Ciudad de México, 5 de mayo (SinEmbargo/Diario de Yucatán).– En presencia de policías estatales, un reportero del Diario de Yucatán sufrió una agresión junto a una bodega ubicada en el sector sur-poniente del Periférico de Mérida, donde varias personas cargaban cientos de bolsas negras en camionetas que, según informes recibidos días antes, servirían al Partido Revolucionario Institucional (PRI) para distribuir en la campaña electoral en el interior del estado.
La noche del sábado pasado, las maniobras de carga y la presencia de patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) en el lugar llamaron la atención del periodista, quien se acercó para ver lo que estaba ocurriendo, ya que le habían llegado informes según los cuales el PRI estaría reuniendo, en distintas bodegas de Mérida, miles de artículos para distribuir en la campaña.
Para verificar esos reportes, el sábado 2 de mayo, a las 19:20 horas, el reportero Hernán Casares Cámara, de la Unidad de Investigaciones Periodísticas de Grupo Megamedia, se acercó a una de las bodegas, pintada de blanco, de reciente construcción, a 200 metros de la empresa Sitsa, rumbo a Umán, en dirección Norte-Sur.
Al entrar a la calle interior que conduce al final de la bodega, un espacio abierto, sin obstáculos o avisos que prohíban la entrada, y tomar una foto desde su celular de la actividad de camiones y personas en el lugar, fue agredido por unos 25 individuos, que bloquearon el paso de su vehículo, lo obligaron a descender, le quitaron el celular y las llaves de su auto a la fuerza y amenazaron con golpearlo, todo en presencia de una patrulla con dos agentes, que en ningún momento intervinieron.
El primero en increpar al periodista fue un hombre joven de camisa blanca, quien se acercó corriendo a su vehículo y le gritó: “¿Qué haces aquí, por qué tomas fotos? Esto es propiedad privada”.
Casares Cámara le explicó que tomaba notas para un trabajo periodístico pero que, en vista de los hechos, se retiraría del lugar, pero no pudo hacerlo. Un Datsun azul, placas ZAV-16-45, con cuatro jóvenes a bordo, le bloqueó el paso.
En pocos segundos, cerca de 25 personas, al mando de un hombre fornido, vestido de azul de alrededor de 30 años, rodearon el auto del periodista e intentaron abrir las puertas y la cajuela.
El hombre de azul le exigió a Casares Cámara la entrega de su teléfono celular. Como se negó, el sujeto se lo arrebató con violencia. Al bajarse del vehículo para reclamarle, otra persona, con camisa roja, se apoderó de las llaves del auto de Casares y corrió hacia la bodega del fondo, donde en ese momento varios camiones cargaban decenas de grandes bolsas negras.
“Es la política, jefe”, le dijeron.
Rodeado de los trabajadores de la bodega, el periodista se acercó al policía de la SSP José Pérez Che que observaba los hechos a 30 metros de distancia, junto a su patrulla placas YZG-58-89, para pedirle ayuda. El agente le respondió: “Es la política jefe, nada puedo hacer’’.
El periodista regresó a su vehículo e insistió con el hombre de azul que le devolviera sus pertenencias y se identificó como periodista de Grupo Megamedia, con una credencial del Diario de Yucatán, pero no aceptó. Le dijo que había invadido una propiedad privada y se alejó varios metros para hablar por el celular.
"¿De quién es esta propiedad privada, por qué tanta violencia, qué guardan allí que no quieren que vea un periodista?", preguntó Casares Cámara.
"Ésta es propiedad privada", respondió el hombre de azul, y no puedes entrometerte.
"¿Y la policía sí puede hacerlo?", replicó el periodista.
Volvió a insistir en que le devolvieran sus pertenencias, pero la gente que rodeaba el vehículo le gritó: "¡Lárgate, no tienes nada que hacer aquí!"
El periodista regresó con el policía Pérez Che y le preguntó: "¿Por qué no dejan que me acerque?, ¿qué hay en esas bolsas, usted lo sabe? ¿Por qué está vigilando los embarques, qué son?" El agente Pérez respondió que él estaba allí por otros asuntos y que llamaría al jefe de vigilancia del anillo Periférico para informarle de los hechos.
El jefe de la vigilancia del Periférico llegó poco después en una patrulla con dos agentes más. Interrogó a Casares Cámara y le pidió su identificación de Megamedia, datos que anotó en una libreta. Luego se retiró para hablar por teléfono. Regresó y le dijo a Casares Cámara: este señor (por el hombre de azul) le debe devolver sus pertenencias. El jefe de vigilancia envió entonces a uno de sus agentes a informarle de esta decisión al hombre de azul y a pedirle su identificación, pero no le hizo caso. Siguió hablando por teléfono, caminando de un lado a otro.
Un rato después aceptó darle su nombre al policía, que éste apuntó en una libreta blanca, pero no devolvió las pertenencias del periodista.
Veinte minutos más tarde, el hombre de azul se acercó y dijo: “Ya localicé a mi jefe, un empresario que está de viaje en Miami”, y le devolvió a Casares Cámara las llaves y el teléfono celular, al que le borró todas las fotos y el resto de los archivos.
También pidió al periodista su identificación porque “el lunes mi jefe interpondrá una denuncia en tu contra por allanamiento de morada”.
En presencia de la policía, Casares Cámara mostró sus credenciales del Diario de Yucatán y del IFE, que el hombre de azul fotografíó con su celular. Tanto él como los agentes de la SSP se quedaron con la información del periodista, tanto la tomada de las credenciales como del teléfono celular.
Mientras ocurrían los hechos, Casares Cámara observó que, en punto de las ocho de la noche, unas 30 personas, hombres y mujeres jóvenes de apariencia modesta, salían de la bodega principal y abordaban un camión de carga con tres filas de asientos de madera, marca Isuzu, que partió rumbo al Periférico.
Poco antes había salido de la bodega otro camión de carga de ocho toneladas, sin placas y con el logotipo de la Central de Carga de Motul, cargado hasta el tope con grandes bolsas negras.
El periodista de Megamedia le preguntó al agente Pérez Che por qué no detenía a ese vehículo, que transitaba sin placas, pero no obtuvo respuesta.
El edificio donde ocurrieron los hechos es un conjunto de bodegas de reciente construcción. Se llega a través de la calle lateral del Periférico. A la entrada, del lado derecho, hay una zona con tres cortinas metálicas, correspondientes a otras tantas bodegas, que estaban cerradas el día de los acontecimientos. Luego sigue un área de estacionamiento, donde había tres camionetas “pickup” blancas, de modelo reciente y sin logotipos, cargadas con grandes bolsas negras, listas para partir. Las placas de estos vehículos son: YF-83589, YP-27713 e YP-99570.
El único lugar con actividad a esa hora del sábado en todo el edificio era la bodega del fondo, la más grande. En su interior, el periodista observó intenso movimiento de personas acomodando las bolsas negras y poniéndolas en camiones estacionados en la plataforma de carga y descarga, aunque, pese a todo, no pudo conocer su contenido.