Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo).- Son contados por miles los asteroides que cada año pasan cerca de la órbita de nuestro planeta. Por tal motivo son una preocupación latente, no sólo para la comunidad astronómica, sino para todos los habitantes de la Tierra que ven en estos objetos una amenaza que puede superar a todas las existentes.
Dentro de los múltiples escenarios imaginados para el fin del mundo, quizás el que más adeptos tiene es el de una amenaza del espacio exterior. Y no, no se trata de supuestas civilizaciones alienígenas con afanes de conquista, sino de algo más sencillo: un objeto celeste que pudiera, eventualmente estrellarse contra la Tierra. Para esto, especialistas de todo tipo han imaginado una variedad de alternativas de "defensa" que pudieran salvarnos del desastre que un impacto como este implicaría.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), así como otras agencias espaciales y astrónomos alrededor del mundo tienen una forma bastante sólida de dar seguimiento a enormes asteroides "destructores de civilizaciones", haciendo la cartografía de sus trayectorias con muchos años o décadas de antelación antes de que puedan siquiera acercarse a nuestra ubicación. Sin embargo, saberlo no es suficiente. Por tal motivo una advertencia tan amplia como la que ellos pueden proporcionar nos daría más que suficiente tiempo para preparar algún tipo de estrategia de desviación.
No obstante, de acuerdo con el Proyecto de Defensa de Asteroides de Emergencia (EADP, en inglés) son los objetos voladores de tamaño pequeño o mediano de los que debemos de preocuparnos más. Es así que esta organización sin fines de lucro, integrada por ingenieros y empresarios de ciencias, y con sede en Copenhague, está tratando de aumentar la conciencia sobre las amenazas planteadas por estos asteroides de dimensiones menos impresionantes. Ellos argumentan que, debido a su menor tamaño, las rocas espaciales son más difíciles de detectar con muchos años de anticipación y tal vez no lo sean hasta apenas unas pocas semanas antes de que se estrellen.
"Un asteroide de 30 metros de ancho o 50 metros de ancho puede ser un asesino de pequeña ciudad; no hay ninguna duda al respecto de que sea un desastre", dice el doctor Bong Wie, profesor de ingeniería en la Universidad Estatal de Iowa. "Puede destruir una típica zona metropolitana, sin garantía en el tiempo de advertencia."
Es así que surgen las explosiones nucleares como una de las propuestas más viables para evitar un impacto.
Actualmente, la EADP está recaudando dinero a través de IndieGoGo para financiar un plan de emergencia de respaldo que podría mitigar la amenaza planteada por estas rocas espaciales más pequeñas. El dinero que recauden se destinará a diseñar y construir una nave espacial llamada Vehículo de Intercepción de Asteroide a Hipervelociad o HAIV.
Basados en la investigación realizada por Wie al Centro de Investigación de Desviación Asteroides de la Universidad del Estado de Iowa, los HAIVs serán "pequeñas naves espaciales que puedan desviar o dispersar a los asteroides y cometas con la advertencia de sólo unos pocos días", muy probablemente a través de la utilización de una bomba nuclear.
Hasta hace unos días, la iniciativa sólo está pidiendo 200 mil dólares (casi tres millones 100 mil pesos) de donaciones para encaminarse hacia dicha investigación, pero EADP estima que necesitarán 50 millones de dólares (más de 774 millones de pesos) en total para todo el proyecto: 25 millones para construir y probar el primer vehículo y otros 25 millones para construir otro y tenerlo en mano cuando el hipotético asteroide o cometa venga. Si consiguen los fondos que necesitan, EADP dice que sólo les tomará dos años para construir y poner a prueba sus HAIVs.
Por oro lado, hace apenas unos días, la NASA cerró un trato con la Administración Nacional de seguridad Nuclear, una rama del departamento de Energía de Estados Unidos, el cual es "responsable de la mejora de la seguridad de EU a través de la aplicación militar de la ciencia nuclear."
Ambos departamentos han realizado investigaciones independientes para la utilización de bombas nucleares para rechazar cometas, asteroides y meteoros. La nueva asociación hará más fácil para los especialistas en cohetes y en energía nuclear poner sus conocimientos al servicio de un objetivo común. El plan consiste en identificar las amenazas potenciales y encontrar la manera de desviarlas a corto plazo.
Las simulaciones por computadora sugieren que podría volarse en pedazos una roca espacial de tamaño mediano de manera exitosa. Sin embargo, los fragmentos resultantes de la explosión podrían hacer que el remedio sea peor que el mal mismo, dependiendo de la distancia a la que el asteroide se encuentre de la Tierra. Por tal motivo, una mejor solución sería simplemente limitarse a utilizar la bomba nuclear para repeler el asteroide en lugar de hacerlo explotar.
Otras alternativas no nucleares incluyen tractores de gravedad, usar la luz solar para "hervir" secciones del objeto celeste o, bien, el uso de láseres o naves de alta velocidad para empujar la amenaza fuera de su curso de colisión con la Tierra. Sin embargo, a pesar de todo, un estudio de la NASA de 2007 indicó que las soluciones nucleares pueden ser la mejor arma que la humanidad tiene en la actualidad a la hora de luchar contra las rocas espaciales asesinas.