Ciudad de México, 12 de marzo (SinEmbargo).– La prensa extranjera tildó de «impactante» el video donde aparecen dos elementos de la policía municipal de Ahome en Sinaloa mataron a tiros a un cocodrilo en una zona cercana a una planta de tratamiento de aguas residuales. Días después, también se dejaron sorprender cuando la noticia de la matanza de más de 60 perros en Hermosillo, Sonora se difundió.
«Matanza masiva de perros en Hermosillo», «Más de 60 perros envenenados en ciudad de México», «Asesinato de perros prende alarmas en Hermosillo», son algunos de los titulares de los diarios foráneos luego de estos actos crueles en donde se reporta la muerte de al menos 93 perros en Sonora.
El último reporte ciudadano dio a conocer que hasta el momento había 94 envenenamientos, de los cuales únicamente un perro sin dueño logró sobrevivir. Las demás víctimas fallecieron y vivían dentro de propiedades privadas, según Carolina de la Torre, vocera de la Comunidad Animalera Trabajando (COAT) de Hermosillo.
Las muertes se registraron en más de 10 diferentes colonias de Hermosillo, los asesinan de la misma forma, con alimento envenenado (caldos, pan, carne, salchichas) que avientan hacia los patios de las casas.
Semanas después de varias amenazas y ofertas de recompensas para conocer al culpable, un hombre apodado «El Choro» marcó a la estación de radio local para confesar que él era responsable de los más de 60 asesinatos de mascotas. “El Choro” advirtió que continuaría estos actos durante el programa «¡Sin Límites!» de la locutora María del Socorro Rodríguez transmitido por la estación 101.1 FM.
Carolina de la Torre explicó posteriormente que esta declaración fue falsa, que se comunicaron a la estación de radio para pedir más datos del presunto culpable, pero que finalmente les dijeron que “El Choro” hizo justicia a su nombre y que no se trató de otra cosa, mas que de una broma de mal gusto.
Curiosamente, la locutora de ese programa se ganó el mote de “Lady Rickettsia” en enero del 2015, tras un supuesto brote de la enfermedad en una localidad de Hermosillo que mató a una familia de cuatro integrantes. Al aire, María del Socorro culpó a unos cachorros que vivían con la familia al decir sin fundamento de que ellos eran los portadores de rickettsia.
Se desconoce aún el paradero del culpable o de las personas que se dedican a aventar alimento en bolsas con veneno para matar ratas, con el único afán de deshacerse de los animales de compañía.
Sin embargo, estos actos de crueldad contra los animales podrían significar un llamado de alarma para la ciudadanía de Hermosillo, de Sonora y del país al tratarse de un número elevado de animales muertos, fruto intencional de una o varias personas. Podría tratarse de un empobrecimiento social, cultural y moral, de acuerdo con expertos.
ANIMALES MUERTOS, PRIMERA ALARMA
“Algo que es muy preocupante en psicología es que básicamente muchas personas que han pasado conductas sociopáticas, pasaron primero por maltrato a animales, eso es muy común y son los signos de alarma más importantes y a veces no se presta atención a las comunidades porque pensamos incluso que los animales no tienen derechos y que se les puede maltratar, que se les puede matar sin dar explicaciones a nadie y normalmente esos son signos de alarma de un comportamiento sumamente antisocial“, afirma el psicólogo y especialista en Neurociencias de la Conducta de la Universidad Iberoamericana, Oscar Galicia Castillo.
En hogares con abuso físico de niños, más que negligencia, existen incidentes de crueldad animal de casi el 90 por ciento, de acuerdo con el Doctor Randall Lockwood, vicepresidente de la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (ASPCA) y experto en interacciones entre personas y animales.
El también autor de varios libros sobre crueldad animal afirma que aunque los niños involucrados en esos actos, por lo menos en uno de tres casos de abuso intrafamiliar, el patrón más común es que el padre abusivo usa la crueldad animal como una forma de controlar el comportamiento del niño.
También existen conexiones documentadas entre la crueldad animal y el maltrato de ancianos, así como el abandono.
De acuerdo con varios varios agentes de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del Buró Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI) es bastante reconocido que un temprano historial de actos repetidos intencionales de crueldad o durante la adolescencia es una característica común, aunque no universal, de muchos agresores violentos, como violadores seriales, homicidas sexuales y asesinos seriales.
Muchos estudios en prisioneros concuerdan en estos resultados y concluyen que al menos dos de tres agresores tienen este historial, en comparación con uno de cada cinco convictos no violentos (como traficantes de droga o ladrones).
“Es una persona que dedica una parte de su día que planea cómo hacer eso (envenenar perros). Si se trata de una o varias personas, y en todo esto hay un proceso mental en donde estructura una acción en contra de algo, en su mente intenta darle una solución a algo o intenta actuar por un propio bien”, explica Miguel Ángel Torres, psicólogo con Maestría en Desarrollo Regional por la Universidad Kino, en Sonora.
De acuerdo a Randall Lockwood, el FBI también reconoce que estar conscientes de acciones pasadas contra animales puede ayudar a identificar en patrones tempranos para diagnosticar delincuentes violentos, ya que se considera mantener un registro de «trofeos» de actos violentos y son usados para «ganar» poder sobre otros.
El reconocimiento de estos patrones puede ayudar en el desarrollo de una evaluación de riesgo de delincuentes, ya que a veces puede revelar una escala de violencia y puede ayudar a predecir otro tipo de delitos contra las personas.
