Las restricciones y la “ley seca” impuestas por el coronavirus pueden lograr que las organizaciones criminales se “enquisten” y sean difíciles de reducir su influencia.
Por Lorenzo Castro E.
Miami, 14 enero (EFE).- La prohibición del consumo y producción de bebidas alcohólicas en varios países de América Latina durante la pandemia no ha hecho más que echar “más nafta al fuego” del comercio ilícito de esos productos, dijo en entrevista con Efe el especialista Esteban Giudici.
Giudici es asesor de política de la Alianza Transnacional para Combatir el Comercio Ilícito (TRACIT, por sus siglas en inglés), organización que presentó un informe sobre el impacto de las “leyes secas” que impusieron países como México, Colombia y Panamá al comienzo de la pandemia de COVID-19.
“El objetivo era bueno y genuino, pero el tiro salió por la culata”, señaló.
El documento de TRACIT publicado esta semana da cuenta de que la prohibición en 52 municipios mexicanos de restringir o prohibir la venta de alcohol provocó la muerte de casi 200 personas en 11 estados de ese país por consumo de bebidas alcohólicas adulteradas, ello como resultado de la expansión del mercado ilegal.
Giudici recordó que en mayo pasado las autoridades de República Dominicana alertaron de que en ese país caribeño el alcohol adulterado había matado a más personas que el propio coronavirus.
El Ministro de Salud de ese país, Rafael Sánchez, expresó en su momento la preocupación por el incremento de consumo de alcohol de producción casera con altos niveles de metanol, que se convirtió en una “importante preocupación de salud pública para el país”.
En el caso de Colombia, el envenenamiento por metanol utilizado en la fabricación de bebidas alcohólicas caseras causó la muerte de 26 personas hacia la primera mitad de 2020, la mayoría en Bogotá, una cifra que supone un importante aumento respecto a años anteriores.
“Es un verdadero problema en la región y no hay que tomar medidas que lo exacerben”, sostuvo el experto.
Alertó que las leyes secas generan no solo efectos en materia de recaudación tributaria, el empleo formal y lógicamente la salud pública, sino que también fortalecen el crimen organizado.
LAS ORGANIZACIONES CRIMINALES SE ENQUISTAN
El documento pone de relieve que las leyes secas han incrementado el mercado ilegal y, de hecho, se han registrado más incautaciones de productos ilícitos en México, Panamá o Colombia, lo que ha permitido que el crimen organizado obtenga más fuentes de financiación.
“En países como Guatemala, El Salvador y México son bandas policriminales y están muy bien organizadas, se financian entre otras por el alcohol y el tabaco ilícito. Si quitamos la cadenas legítimas estamos creando un nicho de mercado que los criminales explotan”, explicó Giudici.
El experto recordó que en América Latina hasta antes de la pandemia el tráfico ilícito de alcohol ya era un problema grande. En México, por ejemplo, se estima que el 20 por ciento de todas las bebidas alcohólicas que se comercializan son ilícitas, agregó.
Las restricciones y la “ley seca” impuestas por el coronavirus pueden lograr que las organizaciones criminales se “enquisten” y sean difíciles de reducir su influencia.
“Se fortalecen, mejoran su logística. Son rápidas, y una vez que se enquistan, como ocurre en América Latina, ya están ahí”, dijo el experto.
TRACIT, que para su reporte entrevistó a legisladores, altos mandos de las fuerzas de seguridad y representantes empresariales del sector, propone incluso que las bebidas alcohólicas sean consideradas “productos esenciales”, ya que prohibir su venta no hace más que alimentar los comercios ilícitos.
“Tenemos buenas relaciones con los Gobiernos, estamos trabajando en ello y la respuesta es positiva”, señaló sobre la respuesta que ha merecido el informe en algunos países.
Incluso, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con sede en París y de la que son miembros México y Colombia, ha acogido las recomendaciones y el miércoles hizo una presentación del reporte.
FÁRMACOS ILÍCITOS
La pandemia y la restricción de las bebidas alcohólicas han dinamizado el comercio ilícito de forma alarmante en países como Colombia, donde el porcentaje de bebidas ilegales en todo el mercado nacional de alcohol podría subir hasta el 40 por ciento, de acuerdo a TRACIT.
Pero también lo ha hecho con el comercio ilícito del tabaco en Panamá, desde donde se ramifica a otros países y hasta se le vincula con grupos terroristas, explicó Giudici.
TRACIT ha constatado también que la COVID ha disparado el comercio ilícito de fármacos y productos médicos que se usan para paliar la enfermedad, lo que en el caso de América Latina se suma al “grave problema” de la venta de remedios y alcohol en gel falsificados.
Otra preocupación que trajo la pandemia está relacionada al comercio electrónico. A través de plataformas como Amazon, eBay y hasta la aplicación de mensajería WhatsApp se incrementó la venta ilícita de alcohol, fármacos y otros productos como ropa de marca, cigarrillos, obras de arte y hasta animales en peligro de extinción.
“Es un tema que hay que trabajar arduamente y para el cual no hay muchos estándares internacionales”, alertó el experto.