El 27 de junio, el canal independiente de noticias ruso TV Rain (“Dozhd”) publicó un informe de investigación sobre una red de cámaras ocultas en baños de mujeres en Moscú. La filmación circula por Internet por todo el mundo, mientras que las mujeres que aparecen en los videos lo desconocen. Un pequeño grupo de mujeres, liderado por Polina Anisimova y ayudada por un informante anónimo y su acompañante pirata informático, está luchando, intentando que las leyes del orden rusas tomen parte en el asunto. Con el permiso del canal de televisión, RuNet Echo presenta a continuación una traducción completa del informe de TV Rain.
Por Sonya Groysman e Ivan Pivsaev
Ciudad de México, 13 de octubre (GlobalVoices/SinEmbargo).- El 12 de junio en la tarde noche, un usuario desconocido de Vkontakte con un perfil en blanco y una foto del rapero ruso Pasha Tekhnik envió a Polina Anisimova una fotografía de su cara y le preguntó si era ella la que aparecía en la foto. Ella no se conecta demasiado y no leyó el mensaje hasta más tarde por la noche. Cuando finalmente miró, aparecía ella en la imagen. Aparecía su jersey, su marca de nacimiento y su peca en la cara. Sin embargo, no podía recordar cuándo o cómo se había hecho esa fotografía. Estaba segura de no haber subido una foto como aquélla en internet; ahora, alarmada, le enseñó el mensaje a su novio.
Al principio, se lo tomaron como algún tipo de broma macabra o un nuevo tipo de chantaje online, así que buscaron en Google formas en la que Vkontakte puede ser usado para extorsionar a personas.
Una vez que Polina confirmó que era ella la que aparecía en la foto, la cuenta anónima le envió muchas más fotos con un mensaje que decía que tenía “malas noticias” para ella y le explicaba que “se había convertido en una víctima, tal y como sus seres queridos”. En las imágenes, una joven orinaba en un baño con azulejos blancos y marrones. Anisimova estaba incluso aún más confusa, no quería creer que fuera ella.
La cuenta anónima no la chantajeó ni la amenazó; simplemente, la alertó de que ella, como muchas otras jóvenes, estaban siendo víctimas de una operación con cámara oculta.
Las extrañas fotografías iban acompañadas de una marca de agua que rezaba “Zona oculta”. Buscando esta frase en internet, Polina y su novio no tuvieron ningún problema para encontrar en una página web de torrent cientos de videos grabados utilizando cámaras ocultas en baños de mujeres. No muy tarde, Anisimova se reconoció a ella misma en la imagen en miniatura de uno de los videos. Ya no tenía ninguna duda: en el video aparecía su bolso, sus vaqueros azules y sus nalgas desnudas. Lo único diferente era su pelo largo, que había cortado hacía dos años.
Así fue como Polina se enteró de que existía en Internet un video pornográfico desde, al menos 2014, con ella como protagonista y grabado sin su conocimiento.
Al siguiente día, Polina publicó toda su historia en su página de Facebook. “Si me mantengo en silencio, esta historia podría convertirse en las bases para chantajearme más adelante, incluso si no he hecho nada, como miles de otras víctimas”, escribía.
Los medios de comunicación pronto se hicieron eco de su historia. Lo que pareció impresionar más a la mayoría fue que Polina, como ella había adivinado, fue grabada en un baño en Shokoladnitsa, una de las cadenas de cafeterías más populares de Rusia. Esto era, en todo caso, lo que el “informante” de Polina le había contado. Este informante ha contactado con otras mujeres grabadas y algunas de ellas dicen que fueron capaces de averiguar cuándo y cómo fueron grabadas por las cámaras ocultas.
El informante anónimo comenta que comenzó a investigar los videos cuando una de sus familiares se convirtió en víctima; ahora, dice, está intentando averiguar quién está detrás de los videos y que está notificando a las víctimas utilizando FindFace (una herramienta controvertida que relaciona fotografías de personas con sus cuentas de Vkontakte).
Hasta ahora, ha sido capaz de contactar por lo menos a una docena de víctimas. (En muchos de los videos, las caras apenas son visibles, o FindFace no consigue relacionarlas con ninguna cuenta de Vkontakte). Asimismo, dice que espera que los informes policiales presentados por las víctimas sean suficientes para dar pie a una investigación completa.
