Ciudad de México, 7 de junio (SinEmbargo).- Antaño, los límites entre la tecnología y el arte eran bastante identificables. Sin embargo, a medida que la sociedad contemporánea ha ido incorporando más y más innovaciones técnicas a su vida diaria, cada vez las fronteras son más borrosas. Sin embargo, lejos de resultar un problema, esto resulta más atractivo y promueve la interdisciplina en una gran variedad de opciones.
Es así como el estudio creativo con sede en Londres, FIELD, se dio a la tarea de explorar visiones de un futuro cercano, al centrarse en su nuevo trabajo Quasar: un conjunto de tres esculturas portátiles, las cuales dan acceso a una experiencia de realidad virtual audiovisual interactiva, a través de una exposición individual llamada Violescence.
De acuerdo con el sitio web del estudio, Quasar describe el espíritu de los pioneros mediante tres arquetipos humanos, cada uno con sus propios medios de percepción, razonamiento y comunicación. Así, los creativos observaron los actos de explorar y crear, la fuerza de voluntad, la fuerza creativa y el agotamiento físico. "Innovadores idolatrados de nuestro tiempo que han avanzado tan lejos que podrían perder el contacto con su entorno".
En cada una de las esculturas, los dispositivos de realidad virtual ofrecen diferentes experiencias audiovisuales interactivas que tienen por objeto presentar los viajes y las emociones de tres personas que representan a la agresión, la sensibilidad y la curiosidad, publicó el sitio Dezeen.
"Los espectadores se sumergen en una galaxia gráfica llena de sonido y música, que controlan con gestos de su brazo y dirección de la mirada: un proceso continuo de creación, modificación y destrucción de una composición visual y sonora", dijo la directora ejecutiva de FIELD, Vera-Maria Glahn.
FIELD creó el software utilizado para producir los sonidos envolventes e imágenes. Al mismo tiempo, los participantes usan un sensor de pulsera que reconoce los movimientos del brazo utilizando datos de aceleración y un giroscopio.
Para crear los modelos, se tomaron moldes a partir de una cabeza que lleva el dispositivo Oculus Rift y auriculares, el cual se usó como la base para las tres piezas. Después, capas de fibra de vidrio, resina, polipropileno y otros materiales sintéticos fueron construidos para darle forma a las exageradas creaciones. Finalmente, el hardware de realidad virtual se fijó en el interior por lo que los dispositivos completos encajan perfectamente sobre las cabezas de los usuarios.
"Cada una de las esculturas es el resultado de un proceso manual muy elaborado; un fuerte contraste con las herramientas digitales con las que empezamos el proceso de diseño en el estudio", dijo Glahn. "Y, sin embargo, los pasos iterativos de moldeo, limado, capas y ahuecado son bastante similares en las herramientas 3D y simulaciones como en los procesos manuales", agregó.
Sin embargo, no sólo de extravagantes cascos de realidad virtual se trata la unión entre arte y tecnología, por lo que la exposición también incluye obras de las series Forays y Spectra.
Forays consiste en animaciones e impresiones digitales que representan objetos de ficción del futuro, las cuales funcionan para mejorar nuestra percepción sensual, presagiando la manera en la que la influencia de la tecnología va a cambiar nuestra idea de la realidad.
Spectra, por su parte, es mitad digital y mitad collage físico, el cual capta nuestro anhelo de llegar a más y más en medio de lo desconocido, dejando que nuestra importancia terrenal se vaya encogiendo en la distancia.