El escritor y diplomático Enrique Berruga Filloy habló con SinEmbargo sobre El cazador de secretos, un thriller político que se aventura en la semana en la que Lee Harvey Oswald, el presunto asesino de Kennedy, estuvo en México, precisamente semanas antes de cometer el magnicidio.
Ciudad de México, 13 de octubre (SinEmbargo).– Lee Harvey Oswald estuvo en México del 27 de septiembre al 2 de octubre de 1963, unas semanas antes de presuntamente asesinar al Presidente estadounidense John F. Kennedy, el 22 de noviembre de ese año. Su estancia en suelo mexicano ha dado pauta a todo tipo de planteamientos, ideas, conspiraciones, pero también ha inspirado a otro tipo de expresiones como es el caso de El cazador de secretos (Espasa), la más reciente novela del escritor y diplomático Enrique Berruga Filloy.
“En estos días se cumplieron 59 años de que estuvo Oswald frente a las rejas de la Embajada soviética en Tacubaya, el libro en su primer capítulo empieza precisamente el 28 de septiembre del 63 y bueno, sí efectivamente él estuvo una semana en la Ciudad de México, una semana llena de coincidencias como el hecho de que estuvo aquí el segundo abordo de la KGB a nivel mundial”, comentó el autor de este thriller en entrevista con SinEmbargo.
Berruga Filloy conduce esta ficción a través de la mirada del agente Valentín Guzmán, un espía de la ahora extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), a quien se le encomienda, a petición de Estados Unidos, seguirle los pasos a Lee Harvey Oswald, “un sujeto que es motivo de interés para la inteligencia de los Estados Unidos”.
“Este señor (Harvey Oswald) tomó un camión Greyhound allá en Dallas y aparece en la Ciudad de México y a partir de eso empieza a darle seguimiento el equipo del espionaje mexicano y se encuentra que a cada paso se cruza con espías soviéticos, cubanos y también con personas non sanctas de Estados Unidos y de los propios servicios de inteligencia de Estados Unidos, entonces entra en un berenjenal pues muy complejo como ocurrió, realmente esa semana, pues hay que decirlo, este hombre la aprovechó al máximo”, explicó Enrique Berruga.
Destacó que hay cosas que llaman mucho la atención de quien días después sería responsabilizado del asesinato de John F. Kennedy, “como que fuera una persona tan poco sociable, tan gregaria como era Oswald, que llega a una ciudad en la que nunca ha estado y a los tres días está en una de las fiestas más selectas de toda la izquierda mexicana en la casa de Elena Garro”.
“Son cosas que son bastante curiosas, quiero decir que las conexiones de este personaje eran bastante más sofisticadas de lo que la historiagrafía ha revelado, normalmente lo revelaban como alguien pues simplemente como fanático, como ideológicamente muy contaminado y dispuesto a cualquier cosa, con una infancia muy atormentada, etcétera, pero no nos da elementos como para llevar a este tipo de sofisticación como la que hablamos”, mencionó.
Lee Harvey Oswald —quien fue asesinado el 24 de noviembre de 1963 mientras estaba bajo custodia policial— fue un exmarine que desertó a la Unión Soviética en octubre de 1959, en donde vivió hasta 1962 cuando regresó a Estados Unidos para establecerse en Dallas, de donde viajaría hacia México, semanas antes de presuntamente perpetrar el magnicidio de Kennedy en circunstancias que a la fecha siguen sin estar del todo claras.
“El hecho es que él estuvo aquí, el asesino de Kennedy estuvo en México esa semana y siete semanas después estaba asesinándolo en Dallas, entonces la gran pregunta acá es si se empezó a cocinar en parte o se consolidó el plan de asesinato en México o no tuvo ninguna incidencia una cosa sobre la otra. Yo tiendo a pensar mal para acertar, como suele decirse ‘piensa mal y acertarás’ y me parece que es bastante dudoso que no hayan pasado cosas, hechos, encuentros, consultas y acercamientos en la Ciudad de México que derivaran después en la muerte de Kennedy, entonces creo que es un hilo de la trama del asesinato de Kennedy que no se ha estudiado ni por encima”, ahondó Enrique Berruga.
El autor explicó que la Comisión Warren, que se creó para investigar el asesinato de Kennedy, lo único que indagó sobre lo que pasó en México fue por medio de una entrevista a la encargada de la Sección Consular cubana en México para saber qué había sucedido durante sus tres encuentros con Oswald cuando fue a pedir una visa para ir a Cuba, “pero fuera de eso todo lo demás está en el aire o por lo menos en lo que se puede investigar con fuentes abiertas, digámoslo así”.
A partir de todos estos vacíos, Enrique Berruga indicó que le nació esta inquietud “un poco de investigador, de espía, de curioso” y empezó a indagar en todo lo que hay alrededor de este crimen, en los Archivos Nacionales y en documentos que consultó en Washington: “la mezcla de esto es la ficción y realidad, es decir, me parece que le pone bastante más sabor hacerlo ficción, hacerlo una novela, que hacerlo un ensayo por un lado y por otra parte también te permite llegar a ciertas conjeturas, porque a través de los ojos del investigador, el espía mexicano al cual se le encomienda el caso, pues se pueden ver cosas que los documentos no dan”.
Enrique Berruga explicó que el contexto en el que estaba el mundo en ese momento era de una “gravísima tensión” sobre todo después de la crisis de los misiles con Cuba, “y hay que recordar la elección o reelección en este caso de Kennedy, él muere en Dallas precisamente al terminar unos actos de campaña que había hecho de la mano del Vicepresidente Johnson, Lyndon Johnson, que era precisamente tejano, ahí es donde muere, en medio de la campaña política, una de las señales que uno puede interpretar para comprender la muerte de Kennedy puede ser aquellos que no querían ver la reelección de Kennedy, pudieron ser parte del grupo que quiso matarlo más allá de los soviéticos o los cubanos, que es lo que se manejó mucho. Yo tengo de hecho la impresión de que más bien fueron fuerzas internas de Estados Unidos las que lo mataron y no potencias internacionales”.
No obstante, puntualizó que se trata de un rompecabezas incompleto que él completó con la parte de la ficción “y la otra parte es la que abre preguntas importantes, o sea, no trae muchas respuestas, pero trae unas preguntas muy importantes el libro”.