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14/01/2013 - 12:00 am

Emilio: ¿quién pagará platos rotos?

El próximo 1 de marzo, el panista Emilio González Márquez entregará el gobierno de Jalisco al priista Aristóteles Sandoval Díaz. El llamado “Gober piadoso” hereda una administración marcada por la opacidad y que, apenas ahora que la escandalosa crisis financiera le ha estallado, comienza a ser investigada. González Márquez, el panista mal hablado, al que […]

El próximo 1 de marzo, el panista Emilio González Márquez entregará el gobierno de Jalisco al priista Aristóteles Sandoval Díaz. El llamado “Gober piadoso” hereda una administración marcada por la opacidad y que, apenas ahora que la escandalosa crisis financiera le ha estallado, comienza a ser investigada.

González Márquez, el panista mal hablado, al que le gusta echarse sus tequilas y se envalentona, el crítico de la comunidad homosexual, el que apapachó a la iglesia Católica en esa entidad y que, incluso, soñaba con ser Presidente de la República, será recordado como el gobernante que más deuda contrató para Jalisco, como el que no supo administrarla y gastó a manos llenas en obras de infraestructura que, ahora, son “elefantes blancos”.

Pero, aun así, el gobernador que, a poco más de un mes de dejar esa responsabilidad, tiene al estado al borde de la quiebra, quiere más dinero. Le ha pedido al Congreso de la entidad le apruebe un crédito para pagar compromisos de deuda, entre ellos los derivados de la organización de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011, que publicitó como uno de los grandes logros de su gobierno.

Tan emocionado estaba con la organización de esa justa deportiva, que González Márquez anunció que postularía a la capital de Jalisco para organizar unos Juego Olímpicos pues, afirmó, ‘”ya estamos cansados de que se reconozca y se destaque todo lo negativo que le sucede a México, ya es tiempo de que nuestro país reciba reconocimientos por lo que vale, por lo que realmente es”.

Ahora, los sueños de grandeza del panista se han derrumbado y lo que pesa en un nivel de endeudamiento que, en sus seis años de gobierno, aumentó 253%: la deuda directa contratada por la administración pasó de 4 mil 440 millones de pesos en 2007 a 15 mil 676 millones de pesos en 2012, de acuerdo con los datos difundidos a partir de la nueva solicitud de crédito enviada al Congreso local.

La deuda pública total, la contraída por municipios, Estado u organismos públicos con o sin aval y registrada ante Hacienda, también se triplicó. Pasó de ocho mil 480 millones de pesos en 2007 a 26 mil 289 millones de pesos (210% más) a 2012.

Y a unas cuantas semanas de entregar el poder, González Márquez pretende que el Congreso le autorice nuevos créditos por 3 mil 200 millones de pesos más, con lo que la deuda del Gobierno de Jalisco rondaría los 19 mil millones de pesos. Con este dinero pretende pagar los 1,400 millones de pesos que tiene pendientes con instituciones financieras, y que gastó en los Juegos Panamericanos.

En este contexto, los jaliscienses comienzan a presionar a las instituciones, principalmente al Congreso y a la próxima administración de Aristóteles Sandoval, para que investiguen al gobernador, se aclare a dónde se fue todo ese dinero y, en su caso, se apliquen las sanciones legales que correspondan.

Pero, como en los casos de Humberto Moreira Valdés en Coahuila o el reciente escándalo en torno a la deuda que dejó Juan Sabines Guerrero en Chiapas, hay dudas de si se tendrá voluntad política para tocar al aún gobernador jalisciense.

En Chiapas, el gobierno de Manuel Velasco Coello inició las investigaciones de alcaldes corruptos, y algunos de ellos ya están encarcelados y siendo procesados.

A nivel de los gobernadores, la opacidad es tan grande en el manejo de las cuentas públicas que a los instrumentos de rendición de cuentas aún no les es tan fácil tocarlos y obligarlos a aclarar sus carteras.

Sin embargo, si hubiera voluntad política de los gobernantes en turno para poner tras las rejas a los que abusan del erario, se tendría también menos impunidad.

A Sandoval Díaz le tocará lidiar con la deuda que le hereda González Márquez, pero justo sería que esa investigación que le piden los ciudadanos se hiciera con prontitud. La otra opción es cerrar los ojos y, otra vez, que los ciudadanos paguen los platos rotos… para que ellos –los políticos– sigan su vida tan contentos.

 

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