Jornaleros de San Quintín van 50 años atrás en derechos, y plaguicidas los enferman: ONG

12/04/2015 - 12:05 am
El paro se ha levantado pero los jornaleros estarán trabajando bajo protesta. Foto:
Los trabajadores de la región de San Quintín, en Baja California, laboran en las mismas condiciones que lo hacían los jornaleros de Estados Unidos hace más de medio siglo . Foto: Especial

Ciudad de México, 12 de abril (SinEmbargo).– Los jornaleros agrícolas del Valle de San Quintín, Baja California, trabajan con 50 años de retraso respecto a sus pares en California, Estados Unidos. También están expuestos a plaguicidas que provocan cáncer y problemas genéticos, principalmente en las mujeres, dijo Fernando Bejarano González, director de la Red de Acción en Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM).

Bejarano González participó hace 30 años en el movimiento de los trabajadores del campo en los valles estadounidenses que lideró César Chávez y recordó que uno de los principales logros de aquella lucha fue el reconocimiento de los derechos sindicales para los hombres y mujeres que hace la labor agrícola.

Derechos que en México no existen, debido a que los jornaleros laboran en las mismas condiciones en las que alguna vez, en 1965, laboraron los trabajadores agrícolas a unos cuantos kilómetros de San Quintín, en Estados Unidos.

“Las condiciones de San Quintín tienen entre 30 y 50 años de diferencia a las de Estados Unidos. Es un rezago increíble. El tema de los plaguicidas es uno de los problemas más importantes a los que están expuestos los jornaleros en México, porque hay un daño genético. Dañan el ADN, el material celular”, dijo.

El activista citó una investigación realizada en 2012 por científicos de la Universidad Autónoma de Baja California "Daño genético y exposición a plaguicidas en trabajadores agrícolas del Valle de San Quintín, Baja California, México", la cual reveló que el grupo de jornaleros estudiado presentó el doble de daño genético que las personas no expuestas a plaguicidas.

LAS MUJERES DEL VALLE

Jornaleros de San Quintín marchan hacia garita de San Ysidro. Fotos: Jorge Dueñes
Jornaleros de San Quintín han marchado hacia garita de San Ysidro para exigir mejores condiciones laborales. Fotos: Jorge Dueñes

La investigación también encontró que las mujeres son más vulnerables a la exposición a los plaguicidas.

“Los daños tienen que ver con el sistema reproductivo, hay problemas hormonales. Hay algunos plaguicidas que son cancerígenos en humanos”, indicó.

Algunos de los investigadores que participaron en la investigación de los plaguicidas en San Quintín, ahondaron en el tema de las mujeres en la revista Salud Colectiva de la Universidad Nacional de Lanús de Buenos Aires, Argentina.

En el artículo científico "Riesgos del trabajo y salud: percepción de mujeres indígenas jornaleras en el noroeste de México", explican los riesgos para las trabajadoras del campo.

“La exposición a agroquímicos es un riesgo para estas mujeres, aunque ellas no realizan tareas de fumigación; sin embargo, sí aplican herbicida a las hojas de las plantas a lo que ellas le llaman “pintar las matas enfermas”. Las mujeres jornaleras prácticamente son asperjadas ya que ellas permanecen en el campo de cultivo durante las etapas de aplicación, sin importar que algunas estén embarazadas. Relatan que, aunque algunos patrones las cuidan, otros no se hacen responsables y culpan a las mujeres por no hacerse a un lado cuando se fumiga”, dice la publicación.

De acuerdo con Bejarano González, algunos de los plaguicidas más utilizados en San Quintín como el glifosato y el melatión, están en la lista de los herbicidas que son agente cancerígenos en humanos.

Incluso en México se utilizan sustancias prohibidas en otras partes del mundo, como en Suiza o, incluso, en Estados Unidos.

Fidel Sánchez Gabriel, vocero oficial de la Alianza Nacional de Organizaciones por la Justicia Social del Valle de San Quintín, indicó que entre algunas de las enfermedades que sufren los jornaleros por la exposición a los plaguicidas, está la leucemia.

“En San Quintín hay varios campos que son orgánicos y no utilizan los fertilizantes, pero en los que sí, principalmente en el tomate, hay casos de leucemia”, dijo.

Sánchez Gabriel recordó el caso de un joven jornalero de 28 años que cada seis meses requiere de transfusiones de sangre para poder vivir.

