Ciudad de México, 17 de mayo (SinEmbargo).- La exploración espacial incluye dentro de sus múltiples planes la llegada del hombre a los distintos destinos contemplados por las agencias. No obstante, primero hay que hacer estudios de estos mundos y lunas distantes. Para ello, lo ideal es mandar primero una serie de sondas, rovers y robots similares, aunque inicialmente algunas propuestas resulten descabelladas o curiosas.
El programa de Conceptos Innovadores Avanzados (NIAC) de la la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), tiene el objetivo de fomentar el desarrollo de tecnologías futuristas que la agencia espacial estadounidense pueda utilizar para explorar la Tierra y el Sistema Solar.
Ahora, NASA ha elegido su próximo lote de propuestas en el marco de su programa de conceptos avanzados. Así, mientras que para la Luna contemplan la llegada de robots autónomos capaces de gatear, saltar, y rodar alrededor de la superficie. Para indagar las lunas de los gigantes gaseosos tienen en mente algo un poco más diferente: el uso de vehículos robóticos suaves de exploración.
De todas las propuestas, quizá la más interesantes se trata de un robot suave híbrido de calamar y anguila, lo que lo convierte, hasta ahora, en la propuesta más extravagante de la NASA y quizás de todas las agencias espaciales. El dispositivo estaría equipado con una antena corta en su parte posterior para extraer energía del cambio de los campos magnéticos, lo que lo hace ideal para ser contemplado para la exploración de los océanos subsuperficiales en Europa y Encelado (satélites naturales de Jupiter y Saturno, respectivamente).
Sin embargo, si la presencia de un vehículo de exploración con aspecto de calamar parece demasiado "exótico", la NASA aún tiene contempladas más ideas fuera de lo común.
Dos vehículos aéreos no tripulados con apariencia de planeador estarían conectados por un cable extremadamente fuerte a diferentes altitudes permitiéndoles navegar sin propulsión. El vehículo usaría la cizalladura del viento (la diferencia en la velocidad del viento o su dirección entre dos puntos en la atmósfera) en la estratosfera inferior. Así de forma similar a la que un windsurfista haría, la aeronave superior se encargaría de proporcionar ascenso y empuje aerodinámico, mientras que la aeronave más baja daría fuerza contra el viento para evitar que se vaya a la deriva a favor del viento.
Si tiene éxito, este satélite atmosférico podría permanecer en la estratosfera durante años, permitiendo a las misiones científicas de la Tierra de la NASA, capacidades de seguimiento o de navegación a una fracción del costo de las redes de satélites orbitales.
En la Fase I del NIAC se le da a los participantes seleccionados 100 mil dólares para financiar una definición inicial de nueve meses y el análisis de los conceptos propuestos. Las propuestas que superan esta fase inicial reciben más de 500 mil para dos años adicionales de desarrollo de conceptos.
También se encuentra el programa CRICKET, el uso de robots biomiméticos económicos, similares a insectos rastreros, grillos e incluso bots con la forma de pequeñas pelotas de futbol, para explorar la Luna y otros cuerpos planetarios. Estas máquinas se utilizarían para buscar sustancias volátiles como hidrógeno, nitrógeno y agua, así como para el desarrollo de mapas de alta resolución.