LA ÚLTIMA CAÍDA DE CUAUHTÉMOC

08/06/2015 - 12:05 am
Aspecto de casillas en una vecindad. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
Aspecto de casillas en una vecindad. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

Ciudad de México, 8 de junio (SinEmbargo).– Aquí, en el barrio de Tepito, Cuauhtémoc, el último Rey nahua, ofreció los últimos 93 días de resistencia en que tardó en consumirse el Imperio Azteca.

Codo a codo, peleó junto a sus guerreros tigre y águila, pero no hubo mucho que hacer ante los arcabuces, la viruela y el odio que criaron en el corazón de los pueblos sometidos.

Noventa y tres días: tres meses: nada.

Cuauhtémoc sufrió el suplicio de los pies sobre una hoguera encendida en el mismo sitio en que, al poco tiempo, se levantaría la iglesia de San Francisco Tepito.

Medio milenio después, por aquí mismo, el partido del Sol Azteca ofrece la desesperada resistencia para retener la delegación Cuauhtémoc. El Partido de la Revolución Democrática se lo juega todo y arroja a la batalla a chavos chacas para llevar y traer votantes en sus motocicletas.

“El recurso se reparte desde la noche anterior”, reflexiona El Mochilas, un “operador” que hoy hace el trabajo para MORENA. Lo hizo durante las últimas 11 elecciones para el PRD.

Únicamente no “operó” para la elección de Cuauhtémoc Cárdenas, el fundador del partido quien ofreció sus últimas días de resistencia en el partido dentro del gobierno de Miguel Ángel Mancera, el único Jefe de Gobierno no perredista, pero postulado por el PRD que ha gobernado la ciudad desde 1997.

Desde año, la delegación Cuauhtémoc ha sido un baluarte del PRD. Y, en apenas 18 años, se convirtió en todo lo que odiaba del PRI.

“Para una elección, el recurso baja de la delegación vía la Dirección de Desarrollo Social que aquí se le llama de Justicia Social. Los operadores son los funcionarios y el principal de ellos se llama Jesús Mendoza Corredor.

“Cada operador para Tepito puede traer medio kilo –500 mil pesos–. Por voto se pagan entre 250 y mil pesos, depende”.

–¿De qué depende? –le pregunto al hombre justo antes de salir a caminar por el barrio a cazar “mapaches”, como en el argot electoral se llama a los “operadores”, como él.

–De las necesidades de la delegación. Aquí todo es dinero. En Tepito hablamos de un promedio de 35 mil posibles votantes, así que aquí se ganan o se pierden elecciones. Lo sé porque yo lo hice, papá. Se da la mitad antes de que vote y la otra mitad después, pero siempre se lleva al baila a la persona. En realidad, se le da el 70 por ciento de lo acordado.

–¿Cuánto gana un operador?

–¿Te gustan 15 mil pesos? 15 mil pesos a la semana. ¡Chaz! –El Mochilas levanta el pulgar derecho y lo mueve en vaivén sobre la mano izquierda imaginando un fajo de billetes. –¡Billullo! –abre los ojos ante un tesoro imaginario con el que se logra lo que sea y se hace lo que sea. –Y 15 mil varos el mero día.

–¿Por cuánto lo está haciendo con Morena? –pregunto al hombre con bigotes amarillentos por el tabaco.

–Por nada. Te lo juro, mira –forma una cruz con el pulgar y el índice de la mano derecha y la besa– De a cabrones: nada. Esto es como hace el papa…

–¡El catecismo! –dice una de las mujeres reunidas en el patio de una pequeña unidad habitacional.

–¡No…! Como… –El Mochilas busca y busca la palabra y sacude la punta de la lengua como si ahí estuviera atorada. –Como… ¡Evangelizar! –y da una larga chupada al cigarrillo a manera de recompensa. –Esto es por pura conciencia social. Y tú puedes ver y también observar que el PRD está operando a todo lo que da. Que traen las motos, que están repartiendo el billete cabrón, cabrón, cabrón. Pero, ¿sabes qué?

–¿Qué?

