Nombre: Nizaa Jiménez Arroyo.
Originaria: Ciudad de México.
Profesión: Bióloga.
Ocupación: Candidata a Maestra en Ciencias Bioquímicas en el Instituto de Biotecnología (IBT) de la Universidad Autónoma de México (UNAM).
Ciudad de México, 31 de mayo (SinEmbargo).– Se trata de “muy complejo”, pero se vuelve más sencillo si alguien involucrado explica su incursión. Así resultó el acercamiento de Nizaa Jiménez Arroyo con la biología estructural y con la cristalografía de rayos X, una técnica experimental de esta especialidad que –dicho en términos simples– de determinar la estructura de las moléculas.
“Yo llevo cinco años haciéndolo y te puedo decir que todavía no termino de entender muchas cosas”, dice Nizaa Jiménez, especialista en Ciencias Bioquímicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Una declaración que, viniendo de alguien consagrado a la ciencia, resulta sorprendente para alguien acostumbrado al estereotipo de científicos e investigadores que tienen una respuesta para todo.
Sin embargo, que las personas desconozcan que esta y otras especialidades se desarrollan en territorio nacional no es una sorpresa. De hecho, es una ignorancia generalizada. “Son procesos muy complicados y no han llevado mucha divulgación en México”, agrega Jiménez. "Lo mismo pasa en toda Latinoamérica, la biología estructural no está desarrollada."
–¿Por qué crees que no está desarrollada la biología molecular?
–La barrera más grande es justo esto... Son procesos y operaciones muy complicadas que, la verdad, si te llevan bastante tiempo tratar de entender. De hecho, esta última década con el desarrollo de muchísimo software ya es una tarea mucho más simplificada… cuando se inició esto en las décadas de los 50 o 60 del siglo pasado, para resolver una estructura se tardaban 10 años y ahora… te puedes tardar unas semanas. Hay muchísimos factores que entran para esta técnica. Aún así, es la técnica más utilizada a nivel internacional y la más confiable.
–¿Crees que la ciencia a menudo usa un lenguaje demasiado críptico que le impide tener mayor alcance?
–Creo que el problema es que no hay interés. Sin contar los problemas económicos, lo más importante es que no se inculca un interés básico en ningún lado. […] A mí, mi propia curiosidad me llevó a esto, pero es una curiosidad que no es común en lo absoluto. Se debe de cultivar una “semilla” desde muy temprano. Y no nada más influye el interés, sino la ignorancia. ¿Cómo te vas a interesar en algo que ni siquiera sabes que existe.
La curiosidad a una temprana edad es el punto de origen para Jiménez Arroyo, quien se refiere a las primeras lecciones aprendidas de ciencias –donde las composiciones químicas se enseñan como dogma a la par de las incertidumbres– como el chispazo inicial para que se desarrollara su interés por la biología estructural, ese “determinar la estructura a nivel atómico de las cosas” y dar respuesta a “¿cómo es que se arreglan los átomos para formar moléculas que luego forman células y así sucesivamente”, dice.
–Me parece destacable ese cambio de imagen. Dejar atrás el estereotipo de que la ciencia, sobre todo a un nivel avanzado, sólo debe estar llena de certezas.
–No, para nada, sobre todo en biología nunca hay nada certero. Es una ciencia experimental y siempre lo va ser… Respondes una pregunta, pero al responderla aparecen tres más. Es como un efecto dominó y eso es lo que me encanta de la investigación y ciencias experimentales como la bioquímica y la biología estructural, que nunca vas a poder resolverlo todo.
