El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador genera en Chiapas sentimientos ambivalentes, en parte porque la clase política local [la todavía encabezada por Manuel Velasco Coello] se mantiene y por el temor a los proyectos de desarrollo anunciados.
Por Ángeles Mariscal
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 13 de diciembre (Chiapas Paralelo/SinEmbargo).- Chiapas le dio a Andrés Manuel López Obrador 1.5 millones de votos, pero no un cheque en blanco. La euforia que se extendió entre los mexicanos durante la toma de protesta del Presidente de México no alcanzó a encender de manera generalizada los ánimos en esta entidad, quizá porque junto al tabasqueño repite en el Gobierno la clase política encabezada por Manuel Velasco Coello.
Suman también otros integrantes de su gabinete que pasaron del Gobierno estatal al federal, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) al de Morena. Se trata de la clase política cuyo resultado en el Gobierno de los seis años recientes es el decrecimiento económico anual del 0.2 por ciento, que en término concretos se traduce en que al menos 7 de cada 10 chiapanecos vivan en condiciones de pobreza.
Quizá tampoco se sienta un ánimo festivo generalizado porque en Chiapas 1 de cada 3 habitantes es indígena, y en esta región –al igual que en otras habitadas por una mayoría de población mestiza- se libra desde hace varios años una batalla para detener proyectos de extracción minera, de hidrocarburos, de construcción de represas y otros que buscan implantarse en sus tierras, y que ahora forman parte del plan de desarrollo de López Obrador para el estado.
El pasado 1 de diciembre en Chiapas no hubo mariachis, no hubo pantallas gigantes en plazas públicas. La ceremonias en torno a la toma de posesión de López Obrador, replicadas a través de los medios de comunicación, se vieron en lo privado, con una mezcla de esperanza y escepticismo.
Cinco días antes, en la plaza pública de la capital de Chiapas, se dieron cita más de 80 mil trabajadores al servicio del estado, entre maestros y personal de la Secretaría de Salud.
Ahí, miles de trabajadores enviaron un mensaje a López Obrador: “en la pasadas elecciones no firmamos un cheque en blanco, no firmamos ningún documento para que se malverse la voluntad popular. Vamos a seguir exigiendo a quien esté en el uso del poder, que se respeten las conquistas y los derechos de los trabajadores”, dijo durante el mitin, el orador de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Más directa, María de Jesús Espinosa, secretaria general del sindicato de los trabajadores del sector salud, sostuvo: “desde esta plaza le decimos al Presidente electo Andrés Manuel López Obrador, que ya se deje de tantas mentiras, que mande a la fregada a Manuel Velasco Coello, que a él no lo debe incluir en este proceso de la cuarta transformación. Porque lo único que sabe hacer (Manuel Velasco) es saquear, lastimar y agredir al pueblo de Chiapas”.
Andrés Manuel López Obrador tiene un lazo por la amistad con la familia del Gobernador porque su abuelo, Fernando Coello, apoyó a los padres del ahora Presidente, cuando estos llegaron a vivir a Chiapas, según ha reconocido de manera publica el tabasqueño.
Fernando Coello también lo apoyó antes y durante la campaña política que lo llevó a la Presidencia de México.
El mismo día de la manifestación de los trabajadores, llegaron a la plaza de la capital del estado, habitantes de la zona norte, quienes piden tarifas preferenciales en el costo de la energía eléctrica que se produce en Chiapas.
Entre ellos se encuentran indígenas de la etnia zoque, que lograron en 2017 -mediante manifestaciones y marchas pacíficas-, detener la licitación para abrir 12 pozos petroleros, lo que iban a impactar 84 mil hectáreas de 9 municipios donde hay bosques de niebla.
Uno de los voceros de este movimiento, Fernando Alvarado Flores, párroco del municipio Rayón, explicó que para los indígenas los proyectos del tren maya y del tren del Istmo, considerados prioritarios para el nuevo Gobierno, reproducen la política económica “de gobiernos anteriores”, política económica que –dijo- ahora hace suya Andrés Manuel López Obrador.
“Queremos que López Obrador retome las propuestas anteriores de campaña. Él decía que primero los pobres, que primero el pueblo, y eso ya no está siendo así. Obrador está siendo nuevamente aliado del capitalismo, de las empresas, de los extranjeros, para dañar la tierra y dañar a nuestros pueblos”.
También, una semana antes de la toma de protesta, en la plaza central de San Cristóbal de las Casas, mujeres indígenas tzeltales, tzotziles y choles que conforman el llamado “Movimiento en Defensa de la Tierra y el Territorio”, descalificaron la consulta sobre los proyectos prioritarios de López Obrador, porque explicaron que esta no llegó a las comunidades indígenas que van a ser impactadas, y en general el proceso de consulta no fue previo ni informado, ni se han dado a conocer los estudios del impacto ambiental que generarían.
A unos días se asumir la Presidencia, en Chiapas el Gobierno de López Obrador genera sentimientos ambivalentes; como señalaron los trabajadores al servicio del estado, 1.5 millones de votos chiapanecos no le dieron al Presidente mexicano un cheque en blanco, sino apenas el beneficio de la duda de que, bajo su mandato, la población pueda tener mejores condiciones de vida.