Polina Anisimova y otras cuatro mujeres grabadas en el baño con cámaras ocultas están consultando con un abogado que llevará su caso a los tribunales. “Esto es una violación de nuestros derechos; y, ahora, estamos intentando entender qué hacer al respecto y cómo restaurar nuestros derechos”, dice Anisimova.
El informante comenta que está animando a su familiar para llevar el caso a los tribunales, pero, aparentemente, es una oficial de bajo rango en la ciudad, y, evidentemente, tiene miedo de perder su trabajo. “Su política tácita”, dice el informante, “es que ellos te ayudarán a dimitir si estás mezclado en cualquier tipo de escándalo, incluso si se es la víctima”.
El informante se niega a compartir su identidad, alegando que no quiere revelarse a sí mismo, “considerando las fuentes” a la disposición de las personas a las que se dirige.
Una rápida búsqueda en internet basta para demostrar la cantidad de pornografía disponible de cámaras ocultas o grabaciones de mujeres utilizando baños públicos en cafeterías o centros comerciales, mujeres en probadores y otros videos similares. El mercado para este contenido –voyeurs– son personas que consiguen la excitación sexual espiando a los demás; un subgénero de la pornografía voyeur son los videos con cámara oculta de mujeres orinando. Algunas de estas personas se excitan por cualquier cosa relacionada con orinar.
Uno de los acompañantes del informante anónimo, que está ayudando a Polina y a otras mujeres a rastrear a los que las grabaron, es un hacker informático que consiguió introducirse en un foro cerrado de voyeurs en internet. Dice que la mayoría de voyeurs tienen entre 35 y 60 años y operan bajo las reglas de una sociedad secreta. En las páginas webs en las que se comunican e intercambian videos, hay varios niveles de acceso al contenido; además, registrarse para unirse a la comunidad es bastante difícil. Claramente, la comunidad se ha construido para asegurar la máxima clandestinidad. El grupo tiene también sus propias leyendas y héroes por “mejor contenido” y “mejores ángulos [de cámara]”.
Antes del escándalo de Shokoladnitsa, los voyeur rusos eran una comunidad relativamente invisible. Cada año, cientos de mujeres en Rusia se convierten en el blanco de los que instalan cámaras ocultan y venden su contenido; no obstante, nunca ha habido, como resultado, casos de criminales con alto perfil o condenas.
El departamento de la policía de Moscú mantiene que no recuerda ni siquiera un informe archivado por parte de estas mujeres que son blanco de los videos descubiertos en los últimos meses. La policía no lo considera un fenómeno de masas, sino varios casos aislados.
Los videos como el de Anisimova se venden en páginas web cerradas de voyeurs con complicados sistemas de registro. Algunos de ellos están disponibles también en páginas porno normales. El registro de estas páginas no es gratuito y puede llegar a costar hasta cientos de dólares.
Los foros de voyeurs pueden dividirse en grupos “abiertos” y “cerrados”, dependiendo de la complejidad del proceso de registro. En estos grupos, los miembros intercambian historias sobre sus experiencias grabando y espiando, comparten sus propios videos y otros materiales encontrados online y se aconsejan unos a otros sobre el mejor equipo para espiar en baños.
A juzgar por lo que se escribe en estos foros, muchos de los que graban estos videos utilizan minicámaras disfrazadas como objetos. El camuflaje más común es esconder la cámara bajo lo que parecen llaves. En Rusia, la compra, producción o venta de tecnología especial cuya finalidad sea obtener información privada (sin que los que están siendo grabados lo sepan) está prohibido bajo el artículo del código penal 138.1, que estipula una pena máxima de cuatro años en prisión. El mayor caso en la historia reciente relacionado con este tipo de crimen fue iniciado contra la figura de la oposición Natalia Pelevina, miembro del partido político Parnas, que fue sorprendida con un bolígrafo con cámara oculta.
La mayoría de los voyeurs tienden a pensar que no están haciendo nada malo; sin embargo, muchos temen por su propia seguridad, por lo que pasan mucho tiempo tratando el tema de la protección de sus caras.
