Ciudad de México, 15 de mayo (SinEmbargo).–La iguana se vende como «platillo exótico» o «no para todos los paladares» en varios sitios turísticos en la red que promueven las visitas al país y ahí mismo dan a conocer recetas para cocinar a las iguanas negras, una especie en peligro de extinción en México.
En el estado de Oaxaca, los platillos de iguana o de huevos de iguana son tradicionales y conforman parte de la cocina regional, sin embargo, en el mismo estado también hay varias reservas ecológicas especialmente diseñadas para conservar a esta especie.
En Juchitán, Oaxaca, el mercado local vende de manera ilegal a las iguanas vivas amarradas para su preparación, mientras que a unas cuantas cuadras se encuentra el Iguanario donde se crían ejemplares de esta especie.
La idea original de dicho centro ecológico es aprender el proceso de preservación de la iguana verde y la iguana negra abierto para turistas.
En el país, de 11 de 15 especies endémicas de iguanas se encuentran amenazadas principalmente por lo atractivo de su comercialización.
Aquí habitan 19 especies de iguanas de las cuales la boba de Santa Catalina está en riesgo de desaparecer, de acuerdo con el Subcomité Técnico Consultivo para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de las Iguanas en México.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) aseguró en Jojutla, Morelos, 32 litros de comida preparada con carne de Iguana negra, especie listada en la NOM-059-SEMARNAT-2010.
La preparación de dichos platillos es una práctica común también en el estado de Guerrero y que influye en Morelos, como lo es el consumo de carne de ejemplares de vida silvestre que se encuentran en alguna categoría de riesgo.
La iguana negra específicamente está bajo la categoría de protección especial, en este caso sería un animal que requiere promover su reproducción y mantenimiento en vida libre.
Aunque uno de los factores que contribuye a su desaparición es la comercialización ilegal como animal doméstico, también el reptil es apreciado por sus cualidades gastronómicas y en algunas ocasiones por las «curativas».
«Curiosamente no se hace mucho para desalentar el consumo de carne de iguana, tiene antecedentes prehispánicos, el problema es que hay muchos criaderos de iguanas de procedencia legal incluso, pero la gente también recurre a las prácticas de tráfico animal y a las capturas de vida libre, porque es redituable», dijo en entrevista con SinEmbargo, el biólogo Juan Luis Patiño Ortega de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Está legislado que los animales animales dentro de esa norma no se pueden capturar en ningún lugar donde estén en México, aún cuando ya hay criaderos, pero eso propicia que la gente salga a cazarlas en vida libre, porque también saben no habrá repercusiones legales.
«Las crías se venden aproximadamente en 150 pesos, pero aún así prefieren extraerlas de la vida silvestre. Hay mucho trabajo que hacer de concientización, hacerles ver que les conviene más una iguana viva que cinco en un plato. Es la parte que se tiene que trabajar», explicó Patiño Ortega.
Aunque admitió que sería muy difícil extraer esta cultura de consumo, sobre todo porque son prácticas heredadas y es complejo desarraigar este tipo de mitos.
La carne en una iguana es muy pobre, se tendrían que matar bastantes para poder conseguir un buen plato por lo que para ese tipo de platillos se usan crías y no adultos, porque requeriría mucho tiempo, ya que si se trata de adultos, probablemente sean extraídos de vida libre.
«Hay que recordar que son parte de una cadena trófica, son depredadores, y extraerlos provocaría una baja sobre todo para presas y ellos que depredan a pequeños mamíferos», aseguró Patiño Ortega, también Técnico Recolector y Taxidermista de la Colección de Mastozoología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En ciertas partes de la república, como en la costa del Golfo venden los platillos de iguana; en Chiapas y Oaxaca, las consumen y las venden, pero no hay ninguna repercusión, los restaurantes las ofrecen abiertamente, porque sostienen que supuestamente provienen de criaderos.
«Los reptiles son muy importantes para México y las 15 especies de que habitan el territorio mexicano son endémicas y este tipo de prácticas no sólo se limita alas iguanas, también de otros reptiles como serpientes y lagartijas. Y no se les da mucha atención porque a veces no son tan llamativos como otros mamíferos más grandes», concluyó el biólogo mexicano.