Ciudad de México, 13 de enero (SinEmbargo).- “Ahora quiero volver a competir para ver si puedo ganar el tercero”. Esas fueron las palabras de Cristiano Ronaldo apenas al salir de la gala donde fue condecorado como el mejor futbolista del mundo durante la campaña 2012-2013. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar, frente a los ojos del planeta. El portugués es sin duda uno de los mejores jugadores en la historia del futbol. Pero eso no es suficiente para él. Después de la diplomacia y de los discursos políticamente correctos, su gesto inundado por el llanto, rompió el protocolo desnudando el real interés que tenía por hacerse del ansiado trofeo.
En 2008, el lusitano ganó el mismo galardón que le entregaron ayer. A diferencia de las lágrimas, fue una sonrisa jacarandosa la que iluminó su rostro. Tenía 24 años y estaba consciente de que era el mejor del planeta en su profesión. Un hombre que definió el exceso de humildad como un defecto, no sabía la irrupción de su némesis. Lionel Messi se adueño del escenario con cuatro galardones consecutivos. Ronaldo vio de frente, en el terreno de juego, el gol que La Pulga le anotó a su Manchester United en la final de la Champions League disputada en Roma durante 2009. Sería el inicio de una era barcelonista y la desazón de la futura estrella del Real Madrid.
Por eso, cuando Pelé dijo su nombre, agachó la cabeza como contendiendo todo lo que durante cuatro años tuvo que aguantar. Subió al escenario y detrás iba su hijo, quien lo abrazó. Ahí, el ídolo madridista se rompió. Su discurso fue interrumpido por las emociones, mientras su madre lo veía desde su asiento con la misma emoción, intentando tomarle una foto con su pulso temblorino. Ronaldo le dedicó el trofeo a su familia, a su representante y a Eusebio; recién fallecido. “No hay palabras para describir esto”, dijo con la voz entrecortada mientras la sala le aplaudía.
Con el 27,9% de los votos, superó al 24,7% de Messi y al sorprendente 23,3% de Ribery. Entre la grosa lista de votantes, estaban los 209 entrenadores nacionales de los países afiliados a la FIFA, los capitanes de dichos conjuntos y un periodista por cada entidad. Cristiano ha tenido un arranque de campaña impresionante, comandando al Real Madrid mientras el Bernabéu se rinde a sus pies. El plazo de votaciones se alargó más de lo estipulado, dándole un margen más amplio mientras continuaba deslumbrando. Todo eso añadido a los 69 goles que anotó la temporada pasada, aunque no pudo alzar ningún trofeo. Un pecado mortal en la Casa Blanca.
Franck Ribery lo aplaudió pero su gesto decía otra cosa, muy diferente a la leve sonrisa de Lionel Messi, quien era consciente de que tenía pocas posibilidades de ganarlo, luego de un año plagado de altibajos provocados por lesiones. El francés tenía las mejores credenciales, incluso perfectas. Ganador absoluto de cada competición que disputó con el Bayern Munich, sentía que la gloria llegaba por el mérito que había construido desde el terreno de juego. Sin embargo, empático el futbol, el Balón de Oro se fue con un ser humano superlativo de grandes condiciones como lo es Cristiano Ronaldo.
El portugués se convierte así en el sexto futbolista en ganar el ansiado trofeo a pesar de no haber ganado ninguna copa con su respectivo equipo. El luso se une a Stanley Matthews, Denis Law, Gerd Muller, Kevin Keegan y Luis Figo. En el Real Madrid saben que desde ahora, tienen a un futbolista con altas condiciones con el plus de estar motivado como nunca. En la capital española sueñan con la décima Champions League, Ronaldo aspira a un tercer galardón individual. Las dos metas embonan perfecto. La última palabra la tiene Messi, quien posé cuatro balones dorados, pero este resultado adverso, no hace más que activarlo.