Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo).–En México existen 376 especies de anfibios, cantidad que sitúa al país como el quinto en riqueza de anfibios a nivel internacional. Sin embargo, éstos sufren la peor crisis de extinción de toda su historia, ya que el 43 por ciento de las especies se encuentran en alguna categoría de riesgo.
En México, el estado de Oaxaca es el más diverso y rico en el género al albergar un total de 140 especies, seguido por Chiapas con 100 y Veracruz con 96.
En general una de cada tres especies en el mundo están en algún grado de extinción y en México las salamandras son la familia más diversa de anfibios y con el nivel de endemismo más alto, ya que más de la mitad de este grupo de vertebrados se distribuye en regiones muy limitadas del país.
«La primera amenaza que enfrentan es la pérdida o destrucción de su hábitat natural, pero también hay enfermedades infecciosas por un hongo que está afectando (triquidiomicosis), la contaminación, los cuerpos del suelo y aire, la introducción de especies invasoras, así como el cambio global, aunque no hay mucha evidencia sobre esta última amenaza», explicó en para SinEmbargo el Biólogo investigador, Eduardo Pineda Arredondo del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Pineda Arredondo explicó que estas especies son significativas para México, ya que consumen un gran cantidad de presas, por lo que pueden llegar a ser controladores de varias plagas o de alguna parte importante de insectos o artrópodos.
De las 376 especies de anfibios registradas que habitan en el país, se considera que dos terceras partes son endémicas en México, de acuerdo con el Biólogo también egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Esto no sólo significa que su distribución es restringida y que se distribuyen exclusivamente dentro del territorio nacional, sino también que es una responsabilidad primordial de nosotros su conservación, así como mantener y proteger los ambientes donde habitan”, destacó Eduardo Pineda.
Entre los grupos más vulnerables que se encuentran bajo amenaza son las especies de salamandras y ranas que habitan en los bosques de niebla. Varias de las ranas son de las especies más pequeñas del mundo y están en peligro.
Una de las especies más amenazadas a nivel global es la rana de patas amarillas, que se distribuía en zonas altas de la Sierra Nevada de California, en Estados Unidos, y el de la rana dorada de los bosques tropicales de Costa Rica, cuyo último avistamiento fue en 1989.
Una de las especies endémicas que más se conocen en el país y que forma parte de la familia de salamandras es el ajolote, que se encuentra también en una situación crítica ya que se distribuye únicamente en el Valle de México.
Desde 2013 se liberaron tres mil ejemplares de ajolotes cada año en el Lago de Conservación de San Gregorio Atlapulco, un ejido utilizado como reserva ecológica y otros en un predio privado.
La velocidad a la cual se reducen y desaparecen poblaciones y especies de muchos anfibios en el mundo es muy acelerada, de acuerdo a un informe realizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Si se analiza la geografía del riesgo de las especies de anfibios a nivel global, los países con mayor número de especies en alguna de las categorías de riesgo son Colombia, Ecuador y México, seguidos por China, Estados Unidos, India y Madagascar.
«Una de las ideas es conservar anfibios y reptiles en áreas modificadas por el ser humano porque ahí es donde no están protegidas estas especies, hay que voltear la mirada hacia esos espacios modificados por el ser humano y evaluar cada componente del paisaje y su importancia para mantener poblaciones de este grupo», consideró el especialista.