Un antiguo director adjunto en el órgano de defensa, por ejemplo, no dejó de espiar mujeres, incluso después de salir a la luz el asunto; pasó 15 años espiando a sus compañeras antes de ser sorprendido, no obstante, ahora declara “no puedo parar de hacerlo” y que aún “vuelve para mirar”. En otro hilo de comentarios, el mismo hombre describe con entusiasmo el estado en el que entra cuando ve mujeres orinando: “Cuando voy al baño y comienzo a mirar, a veces llego a un estado de tal exaltación que mi corazón duele, ¡las emociones son tan fuertes e intensas! Las vistas en el baño… se apoderan de mí completamente”.
Los voyeurs pueden excitarse incluso sin ver ningún desnudo; el hecho de que la privacidad de una persona haya sido violada y el sentimiento de poder sobre el individuo ignorante suele ser suficiente, dice la psicóloga clínica y especialista en adicciones Veronika Kashirina. En muchos grados, muchas personas disfrutan espiando a los demás, añade Kashirina, pero en casos más raros, hay individuos que se sienten obligados a espiar, incluso cuando la seguridad de las personas se ve comprometida. (La Clasificación internacional de enfermedades coloca al voyerismo en la categoría “desorden de la preferencia sexual”).
Kashirina comenta que el voyerismo está relacionado con la violación de los límites psicológicos entre personas: “en nuestro país, frecuentemente hay cinco personas viviendo en un estudio-apartamento, cambiándose de ropa enfrente de los demás, lavándose sin cerrar la puerta o padres que tienen sexo mientras sus hijos duermen cerca. Esto confunde fuertemente los límites psicológicos, distorsionando la actitud de las personas con respecto a su propia intimidad y la de los otros, lo cual puede ser la base del deseo por espiar a otros o, por el contrario, evitar el guardarse ellos mismos, haciendo que quieran exponerse públicamente”.
Personas como éstas, continúa Kashirina, tienen normalmente baja autoestima, y el sentimiento de superioridad ante sus víctimas y el apoyo de otros en foros cerrados de internet ayuda de forma artificial a crear ese sentido de autovaloración, suprimiendo simultáneamente los sentimientos de culpa, de que están haciendo algo mal y el miedo a ser expuesto.
Sin embargo, la mayoría de estos voyeur no tienen miedo a una persecución criminal. Las posibilidades de ser descubiertos son escasas –dice un participante en un foro, remarcando de forma optimista que es difícil encontrar a sus víctimas y, que el contenido en sí mismo, desde el punto de vista legal, no difiere mucho de la pornografía normal. En términos generales, los miembros de la comunidad parecen creer que los voyeurs solo necesitan ser cuidadosos y evitar “llamar la atención” sobre la existencia del grupo o, si no “esos jodidos periodistas armarán un gran escándalo”.
El hacker que irrumpió en el foro de voyeurs y usó cuentas robadas con el fin de estudiar las secciones cerradas de la web, dice que la primera de estas comunidades (una llamada “Petrovka, 38″) apareció en los 90, en la era del VHS. La mayor comunidad que existe hoy en día, llamada por los voyeur “The Pen” [el redil] (abreviatura de su nombre original “The Piggy Pen” [el redil de cerdos], fue creada hace 12 años por una persona conocida como “Keks”.
La afiliación a “The Pen” está cerrada, y los participantes tienen diferentes secciones con distintos niveles de acceso en la página web. El estado y nivel de acceso de un miembro puedo cambiar según el pago o la subida de nuevos videos al sitio.“Muchos voyeurs veteranos dejaron el negocio hace mucho tiempo y ahora disfrutan de la abundancia de nuevos videos que los nuevos dejan en el foro con el fin de subir escalones en la jerarquía de la comunidad y conseguir un estatus más alto, lo que les garantizará el acceso a las secciones restringidas de contenido extremo” explica el hacker.
Los foros abiertos también tienen secciones cerradas en las que los participantes distribuyen sus propios “trabajos”. La mayoría, a juzgar por el contenido publicado en el foro, no tienen una finalidad comercial sino que son “operarios” que graban videos para venderlos a páginas especializadas en este contenido. A veces, también promocionan sus producciones en las secciones comerciales de los foros. Si bien la comunicación es muy activa en estos foros, estos “operarios” no dicen casi nada sobre ellos mismos, mientras que en otros foros, los miembros comparten historias personales de su vida privada.
Uno de los compañeros del informante comenta que habló con un antiguo miembro de “The Pen”, que decía que se había convertido en uno de los patrocinadores de la web y que en 2008 recibió acceso a las secciones cerradas. De acuerdo a lo que dice, hay una gran cantidad de productores de videos voyeur a la venta.
