El pasado viernes 12 de octubre se celebró el Día Internacional del Huevo. Esta efeméride fue creada en 1996 por la Comisión Internacional del Huevo, que por supuesto, se encarga de la promoción del consumo de este producto. Adheridos a este organismo hay más de 80 países en todo el mundo.
En artículos anteriores hemos hablado sobre algunos de los aspectos más crueles de la industria del huevo y los resumiré brevemente antes de continuar:
1. El descarte de pollitos: los machos son desechados al día de nacidos, los métodos van desde el asfixiamiento, la trituración y quemarlos vivos.
2. Corte de pico: este procedimiento se hace con una navaja ardiente y sin anestesia.
3. Jaulas: usualmente hechas de alambre, estas instalaciones atrapan los cuellos, alas o patas de las gallinas. Es la única superficie que pisarán durante 24 meses, término en el que serán asesinadas -estas aves podrían vivir hasta doce años.
4. Vivirán sin luz del sol o aire fresco: las aves están confinadas en enormes naves, respiran una alta concentración de amoniaco -causado por desechos y cadáveres de otras aves- que daña sus pulmones.
5. Atención veterinaria inexistente: las aves lastimadas o enfermas morirán dentro de las jaulas hasta ser retiradas por la persona encargada de hacerlo. Ninguna recibirá cuidado médico para aliviar su dolor.
6. Actividad física nula: las gallinas suelen presentar problemas de huesos y articulaciones debido a que permanecen casi inmóviles en las jaulas, sin posibilidades de extender sus alas.
Aunque cada vez hay más incursión de productores que le apuestan a sistemas que permitan a las gallinas llevar a cabo sus comportamientos más naturales como forrajear, darse baños de polvo, anidar y perchar, encerrarlas en jaulas sigue siendo la práctica dominante.
Para la industria que lo produce, el huevo es considerado irremplazable por sus bondades nutricionales y precio. En las reuniones y convenciones del gremio, decir que el huevo es el alimento que ayuda a los más necesitados a estar bien alimentados es uno de los mayores argumentos para dejar las cosas como están y rechazar la idea de que las aves que explotan merecen otros estándares de bienestar.
México es el principal consumidor de huevo en el mundo. Pero esto tampoco lo ha convertido precisamente en el más saludable. Según la Unicef, 1 de cada 20 niñas y niños menores de 5 años y 1 de cada 3 entre los 6 y 19 años padece sobrepeso u obesidad. México es el primer lugar en obesidad infantil a nivel mundial. Por otro lado, la misma organización reportó que 1 de cada 8 niñas y niños menores de 5 años padece desnutrición crónica. Principalmente en los estados del sur de México y en las comunidades rurales más que en las urbanas; los más afectados son los hogares indígenas. En adultos, 1 de cada 3 sufre sobrepeso y obesidad.
Y aunque la salud de los mexicanos depende de muchos factores y no sería justo dejarle a un solo alimento la tarea de solucionar todos los problemas, tampoco es justo que la industria utilice la situación económica y alimentaria de un país como una excusa para negarse a mejorar las condiciones de vida de los animales con los que lucra.
Entonces ¿qué huevo compramos?
Una confusión frecuente es que las organizaciones de protección animal promovemos el consumo de huevo libre de jaula. Lo cierto es que trabajamos con un abanico de estrategias en busca de un fin común: acabar con el abuso hacia los animales utilizados como alimento. A nivel individual, animamos a las personas a modificar su dieta y reducir o eliminar por completo los alimentos de origen animal. No los necesitamos para estar saludables y así lo han avalado distintos organismos internacionales. Llevar a cabo estas acciones será eventualmente bueno para el planeta, pues grandes cantidades de desechos animales dejarían de producirse y generar contaminación en aire y agua.
Así como los individuos pueden llevar a cabo pequeños cambios, así también las empresas pueden elegir no apoyar las prácticas más crueles de la industria. Para reducir costos, las empresas siguen adquiriendo el huevo con los productores que enjaulan a las gallinas. Esto anima a los productores a continuar igual y no cambiar sus sistemas de confinamiento. Creemos que las grandes compañías también pueden hacerse responsables de sus elecciones, sobre todo porque estas generan un gran impacto económico. Y también manda un mensaje a la industria: la crueldad no es motivo de celebración.
Conoce más de nosotros en nuestro sitio web: The Humane League México y ayúdanos a terminar con el abuso de los animales criados como alimento.