“Es producto de la discriminación a los jornaleros como migrantes indígenas. Vivimos una política neoliberal que sacrifica los derechos humanos, en este afán de mantener estas altas tasas de ganancia. El jornalero es el último eslabón de la cadena”, explicó Fernando Bejarano.

El activista agregó que actualmente, aunque el tema de los plaguicidas y la salud son prioritarios, los jornaleros agrícolas ni siquiera han avanzado en sus derechos laborales.

“Por eso, en la medida que haya contacto de los trabajadores mexicanos con organizaciones internacionales, es una chispa que puede incendiar esta pradera de injusticias. De su capacidad de resistencia depende el futuro de estas negociaciones y del apoyo binacional”, detalló.

Fernando Bejarano indicó que el apoyo de las distribuidoras norteamericanas será una presión importante para el que los trabajadores del campo en México avancen y superen el rezago en que laboran diariamente.

JORNALEROS SEGUIRÁN EN LA LUCHA

Fidel Sánchez indicó que los trabajadores no abandonarán la solicitud de un mejor salario – 200 pesos como mínimo– y sobre todo, prestaciones de Ley.

“Seguimos en el mismo planteamiento, en la misma demanda. Hay compañeros que están trabajando bajo protesta, pero hay otro grupo que no”, dijo.

Sánchez Gabriel lamentó que hasta el momento ninguna autoridad del gobierno federal, haya acudido al llamado que los jornaleros le hicieron la semana pasada, después de que, aseguraron, agotaron las instancias estatales.

Hace una semana los empresarios no aceptaron elevar el salario de 110 pesos diarios a 300 pesos que solicitaron los líderes de los jornaleros. Tampoco subir de 10 a 20 pesos el pago de la caja de fresa y otorgarles prestaciones de ley.

“Mientras ellos son millonarios: tienen yates, sus hijos andan en carros de lujo. Ellos dicen que no pueden incrementarnos el salario a 300 pesos, pero la verdad ellos son ricos gracias a que nosotros dejamos la sangre en los campos”, dijo Fidel Sánchez a SinEmbargo, después de aquellas negociaciones.

Los agricultores se negaron también a darles seguro social, pago de aguinaldos, vacaciones, días festivos, prima vacacional y reparto de utilidades por separado del monto que perciben diario.

Además de recurrir al gobierno federal, los jornaleros solicitaron la presencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

“Porque México ha firmado tratados internacionales de trabajo. Estamos tratando de ver a organizaciones de Estados Unidos, para que a través de ellos empiecen a concientizar a los compradores directos, para que desde allá nos apoyen y se preocupen por verificar si el productor mexicano respeta las leyes y a los trabajadores antes de comprarles”, dijo.

Las prestaciones sociales son las de mayor importancia, dijo el líder. Cuando un trabajador enferma, al negársele seguridad social, no tiene derecho a una incapacidad, es decir: “día trabajado, día pagado”, “si no trabajas no ganas”, indicó.

“La mayoría de nuestros hermanos, al estar trabajando en la pizca de la fresa, pueden tener una contracción en la columna vertebral, lastimarse los pulmones por respirar los químicos o, con las espinas de las moras, hasta con los tallos hay personas que han estado a punto de quedarse ciegas”, narró.

Sánchez Gabriel explicó que si un trabajador del campo enferma y requiere reposo como parte de su tratamiento, el patrón prefiere llevarlo a un centro de salud, incluso pagar una consulta particular, que darle seguro social y pagarle los días que no pueda trabajar.

“Hay empresas que tienen nóminas falsas, los agricultores manejan todo a su antojo y ahí está el error, la Secretaría del Trabajo [y Previsión Social] debería hacer su trabajo más fondo, preguntarle a los jornaleros si están afiliados al seguro social o no”, detalló.

El líder de los jornaleros indicó que en los campos agrícolas de México y en especial, en el Valle de San Quintín, prevalece la “esclavitud moderna”.

“Ya no hay látigos como en el época de Porfirio Díaz, ahora es psicológica porque te dicen: ‘¿quieres ganar más dinero?, échale ganas, apúrate; ¿quieres seguir trabajando?, no faltes ni un día. Si faltas un día porque te enfermaste, te quitan hasta 400 pesos de bonos”, explicó.

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