Ciudad de México, 23 de junio (SinEmbargo).- El papel del astrónomo Nicolás Copérnico fue crucial para la ciencia planetaria. Gracias al científico polaco se formuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar en la que se establece que la Tierra gira alrededor del sol. Actualmente el legado del renacentista continúa, sólo que alrededor de nuestro planeta, gracias a su homónimo Copérnico, el programa de observación de la Tierra más ambicioso de la historia y al cual se suma hoy un satélite que enviará imágenes en color de alta resolución, cuyo uso podría traer grandes beneficios a la agricultura.
Así, el elegido para esta misión será el satélite Sentinel-2A, que se unirá al programa de observación de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) luego de superar "sin dificultades" las pruebas y será puesto en órbita desde Kurú por un cohete VEGA, en la Guayana francesa, explicó la compañía Airbus.
Hasta hace un año, Copérnico se encontraba en fase preoperativa, distribuyendo a la comunidad de usuarios los datos recogidos por los satélites nacionales, europeos e internacionales que forman parte de las Misiones Colaboradoras. Sin embargo, tras el lanzamiento de la primera misión Sentinel, en abril de 2014, las cosas cambiaron para el componente espacial, al entrar en fase operativa y desde entonces ofrece sus señales de radar, dio a conocer la ESA en un comunicado.
Ahora toca el turno a Sentinel-2A. Una vez en servicio, a una órbita a 786 kilómetros de altitud, proporcionará imágenes ópticas desde la franja visible a la franja infrarroja de onda corta del espectro electromagnético, publicó el servicio de radiodifusión internacional Deutsche Welle.
La pareja de satélites Sentinel se encargará de tomarle, cada cinco días, los signos vitales a toda la superficie de la Tierra, tomando registro de una franja con un ancho de 290 kilómetros en cada sobrevuelo con cámaras de alta resolución con 13 bandas espectrales, que pueden reconocer mucho más colores y longitudes de onda que el ojo humano. Es así que la superposición de las imágenes logradas por ambos objetos permitirá reconstruir un panorama de la superficie de nuestro Mundo.
Por otra parte, a partir de las características únicas de estas cámaras, las cuales son capaces de identificar desde el espacio la clorofila o el contenido de agua de las hojas de una planta, se podrán obtener datos para estudiar el uso de la tierra, el sellado del suelo, las condiciones del terreno, la agricultura, la gestión de bosques, los desastres naturales y facilitar las misiones de ayuda humanitaria, así como el seguimiento de glaciares, hielo y nieve y la observación de áreas costeras con fines medioambientales.
PRÓXIMOS INVITADOS
Este par de satélites no serán los únicos complementos del Programa Copérnico. Así, mientras Sentinel-2 tomará imágenes ópticas de alta resolución para monitorear la superficie de la Tierra, Sentinel-3 transportará varios instrumentos para llevar a cabo una larga serie de estudios de la Tierra y de sus océanos, y Sentinel-4 y Sentinel-5 se harán cargo de medir la composición de la atmósfera desde la órbita geoestacionaria y una órbita polar, respectivamente.
De esta manera, a finales de este año será lanzado el primero de dos Sentinel-3, el cual medirá la Tierra y el color de los océanos para determinar las temperaturas. Así mismo, ambos registrarán la topografía de la superficie de los continentes y las regiones cubiertas de hielo en los polos con un altímetro radar.
Más tarde, este sistema será complementado por Sentinel 6, que se concentrará en la observación los océanos, con lo que se cubrirán todos los servicios que están enmarcados en las siguientes categorías: gestión del suelo, el medio marino, la atmósfera, respuesta en situaciones de emergencia, seguridad y cambio climático.
El Programa Copérnico quedará completo para 2020 y los datos recabados estarán a disposición de científicos de todo el mundo. Sin embargo, esta información también podrá ser utilizada por empresas navieras y compañías aéreas que podrán emplearlos para mejorar los servicios u ofrecer nuevos, como optimizar rutas para buques de carga o saber acerca de las corrientes de aire o las constructoras sobre los movimientos sísmicos, por ejemplo.