“Videos en el exterior (nudistas en la playa, sexo entre arbustos, mujeres orinando en el bosque, etc) son grabados principalmente por “Vadukha” y en una menor cantidad por “Jerki”. Las cámaras ocultas de mujeres (generalmente la novia) orinando en fiestas de boda son la especialidad de “Zooom”. “Veg”, sin embargo, graba a menores orinando en baños. Durante muchos años, “Fall” se ha sentado a grabar hacia arriba directamente desde el interior de fosas sépticas, llevando una máscara de gas y cubierto por algún tipo de manta o capa. Uno de los voyeur más peligrosos es ‘Surokspit,’ autor voluntario y moderador de ‘The Pen.’ Su base ha sido Moscú durante los últimos nueve años, grabando secretamente bajo la falda de mujeres en escaleras mecánicas” dice la fuente del informante.
Estos apodos de internet se mencionan frecuentemente en los foros voyeur y las webs de torrents albergan miles de videos presuntamente de estos personajes.
De hecho, una cuenta con el nombre “Surokspit” verdaderamente existe y ha subido a páginas porno de pago “videos de faldas” grabados en escaleras mecánicas del metro de Moscú. La misma cuenta vende videos de cámaras ocultas en bolsos o en paraguas a una web extranjera especializada en este contenido.
Un “operario” conocido por el nombre de “Uchebnik” (“Libro de texto”) ha pasado muchos años grabando con cámaras ocultas en baños públicos. Hasta aproximadamente 2009, pertenecía a una página web con videos de pago grabados en baños de cafeterías y colegios. En la comunidad voyeur, “Uchebnik” es una leyenda. “No soy Uchebnik, sólo estoy aprendiendo”, escribía un usuario de estos foros en su perfil. Los miembros de estos foros pueden ver su “estilo” en numerosos vídeos subidos de forma anónima, que han continuado apareciendo en páginas de porno voyeur desde 2009.
Otra forma de crear “contenido” para voyeur es infectando los ordenadores de sus víctimas con un virus que garantiza a un hacker el acceso remoto a la cámara web.
Son los mismos voyeurs quienes desarrollan este tipo de virus, con el fin de enfocarse en un grupo reducido de personas, de forma que los antivirus son bastante lentos reconociendo esta amenaza. Según una de las fuentes de RV Rain, también hay programas legales que proveen acceso remoto al ordenador (software que los programas antivirus no bloquean) que algunos programadores instalan en las máquinas de inconscientes clientes. Los videos de actos íntimos grabados con este procedimiento de cámaras secuestradas también están puestos a la venta en las secciones comerciales de “The Pen.”
“La vigilancia con cámara web se ha convertido en un tipo de ciberfraude a gran escala” dice el experto en Internet Anton Merkurov. “Lo único que tienes que hacer es descargar un programa sospechoso que infecte el ordenador”. Dice que la mejor forma de protegerse de estos ataques es pegar un trozo de cinta adhesiva en la cámara web, como el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg hace.
Antes de que el video protagonizado por Polina llegara a la web porno de torrents, fue vendido en el sitio de pago Hidden zone [zona oculta, en español], como lo prueba la marca de agua de la grabación.
Hidden Zone es una de las fuentes online más grandes especializadas en contenido para voyeurs. Según los datos aproximados de SimilarWeb (una plataforma que mide y analiza las estadísticas usuario-compromiso para páginas web), más de 90.000 personas visitaron Hidden Zone entre abril y mayo de 2016.
Muchos seguidores de la pornografía voyeur sueñan con conseguir el acceso a Hidden Zone, pero es un proceso complicado, gracias al registro en varios pasos de la web y la frecuencia con la que la web bloquea cuentas que utilizan contraseñas robadas. En los foros de voyeurs, hay muchos hilos enteros dedicados a cómo acceder a Hidden Zone. Si lo intentas desde una IP rusa, te encontrarás con un mensaje diciendo que la web ha sido bloqueada por el censor ruso, Roskomnadzor, aunque la web no se encuentre en la lista negra de la agencia.
La web se actualiza diariamente. Al 27 de junio, el último video supuestamente grabado en un baño público ruso fue subido el 26 de junio.
