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Francisco Ortiz Pinchetti

13/09/2024 - 12:03 am

Es Andy

“En la fantasía presidencial, efectivamente, sus tres chamacos cumplieron a cabalidad el acuerdo. Nada de participar en el gobierno”.

“Se sabe en toda la estructura del gobierno y de Morena, Andrés Manuel López Beltrán ha sido un elemento clave. De hecho, el principal operador político de su papá”. Foto: Saúl López, Cuartoscuro

Si no hubiera sido un secreto a voces durante ya muchos años, se diría que efectivamente el segundo hijo de Andrés Manuel López Obrador, Andy, nunca ha tenido injerencia en las actividades políticas y menos en el gobierno de su padre…. y que se dedicó solamente a ayudar a sus amigos con los contratos del gobierno, que no es lo mismo. Contratos multimillonarios, claro. De Pemex, del Tren Maya, del Ferrocarril Interoceánico, con los terrenos del frustrado NAICM, según se ha documentado.

“Con mis hijos hicimos un acuerdo desde hace tiempo y les agradezco mucho porque lo han respetado, de que mientras yo fuese dirigente o servidor público, ellos no iban a trabajar en el Gobierno, y lo han cumplido. Me han ayudado mucho en eso y también voluntariamente me ayudan, pero no son funcionarios, no trabajan en el Gobierno y ya están grandes”, ha dicho el Presidente a punto de dejar el cargo.

En la fantasía presidencial, efectivamente, sus tres chamacos cumplieron a cabalidad el acuerdo. Nada de participar en el gobierno. Ningún cargo público. Ninguna injerencia en cuestiones del Estado.

En la realidad, sin embargo, se sabe en toda la estructura del gobierno y de Morena, Andrés Manuel López Beltrán ha sido un elemento clave. De hecho, el principal operador político de su papá. Discreto siempre, pero muy efectivo. Lo fue desde la campaña de 2012, en la de 2018 y luego en el periodo de transición. En la casa de la calle Chihuahua 216, en la colonia Roma Norte, era el que mandaba. Era él quien repartía candidaturas y designaba dirigencias estatales partidistas.

Como buen hijo, ayudó al Presidente electo a escoger a los integrantes del gabinete y a otros colaboradores, a organizar el futuro gobierno, a negociar con los líderes políticos, con candidatos, gobernadores, diputados, senadores; con los empresarios y hasta con la jerarquía de la Iglesia Católica. Tenía entonces apenas 32 años de edad. Un mocoso.

Todos sabían (y saben) que era con él con quién deberían hacerse los acuerdos políticos. Y quien repartía las chambas. O las quitaba.

Por ejemplo, fue él quien dio su aval a Julio Scherer Ibarra para que ocupara la Consejería de la Presidencia a partir del 1 de diciembre de 2018. Con el tiempo, la relación entre ambos se deterioró, hasta llegar a la confrontación. Y Julito, como se conoce en el medio al hijo del periodista Julio Scherer García, dejó su oficina en Palacio Nacional en septiembre de 2023, sin explicaciones… aunque con varios, muchos millones de más en sus cuentas.

Durante el sexenio que termina, Andy operó en la sombra, es cierto. Soterrado, se dice.  No tuvo ninguna encomienda oficial.  Nunca cobró ni ha cobrado en el gobierno; pero siguió siendo el mandón tras bambalinas. Alguien llegó a la exageración de llamarlo “el poder tras el trono”. Y demostró ser buen amigo de sus amigos, además. Abundan las investigaciones que confirman la entrega de contratos por muchos millones de pesos a allegados del hijo predilecto (Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), Latinus, Reforma, El País, El Universal, entre otros), así sus autores y medios hayan sido sistemáticamente descalificados por López Obrador. Igual que ha descalificado, denostado, satanizado y difamado a sus numerosos críticos.

Y es que esa ha sido la estrategia del mandatario saliente para evadir cuestionamientos. Aludiendo siempre a su “derecho de réplica”, no replica nada, pero descalifica. Confunde deliberadamente la crítica con la información, para desvirtuar las investigaciones periodísticas, los datos duros. Inventó que ha sido el Presidente “más atacado” por la prensa desde Francisco I Madero. Y a partir de esa falacia, escabulle responder a las informaciones adversas con el recurso de que son “ataques” de sus detractores, los neoliberales, a través de “seudo periodistas-chayoteros-al-servicio-de-la-mafia-del poder”, de los potentados reaccionarios”. Los enemigos del pueblo, pues.

En medio de la nauseabunda batahola causada por la discusión en el Senado del proyecto de Reforma Judicial que finalmente impuso el tabasqueño y que acaparó la atención pública, el lunes pasado dijo durante su conferencia matutina que sus hijos José Ramón y Gonzalo López Beltrán no trabajarán en el próximo Gobierno, pues ambos se lo han manifestado así. El Mandatario afirmó que por su parte Andy quiere consolidar el partido que fundó su padre y aseguró que no (él) intervendrá desde su liderazgo político, pues todo será en elección interna.

“Aprovecho para informarles que José Ramón, según me ha manifestado, no va a trabajar en el Gobierno, Gonzalo tampoco, Andrés sí, pero no en el Gobierno, él va a participar en Morena, quiere ayudar a consolidar Morena.

“No voy yo a influir en nada, pero él sí quiere participar en Morena”, reiteró sumando a su larga cuenta una nueva mentira.

Lo dijo con ese tono de inocencia al que recurre con frecuencia. “Mi hijo quiere ayudar en la consolidación de Morena”. Buen muchacho. Aclaró, por si alguien pensaba lo contrario: “no voy a influir en nada, pero él quiere participar (…) quiere apostar a ser electo”.

Sin embargo, con la incorporación de Andy a la dirigencia nacional del partido del gobierno, lo que se consolida es el proyecto transexenal de López obrador. Él se va a La Chingada, dice. Se queda Claudia. Y luego va Andy. ¡Dieciocho años… por lo pronto!

“Quiero cumplirles el compromiso (a mis hijos), de que ya una vez que yo me jubile, pues son libres; porque imagínense, si en la casa siempre escucharon desde niños la palabra justicia, democracia y la política, siempre”, agregó desde el púlpito de Palacio Nacional.

Andrés Manuel papá no precisó si Andrés Manuel hijo competirá por la dirigencia o la secretaría general, para donde líderes tabasqueños de Morena lo han destapado. Aunque insistió en que no será impuesto, claro que no.

Y fue nada menos que uno de los más connotados morenistas, distinguido por su honestidad, quien completó el “destape” tempranero del Delfín presidencial para 2030, cuando tendrá 44 años de edad. “Andrés Manuel López Beltrán es un excelente cuadro para convertirse en secretario general de Morena y no hay que descartarlo como posible candidato presidencial en 2030”, aseguró… ¡el senador Félix Salgado Macedonio! Dijo conocer desde hace años al hijo del Presidente, a quien describió como “muy chambeador, muy conocedor y muy inteligente”. Válgame.

 

POR LA LIBRE-TA

EL CUARTO TRANSFORMADOR. Sin el mejor dejo de culpa y menos de remordimiento, el Presidente López Obrador festejará el domingo próximo la incalificable imposición de su llamada Reforma Judicial. Y gritará tres veces ¡viva México!” Apenas dos semanas más tarde, deberá empezar a someterse al juicio de la historia.

@fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti
Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

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