–Sólo tienen la estructura. No tienen los cerebros. Los cerebros estamos aquí y se van a chingar a su madre. Te lo digo porque nosotros movimos la lana y la gente para que ganara Dolores Padierna en 2000, Virginia Jaramillo en 2003, José Luis Muñoz Soria en 2006, Agustín Torres en 2009 y Alejandro Fernández en 2012. Todos ganaron porque nosotros sacamos a la gente a votar y porque traíamos los programas y los beneficios.

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En la víspera de la elección, Ricardo Monreal Ávila, candidato ganador en Cuauhtémoc de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), logró consultar al quizá fue el oráculo de mayor confianza en estas elecciones, el Centro de Investigación de Seguridad Nacional.

El ex Gobernador de Zacatecas, reputado operador electoral, obtuvo los resultados de la encuesta electoral que el aparato de inteligencia mexicano hizo para conocer la tendencia electoral de la delegación Cuauhtémoc, sede de Palacio Nacional, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Senado de la República, el Banco de México, el Arzobispado de México…

Hubo buenas noticias para MORENA. En el papel del Cisen, Monreal aparecía con ocho puntos de ventaja sobre José Luis Muñoz Soria, perredista que pretendió de nueva cuenta la Jefatura Delegacional.

Los resultados previsibles a menos de 24 horas de la apertura de las casillas eran satisfactorios para el partido de Andrés Manuel López Obrador no sólo por la ventaja, sino porque ésta se ensanchaba y rebasaba la diferencia con claridad los cinco puntos porcentuales que una buena operación desde el gobierno gana sólo el día de las urnas, a decir de quienes saben.

Las mediciones de los días anteriores mostraban una delantera de entre cinco y seis puntos, pero, sólo el jueves pasado, la oposición de izquierda creció un punto porcentual debido, según ellos mismos a dos factores.

El primero fue suicidio en la madrugada de Julio Manuel de Caso González, secretario de Finanzas del PRD DF en las mismas oficinas del instituto político. El siguiente evento fue la detención de Agustín Guerrero, ex presidente capitalino del PRD y ahora vocero de Monreal. Guerrero Castillo fue apresado luego de tomar fotografías de un sitio de operación electoral perredista y se le pretendieron imputar cargos de allanamiento de morada y abuso sexual luego de que una perredista le señaló por supuestos tocamientos.

Esa noche, Monreal se comunicó telefónicamente con Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

–Miguel Ángel, ¿en verdad quieres tener un preso político que fue, ni más ni menos, presidente del partido que te hizo Jefe de Gobierno? –reprochó Monreal.

Minutos después, Mancera recibió una llamada con el mismo fin, pero un tono más elevado de parte del Senador panista por Chihuahua Javier Corral.

Mancera dio marcha atrás y, a punto de ser consignado y enviado a un reclusorio, ordenó la liberación de Guerrero Castillo. El asunto se convirtió en un airado debate en redes sociales y, según los de MORENA, en parte del punto porcentual que crecieron en un solo día.

Tal vez por eso, el rostro de Monreal parecía relajado a pesar de la hora que debió esperar para la apertura de su casilla, en una pequeña clínica pública de la colonia Juárez, cerca del Paseo de la Reforma.

“La suerte es poca y se reparte temprano”, suele decir López Obrador para presumir su costumbre de madrugar. Monreal también lo hizo y, al igual que el tabasqueño, el zacatecano apareció temprano y con el pelo desacomodado de la parte trasera de la cabeza por la almohada.

La primera encuesta de salida ordenada por MORENA para las dos de la tarde mostraba una ventaja de entre cinco y siete puntos. El sondeo de las cuatro de la tarde abría la diferencia hacia unos ocho puntos.

Para esta hora, los tres partidos en verdadera disputa –los demás, incluido el PAN sólo asistió como espectador– ya habían concluido sus respectivas operaciones. En el equipo de Monreal la preocupación, alrededor de las dos de la tarde, era que la candidata priista, Alejandra Barrios, negociara su capital electoral a favor del PRD.