Desde Hidden Zone y otras webs de pago, los videos llegan a los torrent y a otros servicios para compartir archivos; éstos serán distribuidos por usuarios que en su momento pagaron por el acceso y que quieren compartir sus descubrimientos al mismo tiempo que elevan su jerarquía en foros de voyeur.
Y así fue como el video de Polina Anisimova llegó hasta la sección de “porno no convencional” de un torrent, junto a miles de videos similares. Éste es sólo un episodio de la serie que está siendo grabada durante años en baños públicos (y quizá aún hay una cámara oculta allí).
En una de estas páginas de Torrent, Polina descubrió que hay cinco “temporadas” de videos, empezando en 2011 y terminando en 2015. La “producción nacional” es de Rusia. Cada “temporada” está protagonizada por unas 200 mujeres de diferentes edades aliviándose ante la cámara oculta. El último episodio, aparentemente del año pasado, fue subido en enero de 2016. Cada video tiene un número de serie y, a juzgar por el último, la serie al completo contendría más de 2 mil videos.
“Sólo una de esas cámaras ocultas en baños públicos capta cientos de “modelos” en un día, pero sólo hay docenas de video nuevos cada semana” se queja uno de los usuarios del foro.
La carpeta con videos del 2011 contiene gran variedad de filmaciones. Algunos de los videos fueron grabados desde el interior de fosas sépticas de baños portátiles, mientras que otros muestran baños con brillantes azulejos. Estas localizaciones no aparecen en las últimas “temporadas”. En la carpeta de 2011, encontrarás videos grabados en baños que son idénticos al del video de Polina Anisimova y, al menos, al de una mujer más descubierta por su informante anónimo. La segunda mujer dice que éste es el baño de la cafetería Shokoladnitsa cerca de la estación de metro Oktyabrskaya de Moscú.
Este lavabo aparece en cientos de videos de otras “temporadas”. Una de las cámaras parece haber sido instalada en la papelera cerca del retrete y, en algunos videos, una bolsa de basura negra cubre parcialmente la cámara. El informante anónimo cree que los videos grabados en otros lavabos usaron una cámara disfrazada de colgador metálico para toallas de papel pegado a la puerta, en lugar del gancho para bolsos. “No tengo idea de cómo se las arreglan para taladrar agujeros para los tornillos durante las horas en las que el negocio está abierto y reemplazar una cosa con la otra” comenta el informante.
Tras las revelaciones de Polina en Facebook, los usuarios de un conocido foro voyeur, abrieron un hilo dedicado a tratar el tema de las “filtraciones”. Algunos de los comentarios mencionan la cadena Shokoladnitsa.
“Puedo decirles algo con total certeza: no esperemos más videos de Shokoladnitsa en un tiempo”, escribía una persona en el foro. “Pero no han encontrado el otro Shokoladnitsa,” contestaba otro de los usuarios.
Otro internauta se preguntaba por la actuación del café: “… la vaga ilusión de que los empleados del café no tienen nada que ver con todo esto desaparecerá antes o después, pero ahora, además de estas nenas, los guardias de seguridad [del café] buscarán hasta debajo de los retretes preocupados por otro escándalo”, escribía.
Aparte del Shokoladnitsa cerca de la estación de metro de Oktyabrskaya, las víctimas a las que contactó el informante anónimo han rastreado videos de cámara oculta hasta otros tres baños de Shokoladnitsa situados en la calle Tverskaya, Lomonosov Prospekt y cerca de la estación de metro Paveletskaya. Buscando fotos geolocalizadas en Instagram, es posible ver cómo el interior del baño del Shokoladnitsa en Tverskaya se ve igual hace dos años que en los videos que dicen haber sido grabados en 2012, 2013 y principios de 2014. El baño fue remodelado entonces.
En 2014, una usuaria de la web Woman.ru escribía sobre las cámaras ocultas supuestamente encontradas en los lavabos del Shokoladnitsa en Lomonosov Prospekt y decía “el personal de la cafetería fue increíblemente maleducado y ni siquiera pidieron perdón”. Uno de las dos cafeterías Shokoladnitsa en Lomonosov Prospekt comentaba en TV Rain que no tenía ni idea de las cámaras ocultas. El otro Shokoladnitsa dijo que había habido un incidente pero en otro café (el personal no especificó).
La colección de videos en cuestión fue grabada en, al menos, siete lugares diferentes; sin embargo, todos ellos presentan los mismos azulejos de color beige y marrón, haciendo imposible determinar la localización exacta del baño.
