En una final llena de nerviosismo y garra los Tigres se impusieron a Pumas en tanda de pénaltis, luego de que los locales empataran heroicamente el marcador global
Ciudad de México, 14 de diciembre (SinEmbargo).- Luego de casi cinco meses, el Torneo de Apertura 2015 tiene por fin a su campeón. Tigres obtuvo su cuarta estrella a costa de unos Pumas que les cobraron con sudor la afrenta. Los del Pedregal estuvieron a punto de ganar en tiempo regular, pero los tiempos extras y los pénaltis favorecieron a los del norte.
Dos horas antes, la expectación para la vuelta de la gran final del futbol mexicano seguía en pie pese al marcador adverso para Pumas. Los de azul y oro estaban obligados a una remontada épica a costa de un rival sin par en el balompié nacional actual. Una tarea difícil mas no imposible, y los felinos del Pedregal estaban dispuestos, ante su afición, a tratar de revertir todos los pronósticos adversos.
De entrada Guillermo Vázquez planteó la que quizás fue su alineación más ofensiva de todo el torneo, con Sosa y Britos al frente y Daniel Ludueña complementándolos: velocidad y técnica. Por su parte, Ferretti mantuvo su “diamante” ofensivo al frente con Gignac en punta, Sobis detrás de él y Aquino y Damm en los costados. La presión estaba sobre los de azul oro, por lo tanto las modificaciones se esperaban desde hace días.
Fernando Guerrero Ramírez dio el silbatazo inicial y ambos equipos entraron en un ritmo tenso que en ocasiones se trababa demasiado en el medio campo. El transcurrir de las acciones parecía acomodarle más a los locales, aunque bastaba algo más que comodidad para ellos; tenían que marcar lo más pronto posible.
La primera media hora transcurrió con un Gignac buscando el tiro de gracia. Sin embargo, La defensa Puma jugó al límite para evitar que el francés quedara franco frente a Palacios. Al mismo tiempo, los roces en la media cancha, producto de ambas estrategias, propiciaron que Alejandro Castro resultara amonestado, mientras que Verón se salvó de recibir la tarjeta amarilla tras golpear en el rostro a Gignac con el brazo.
La impotencia comenzó a convertirse en un factor determinante a pesar de los intentos de Britos que Nahuel Guzman controlaba. Pumas fue creciendo y Tigres, por su parte, tocaba el balón en media cancha. Los de la U esperaban la oportunidad para sorprender descuidada a la zaga del Pedregal que custodiaban a un Damm y a Aquino que jugaban más atrás de lo normal.
No fue sino hasta el minuto 44 que a base de garra los Pumas rompieron el cero y dieron paso a la esperanza. Un centro al área por medio de Marcelo Alatorre fue rechazado defectuosamente por Guzmán, quien se vio estorbado por Britos. El balón cayó a los pies de Eduardo Herrera, que no tuvo más que disparar a la meta para mandar el balón a red.
Guerrero Ramírez no dejó pasar más minutos y mandó a ambas escuadras a los vestuarios. Sin embargo, el espíritu en los aficionados locales revivió con el tanto de los Pumas y sus cánticos ensordecedores lo hicieron notar.
El gol de Herrera fue el revulsivo que los de la capital del país esperaban y ni siquiera el entretiempo pudo amainarlo. Los últimos 45 minutos iniciaron con los de azul y oro volcados al frente, aunque también tenían presente que no había que ser demasiado confiados ante los felinos norteños, quienes al 51’ estuvieron a punto de empatar el marcador con un balón desviado de Britos que casi termina en propia puerta.
Sin embargo, Britos se reivindicaría al 54’ con un potente remate de cabeza que dejó sin oportunidad a Nahuel. El uruguayo naturalizado mexicano remató sólo en el centro del área norteña, luego de un centro desde la izquierda por conducto de Fidel Martínez. Los Tigres lucían desencajados tras el 2-0, mientras que los Pumas parecían más decididos que nunca.
Para el minuto 70’ los de San Nicolás de los Garza habían desaparecido del terreno de juego, mientras que los locales se cansaban de llegar una y otra vez. Ferretti, no puso mucho de su parte y acható más su ataque al ordenar la salida de Sobis y Damm, y apostar por lo que coloquialmente se conoce como el “autobús atrás”.
Sin embargo, el agobio Puma no terminaba de redondea la remontada a pesar de que Tigres renunció al ataque de forma descarada. El cansancio comenzó a notarse en los locales tras intentar una y otra vez romper el muro de los de la U.
Las suplicas de la afición fueron escuchadas al minuto 86, cuando un tiro de esquina se convirtió en la histórica remontada. Torales se elevó por encima de la defensa auriazul y mandó el balón al fondo, ante la imposible estirada de Guzman.
Para agregar mayor emoción, al 89 Martínez se quedó a centímetros de lograr el tanto de la victoria. Nahuel impidió el gol apenas con los dedos; pero, en la jugada final, Herrera resultó expulsado luego de pelear el balón con exceso de fuerza y cometerle falta a Briseño. Entonces se cumplieron los 90 minutos reglamentarios. El marcador global estaba empatado y el tiempo extra los esperaba.
Contrario a lo que se pensaba, Pumas no renunció al ataque pese a tener únicamente 10 jugadores en el campo. Mientras que Tigres, a pesar de seguir en su estrategia defensiva, adelantó líneas con Gignac como estandarte.
Los papeles comenzaron a invertirse. Torres, Arévalo y Aquino acompañaron al ariete francés, aprovechando los espacios que la defensa puma dejaba.
Al 102’ lo anunciado se cumplió. André-Pierre Gignac logró darse la vuelta dentro del área y fusiló a Palacios. Alatorre no pudo con la corpulencia del galo, que se impuso y selló con broche de oro.
Pumas no bajó los brazos y todavía siguió intentándolo, aunque con más ganas que físico. Al 111’ Sosa ponía a prueba los reflejos de Nahuel que volaba para impedir la llegada del gol de los locales.
Todavía Hugo Ayala le puso más emoción al minuto 115 con una falta innecesaria que le costó ser echado del campo. Los locales seguían con la vela encendida. Ahora estaban 10 contra 10.
Al 118’ Alcoba capitalizó el descuido de los norteños. Luego de varios rebotes en el área de los de San Nicolás, el balón le quedó en los pies y remató cayéndose. El daño estaba hecho. El 4-1 mandaba todo a pénaltis.
Desde el manchón penal Fidel inició fallando, Gignac no se tentó el corazón, luego Sosa recompuso para los locales y Juninho mantuvo la ventaja a favor de la visita. Quedaban tres tiros o menos para decidir todo. Así, Luis Fuentes superó a Nahuel y Rivas no se quedó atrás. En el cuarto tiro, el disparo de Cortés careció de potencia y Guzmán le quitó otra oportunidad a Pumas. El pénalti del título quedó en manos de Israel Jiménez y este no falló. Tigres logró, por fin, su cuarta estrella y Pumas cayó con la frente en alto.