Los resultados preliminares muestran que la líder de ambulantes dio la pelea hasta el final.

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Oficinas supuestamente utilizadas para la compra de votos. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
Oficinas supuestamente utilizadas para la compra de votos. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

La lucha por Cuauhtémoc fue feroz. Los perredistas apostaron a retener la principal plaza económica de la capital y los de MORENA a arrebatar el más simbólico de los espacios políticos del DF.

Llegaron acusándose de todo y están en curso sendas demandas por posible rebase de gastos de campaña. Al inicio de la contienda, fueron descubiertas 11 mil despensas en un espacio de la delegación que serían repartidas, según se denunció, con fines electorales. Se insistió en el probable uso de recursos públicos con fines electorales y se desató una guerra sucia contra Monreal acusándolo de tener nexos con el narcotráfico, específicamente con el Cártel de Los Zetas.

Perredistas y ex perredistas se acusaron mutuamente de todas y cada una de las prácticas que alguna vez denunciaron del PRI, cuando, juntos, se decían víctimas de los fraudes de las elecciones presidenciales de 1988 y 2006.

Hoy se odian, como sólo se odian quienes alguna vez se quisieron.

“El PRD es un satélite del PRI gobierno”, dijeron una y otra vez los de MORENA.

“López Obrador se empeña, una vez más, en incendiar el país”, replicaban los del PRD.

“La única manera de que ganen es con fraude”, advertían los ex perredistas.

“Quieren construir otra candidatura presidencial de López Obrador”, reponían los aún perredistas.

Si bien la de Cuauhtémoc fue una elección local, su competencia fue interpretada por políticos y analistas como, efectivamente, la lanzadera de López Obrador rumbo al 2018. O su freno, condición favorable para Miguel Ángel Mancera. Y el resultado conocido hasta la madrugada, favorable para Monreal lo colocan como franco aspirante de la Jefatura de Gobierno dentro de tres años.

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Baja participación electoral en la zona. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
Baja participación electoral en la zona. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

–¡A 500, de a 500 varos el voto! –gritan mientras se internan en sus motonetas Yamaha por las vecindades y pequeñas unidades habitacionales que apiñan la colonia Doctores que, junto con la Obrera, representan el mayor banco de datos de la delegación.

–¡De a 500! –las venas se les hinchan. Se observan raros. No llevan ajustada la gorra con lentejuelas y pedrería, sino cascos relucientes de nuevos.

–Nunca había visto esto –reflexiona Agustín Guerrero, ex presidente capitalino del PRD. –Ni siquiera están acordando nada. Sólo entregan el dinero. Pero las casillas siguen con poca afluencia. ¿Qué ha pasado para que la gente ya ni siquiera tome el dinero? –se pregunta con cierto dejo de satisfacción.

El jueves, mientras Guerrero estaba detenido, los perredistas que presentaron cargos en su contra habían advertido: “En la doctores habrá muertos. Me cae que habrá muertos”.

Pero no. Las calles de la Doctores, la Obrera, la Moderna, la Esperanza y la Tránsito lucen como cualquier domingo futbolero: vacías, quizá aburridas porque no hubo venta de cerveza.

La elección de ayer tuvo varios ingredientes para tirar al abstencionismo. Uno es que los comicios intermedios suelen ser desabridos. Otro factor es que la capital se contaminó por el clima de violencia que precedió las votaciones en Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Tamaulipas. Se agregó el llamado de algunos intelectuales a no votar y, como nunca en la historia democrática de la Ciudad de México, la ciudadanía se siente decepcionada de su gobierno.

A la vez, hubo elementos para la violencia. El primero fue que, con la izquierda dividida, el PRI tenía posibilidades reales de ganar y esto lo lograría mediante la estructura de ambulantes de su candidata Alejandra Barrios que dispersó otro enjambre de motonetas. Les llaman “biwis”, nombre del modelo más popular de Yamaha.

–¿Quiénes las conducen? –pregunto a vecinos de la calle Granada, cerca del centro de operación de Barrios en Tepito.

