia.

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