Javier Solórzano
14/01/2013 - 12:01 am
Del 1D a las jaurías
1. Si algo le conviene al Gobierno del DF es que se aclare lo que pasó el primero de diciembre, 1D. Apostarle al olvido no ayuda porque independientemente de la afectación a comercios y a ciudadanos, detrás de la agresión está un acto evidente de provocación y un vacío de autoridad. Si es cierto que […]
1.
Si algo le conviene al Gobierno del DF es que se aclare lo que pasó el primero de diciembre, 1D. Apostarle al olvido no ayuda porque independientemente de la afectación a comercios y a ciudadanos, detrás de la agresión está un acto evidente de provocación y un vacío de autoridad. Si es cierto que el nombramiento de Manuel Mondragón en el gobierno federal dejó un vacío en la SSP del DF que nadie atendió, es de suponerse que alguien lo sabía y decidió que era el momento para mandar a sus violentas “huestes” a la calle.
Pareciera una explicación menor, por no decir otra cosa, que debido al cambio de funcionarios en una dependencia clave en seguridad se haya dado un vacío tan brutal. No tiene lógica que ello haya provocado una pasividad. Actuaron mal y a destiempo deteniendo a una buena cantidad de ciudadanos los cuales, se comprobó días después, no tenían nada que ver; el caso de la señora que defendió a uno de los jóvenes detenidos y por ello fue detenida es un monumento a la ineficiencia.
¿Realmente ninguno de los detenidos participó en los hechos vandálicos? No tenemos la respuesta, pero quien sí la debe tener es la autoridad capitalina, no sólo por lo que pudieron ver granaderos, agentes e infiltrados, sino también por las muchas cámaras que nos vigilan, particularmente las que se ubican en el Centro Histórico. La ausencia de una respuesta hasta ahora junto con la liberación de los 14, los cuales terminaron como héroes, deja en la nada y sobre todo en la impunidad la violencia del 1D.
2.
Así como estamos en la nada con el 1D estamos igual con la jauría de perros que, según la autoridad, mataron a cuatro personas. Decimos que según la autoridad porque para los #YoSoyCan26 la muerte de los tres adultos y un bebé se debió a un hecho violento y no a los afamados perros de Iztapalapa. Si no fuera por la lamentable muerte de cuatro personas, el hecho llamaría a ser una comedia.
Ante la detención de 25 perros, que todo parece indicar atacaran a un grupo de personas, han surgido defensores de animales quienes han pedido, más bien exigido, de inmediato la liberación de los canes. Les hicieron caso y no por ello suspendieron su manifestación del sábado pasado en el Zócalo. El hecho anda moviéndose en el vacío porque si nos atenemos a las diferentes versiones sobre los hechos bien a bien no se sabe qué pasó. Las presiones van creciendo a tal grado que los defensores de animales han exigido que se termine la detención de perros callejeros, sean o no parte de las jaurías.
Ante el vacío, la autoridad pareciera haber optado por el camino fácil el cual tarde que temprano se verá que no es el mejor. Si se trata de quedar bien con quienes protestan se está perdiendo de vista un lado del problema. “Detener” las jaurías es una decisión que beneficia a los ciudadanos y a los propios perros. Habrá gente que no es simpatizante de los perros, incluso que les tenga miedo, y se le debe respetar como quienes los defienden. Lo que ha pasado, ahora si que haya sido como haya sido, es una muy buena oportunidad para que se establezca un orden necesario para el mejor equilibrio entre personas y animales, en particular en algunas zonas del DF en donde prevalece la ley de las jaurías. Lo que quedó en claro es que de nuevo las redes fueron claves para atender el asunto, en medio del drama prevaleció el humor lo que las hace tan atractivas y efectivas.
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