Un mapa realizado por la Coordinadora Agua para Todxs con datos del Registro Público de Derechos de Agua (REPDA) muestra un enjambre de descargas de aguas residuales (para uso industrial) sin permiso en 5 mil pozos y 455 tomas, por parte de empresas automotrices, de bebidas, alimentos, higiene, construcción, minería, textiles y otros sectores con sus respectivas subempresas contaminantes.
Ciudad de México, 13 de octubre (SinEmbargo).– El Gobierno de Claudia Sheinbaum planea limpiar y sanear los tres ríos más contaminados del país: Lerma-Santiago, Tula y Atoyac. Sin embargo, el reto está en recaudar por derechos de agua para costear inspectores y así poder regular las descargas residuales de los corredores industriales que han causado graves enfermedades en la población.
“Se necesitan inspectores en todo el país. Han estado ahí (las empresas) muchos años, con muchas mañas y los ríos son testigos: no está funcionando. Hay que tener una generación nueva de personal, de ingenieros, de inspectores y abogados con voluntad política absoluta, y con espacios para involucrar a la propia industria”, planteó Elena Burns, de Agua para Todxs.
Para la cuenca Lerma-Santiago, se cuentan con dos inspectores; la cuenca Balsas, donde está el río Atoyac, registra cuatro inspectores y la de Tula tiene diez inspectores, de acuerdo con los datos de Conagua de personal acreditado para realizar inspecciones.
Cuando laboraba en la Subdirección de Administración de la Conagua, compartió Burns, tenían que “pasar el sombrero” para poder mandar inspectores capacitados a monitorear las descargas residuales de una “importante minera”.
Un mapa realizado por la Coordinadora Agua para Todxs con datos del Registro Público de Derechos de Agua (REPDA) muestra un enjambre de descargas de aguas residuales (para uso industrial) sin permiso en 5 mil pozos y 455 tomas, por parte de empresas automotrices, de bebidas, alimentos, higiene, construcción, minería, textiles y otros sectores con sus respectivas subempresas contaminantes.
“La ventaja es que la Dra. es una ingeniera ambiental de nueva generación. En el pasado, ante un río sucio había una megaplanta de tratamiento y usaban la misma tecnología que se usa para un municipio, lo que genera un mundo de lodo y no está hecho para desechos industriales. Lo que se va a tener que hacer es no usar una crisis de agua, de contaminación, de escasez o de inundación como pretexto para otra gran megaobra. La estrategia tiene que ser fina. En primer lugar, se tienen que eliminar las descargas en sitio porque haces la sopa con todos los nuevos contaminantes y no hay tecnología que pueda estar previendo lo que hay que remocionar”, dijo Burns.
En el caso del agua café del río Atoyac –en el corredor de industria textil de Puebla y Tlaxcala–, Conagua y Conhacyt realizaron un estudio donde detectaron que el agua contaminada por lavado de ropa va de las casas hacia la planta de tratamiento municipal que no está hecha para sanear ese tipo de químicos.
“Surgió la propuesta, que no se hizo, de tener centros de desarrollo infantil con mujeres, hombres, para que puedan lavar en un galerón municipal junto con una planta de tratamiento diseñada específicamente para la remoción de esos contaminantes”, compartió la exsubdirectora de Administración del Agua de Conagua. “Ese es el tipo de estrategia fina, de entender el contexto social y no pensar solo en una mega planta”.
El río Lerma-Santiago, que pasa por el corredor industrial de El Salto hasta Ocotlán, Jalisco, está invadido por una espuma blanca tóxica. Un estudio de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí entregado en 2011 a la Comisión Estatal del Agua (CEA) de Jalisco advirtió que en promedio 40 por ciento de niños de la zona tenía metales pesados en sus cuerpos como plomo o cadmio que se quedan en el organismo por décadas.
De acuerdo con la organización Un Salto de Vida, en ese ambiente han habido muertes de niños y adultos por enfermedades crónicas como cáncer, insuficiencia renal y abortos espontáneos. También se han presentado malformaciones, daños en la piel y hasta enfermedades neurológicas como depresión o esquizofrenia que han terminado en suicidios.
FALTA DE INSPECTORES
Para garantizar el derecho al agua con calidad, saneamiento, salud humana y ambiental, la Semarnat actualizó la NOM-001-SEMARNAT-2021, que establece de manera “más estricta” los límites permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales de origen municipal e industrial en ríos, lagunas y mares. Sin embargo, sin inspectores suficientes, esa norma queda en letra muerta.
Los usuarios del agua concesionada deben pagar derechos a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a cambio del volumen obtenido, recursos que deben usarse, por ejemplo, para que inspectores monitoreen que se cumpla con las normas en torno al tipo de descarga. Pero el pago no es proporcional al daño ambiental y a la salud que generan sus descargas residuales.
“Se debe estar pagando entre 17 y 37 pesos por metro cúbico de agua que se está descargando en los ríos y lagos, o infiltrando. Pero el promedio no considera cuánto volumen se está descargando, cuánto se está recaudando y son 22 centavos por metro cúbico en vez de 17 a 37 pesos. Lo mismo con el derecho de uso de agua. Todo mundo fue descubriendo que ¡no pasa nada si no pagas el derecho, no pasa nada si no pagas por tus descargas!”, afirmó la exsubdirectora de Administración del Agua en la Conagua, Elena Burns.
Incluso si un usuario de concesión no paga, “no pasa nada”. Por lo tanto, compartió Burns, a veces no hay recursos ni para lápices y mucho menos para inspectores en las zonas de descargas residuales.
“Estaba a cargo de inspección y no había casi ni para lápices. Teníamos que ‘pasar el sombrero’ para intentar mandar buenos inspectores a una minera importante. Entonces, cuando plantea eso esta administración, estamos visualizando que ella (Claudia Sheinbaum) está imaginando un proceso progresivo en donde ya invierte en inspectores con abogados y con el equipo necesario, y con el acceso a los recursos necesarios para hacer análisis de calidad del agua propios porque ahorita son los usuarios quienes toman sus muestreos y mandan a hacer sus análisis. Invertir en eso, gestionar eso con Hacienda para que los recursos recuperados crezcan la capacidad de inspección y sanción”, afirmó Burns.
Las principales modificaciones en la NOM-001-Semarnat-2021 se refieren a los parámetros como color verdadero, temperatura, toxicidad aguda y demanda química de oxígeno (oxidación de materia orgánica e inorgánica). En lo que se refiere a temperatura, establece 35 grados como temperatura máxima para la descargas en ríos, bajando cinco grados al parámetro que existía en la Norma de 1996.