Shokoladnitsa ha sido bastante reacio a comentar los incidentes. Justo después de las revelaciones de Anisimova, la directora de la cadena de cafeterías, Tamara Shesterina, prometía en una entrevista que los guardias de seguridad verificarían los informes sobre cámaras ocultas. También dijo que las cámaras de seguridad de la compañía funcionan sólo en los recibidores y en las áreas de trabajo y afirmó no tener ninguna información sobre cámaras instaladas en los baños.
Hablando en la radio Echo de Moscú, un miembro del equipo de seguridad de Shokoladnitsa dudaba de la presencia de este tipo de cámaras en los baños, puesto que la instalación se habría notado.
Tamara Shesterina prometió que el servicio de prensa de Shokoladnitsa estaría al día con las preguntas de TV Rain, sin embargo, dos días después comentaba que los representantes de la compañía solo harían comentarios “cuando fuera estrictamente necesario”. Finalmente, la directora de márketing Elena Rusanova decía a TV Rain que Shokoladnitsa rechazaba cualquier comentario al respecto. La compañía no ha contactado con Polina Anisimova.
Polina dice que su abogado potencial cree que su caso puede ser de interés para la policía, dada la escala de éste. Mari Davtyan, otra abogada, dice que las acciones de grabar y distribuir este tipo de videos está penado por el artículo 137 del código penal, que prohíbe las invasiones a la privacidad de un individuo. “La privacidad incluye cualquier acto íntimo de la vida de las personas, no sólo contenido sexual, sino también cualquier acto que sea considerado privado por la sociedad. Puesto que se va al baño solo, éste es un momento privado en la vida de las personas que no concierne a otros” explica Davtyan.
Davtyan declara que nunca ha trabajado con casos como éste, pero conoce sentencias en las que un tribunal ha reconocido la distribución de un video sexual como una invasión a la privacidad. “Con esta lógica, es bastante posible asumir que la distribución de este tipo de videos [en baños] se clasifique de acuerdo al artículo 137″, menciona, añadiendo que el uso de la imagen personal (incluyendo vídeos) sin el permiso expreso de esa persona es también una violación del artículo 152.1 del código administrativo.
De acuerdo con Davtyan, no es posible declarar que los videos grabados en baños cuentan legalmente como pornografía hasta que un experto los examine. “La pornografía presupone relaciones sexuales o algún tipo de comportamiento sexual. Pero sí está claro que esta grabación fue realizada con fines de excitación sexual, ya que los videos han sido distribuidos en páginas web con este fin”, añade.
Al mismo tiempo, algunas de las mujeres contactadas por el informante anónimo han rechazado ir a la policía. “Están en una fase de negación en la que piensan ‘si no digo nada, significa que no ha pasado nada'” intenta explicar su lógica Anisimova.
“Para la mayoría, conocer que están siendo usadas como objeto sexual es bastante traumático”, dice la psicóloga Veronika Kashirina. “Esto se debe a que la violación de la privacidad personal está unido a una violación de nuestro sentido de seguridad personal, del mismo modo que nuestro ámbito íntimo está ligado a nuestros ámbitos biológico, social, espiritual y de valores. Este es un espacio que uno guarda normalmente de los demás. Así que la reacción normal a una violación de los límites psicológicos de este tipo es la rabia y el deseo de pararlo, así como de protegerse uno mismo de que se vuelva a repetir en un futuro”. Kashirina añade que en algunos casos, estas invasiones a la privacidad pueden causar daños a las víctimas similares a las de una violación física, por ejemplo, el desarrollo de un trastorno de estrés postraumático. En estos casos, declara, se debería consultar a un especialista.
Por otro lado, Polina expresa que mostrar al público su problema fue su “mecanismo de defensa natural”. “Estaba enfadada, estaba furiosa, y el resultado natural de mis emociones se convirtió en una publicación [en Facebook]. En este caso, siento como si fuera violencia doméstica. Recordé cómo Anya Zhavnerovich [una periodista rusa que reveló públicamente que había sido víctima de violencia doméstica] habló con valentía sobre todo lo que le ocurrió. Yo no soy la primera a la que este hombre anónimo contactó; las otras simplemente lo bloquearon [de Vkontakte] o le mandaron callar después de saber la verdad” comenta Anisimova.