–Los vendedores de droga –responde una vecina con naturalidad. –Todos estos chamaquitos traen la piedra –dice en referencia a cocaína base revuelta hasta con veneno para ratas.

–Y hoy están en la elección.

–Mira: van y vienen con gente que traen a votar a la casilla y la regresan a votar.

–¿Cuánto están ofreciendo a cada persona? –pregunto en otro momento a Elvia Zamora, operadora de MORENA que antes movilizó votaciones en el mismo sector para el PRD.

–El PRI está desesperado y anda ofreciendo hasta mil pesos.

–¿Y usted?

–Ahora nada, manito. Es la pura convicción y ganas de que estos hijos de su chingada madre –los perredistas– ya le lleguen a la chingada.

–Pero antes usted hizo lo mismo.

–Para qué lo voy a negar, pero yo no sabía de tanta marranada.

–¿Todos ganaron comprando votos?

–Todos, desde la Lola Padierna –dice en referencia a la hoy Senadora y esposa de René Bejarano.

–¿A cambio de qué?

–Dinero, programas. Esto se baja desde los promotores de las tarjetas para viejitos, las becas de los chavos, el apoyo a madres solteras. Todo.

–Pero usted vota por quien quiere.

–A quien le dan dinero vota por quien le digan.

–O le rompen su madre –interviene El Mochilas.

–¿Cómo?

–Pues se amenaza a la gente.

–Y esto lo hacen…

–PRI y PRD.

–¿Y cómo lo comprueban?

–Con  la foto de la boleta tomada con el celular. O se retienen las credenciales cuando se sabe que en una sección hay alta votación por el partido contrario. O se avientan dos o tres culeros a que anden amenazando a la gente.

–¿Eso se paga?

–Todo es billete, carnal.

–¿Y ahora cuánto le pagan? –vuelvo a preguntar a Elvia.

–Esta vez nada.

–¿Lo jura?

–Por mis hijas, que son tres, y por la Virgencita, que es una.

***

Acarreo en motos. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
Acarreo en motos. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

Los gritos de Lupita D’Alessio llenan la calle de González Ortega.

“¡Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo! ¡Que mi cuerpo no tiembla de ganas al verte encendido!”.

La música queda atrás cuando El Mochilas da vuelta, camina por los andadores colmados de relojes y atraviesa un angosto pasillo que parece una puerta dimensional: las millones de chucherías desparecen y queda a la vista el verdísimo césped sintético de la cancha de futbol del Maracaná Tepito.

En un costado del campo aparece el gimnasio de box “Huitlacoche Medel”, al otro la iglesia de San Francisco, ahí donde torturaron al Rey Cuauhtémoc, y, junto a ésta, unas oficinas de las que cuelga un cuadro con las reglas detalladas por las que un árbitro –ser silbante en Tepito debe ser uno de los oficios de más alto riesgo en el mundo– puede y debe expulsar a un jugador.

Ahí se instaló una casilla a la que, hasta media jornada electoral, habían caído unos 60 votos de unos 700 impresos para esa sección electoral.

–¿Qué les hizo el PRD para que estén tan enojados? –vuelvo a preguntar al Mochilas.

–Se les subió la calabaza a la cabeza. No cumplen. Años y años y nada. Yo soy comerciante y tengo a mis comerciantes. Son de a 200, de a 500 pesos a la semana lo que nos sacan. En la delegación hay un promedio de 40 mil vendedores. Para todo piden. ¡Para todo! Ya no se puede. Que te quitan para que te pongas en el Eje 1 Norte y ahí te sacan 5 mil pesos. Que quieres trabajar tu tallercito establecido, pues te clausuran por nada y te sacan 30 mil, 40 mil pesos. Se quedan con todo.

–¿Y ahora?

–Y ahora a chingar su madre.

El Mochilas sabe de lo que habla. Lleva 18 años “operando” para el PRD, desde que el partido nació, alcanzó su cenit y hoy sufre su ocaso en Cuauhtémoc.

Según los resultados, el Sol Azteca deberá entregar el corazón del país el 30 de septiembre.

Ciento cinco días: tres meses: nada. *

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