“No todo individuo que haya maltratado animales acabará siendo un asesino serial, pero casi todos los asesinos seriales han cometido actos de crueldad contra animales. Es considerada una señal de válvula de escape inofensiva en un individuo sano. Sin embargo es una señal de alarma. No todas las personas, incluso cuando no te gustan los animales, proceden a actos de tortura o crueldad contra ellos”, coincide Oscar Galicia Castillo.
PERFIL AGRESIVO
Aunque a partir de estos hechos es difícil realizar un diagnóstico certero sobre alguien que maltrata animales, se trata en todo caso de una persona que tiene un desorden en su realidad. En sí, lo que perturba, según Miguel Ángel Torres, es que le quita la vida a otro ser. Al no asimilar este hecho de manera razonable, quiere decir que hay algo que no funciona de manera correcta en su mente y que se encuentra fuera de la realidad.
El psicólogo de Sonora explica que se deben hacer varios exámenes para dar un diagnóstico, pero estas acciones merecen una llamada de atención. El experto evoca el caso del copiloto de del avión de Germanwings que estrelló el avión en los Alpes franceses, quien no presentaba rasgos evidentes de depresión o de suicida.
“Puede tratarse desde una persona introvertida o extrovertida, no hay un perfil que case a ese tipo de individuos. Como el copiloto alemán que era una persona que se consideraría ‘normal’, pero al revisar sus expedientes se da la información sobre su condición. Difícilmente se podrían notar esas características”, menciona Miguel Ángel Torres.
Por otra parte, el perfil de alguien que maltrata, tortura o termina con la vida de los animales no está fuera de alguna consecuencia psicológica, como informa Galicia Castillo.
“La agresividad como tal, todos lo somos, pero no todos somos violentos y adicionalmente un acto de agresividad en un ambiente determinado podría ser un acto muy natural, pero estamos hablando de alguien que repetidamente es muy violento también estamos hablando de que podrían existir casos de aislamiento, sufrimiento o daño emocional”, agrega el doctor en Investigación Biomédica por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Normalmente se ha asociado con un diagnóstico que se conoce como trastorno de la conducta y que comienza en la adolescencia; tiene que ver con la propensión a actos agresivos y delictivos y una de las características es precisamente la violación a normas sociales, derechos sociales y ver al animal como un objeto, al cual se le puede maltratar, asesinar o torturar, explica el académico en la Universidad Iberoamericana, campus Santa Fe.
“Estamos hablando de gente que tiene muy baja autoestima, y tiene una elevada susceptibilidad a la presión de las personas, no controlan bien la interacción con otros, tienen poco control de la actividad física, la ira; se sienten rechazados, ya sea real o su perspectiva y se sienten sumamente criticados y perseguidos”, ahonda Oscar Galicia.
Una de las cosas relacionadas con este perfil es la falta importante de control de impulsos, la incapacidad para retener su conducta agresiva o encontrar una medida mucho más adaptativa, que no fuera normativamente “terrible” como asesinar a un animal, de acuerdo al especialista en Neurociencias de la Conducta.
“Nos lleva a que hay un sentimiento de poder inferioridad se ve subsanado gracias al poder que tienen asesinarlos. Y eso nos lleva por supuesto a que desarrollan una capacidad que es poco adecuada para la mayoría de los ámbitos, podríamos hablar de una persona aislada, poco relacionada o criticada en su ámbito social”, dice Galicia Castillo.
SENSIBILIZAR AUTORIDADES
En una ciudad como Hermosillo, la ley no se puede aplicar porque el Ayuntamiento argumenta que no tiene 150 mil pesos para la publicación del reglamento en el Diario Oficial, lo cual invalida a las asociaciones el trabajo que le corresponde a las autoridades, denunció Carolina de la Torre.
La Ley de Protección Animal estatal fue aprobada el 2 de mayo del 2013 y Sonora fue el primer estado de la República en prohibir la realización de corridas de toros, así como castigar el maltrato animal.
“Por supuesto a las autoridades locales les importa un bledo. No les importan los humanos, menos los animales. Si no tienen la capacidad para resolver cuestiones humanas, menos con animales. No tienen la menor intención, no quieren, no van a hacerlo y de hecho también habría que sensibilizar a las autoridades a los problemas que consideran que no son problemas o que no son importantes, porque estamos hablando de la vida de los animales”, exhorta el experto Oscar Galicia.
De igual forma coincide el psicólogo Miguel Ángel Torres, que advierte la posibilidad de una desensibilización de la sociedad y las consecuencias de “normalizar” estos actos que podrían provocar más violencia.
“¿En qué tipo de ciudad nos estamos convirtiendo? Después se va a hacer muy común este tipo de acciones que siempre han ocurrido, pero no en esta magnitud. La delincuencia desata otro tipo de delincuencia, se debe tener cuidado, no sólo por el hecho de que son animales, sino porque todo esto es parte de una delincuencia que puede salirse de control”, señaló el experto en temas de personalidad.
Oscar Galicia sugiere que por el número de animales envenenados podría tratarse de varias personas y los responsables están circunscritos al área donde matan a los animales, por lo que los primeros animales que murieron podrían ser animales que vivían muy cerca de donde vive el perpetrador.
“Si no somos capaces de sensibilizarnos ante la vida de cualquier organismo, ¿cómo podemos pensar que en ese grado vamos a llegar a sensibilizarnos con la vida humana? Aquél que respeta la vida más pequeña es capaz de respetar las vidas más grandes”, concluye el psicólogo Oscar Galicia Castillo.