Marko Cortés recibió en 2018 al PAN con 11 estados, ahora gobierna en cuatro. Su dirigencia y respaldo a un sector de políticos, incluida la familia Yunes, han sido cuestionados por militantes.
Ciudad de México, 12 de septiembre (SinEmbargo).– Una derrota más. Unos días antes de la votación de la Reforma Judicial, Marko Cortés Mendoza aseguró que ninguno de los senadores del PAN daría su voto al oficialismo para avalar los cambios al Poder Judicial. El dirigente panista incluso hizo que cada uno de las y los integrantes de bancada se comprometieran públicamente a ir en contra del dictamen. En tan solo unas horas todo se vino abajo cuando el Senador Miguel Ángel Yunes Márquez cortó comunicación con la dirigencia albiazul y en una trama de traiciones y de fuego cruzado con Cortés dio el voto que necesitaban Morena y sus aliados para la Reforma al Poder Judicial.
No se trata de una derrota aislada. La dirigencia del michoacano Marko Cortés —aliado del PRI y quien se garantizó un escaño en el Senado por seis años— ha estado marcada por la derrota frente al oficialismo y los constantes llamados de la base panista a renunciar, algo que luce lejano sobre todo cuando el partido ya está en la antesala del proceso interno para renovar su presidencia nacional. Cortés entregará sí, al partido como segunda fuerza nacional, pero con una pérdida territorial y con la peor votación que ha obtenido un candidato presidencial en lo que va de este siglo.
Paradójicamente, los señalamientos que el dirigente panista ha hecho contra el Presidente Andrés Manuel López Obrador de ser un “dictador”, son similares a los que hacen en su contra dentro de su mismo partido. Una muestra se vio en la sesión del martes, cuando Miguel Ángel Yunes Márquez y Miguel Ángel Yunes Linares, dos personajes con un pasado corrupto a los que él ha defendido, se lanzaron a su contra desde la tribuna: “Lo más antidemocrático es pretender linchar a un legislador por ejercer su libertad. No, Marko, no eres dueño del Partido Acción Nacional”, dijo Yunes Linares.
El 10 de septiembre, antes de votar la reforma, el dirigente del PAN le recordó a Yunes Linares las ocasiones en las que el partido lo respaldó, tanto durante la detención de funcionarios de su gobierno, así como para promover sus aspiraciones políticas y las de sus familiares. Como en 2021, cuando el Tribunal Electoral de Veracruz retiró la candidatura de su hijo, Yunes Márquez, por la Alcaldía de Veracruz y en su lugar fue postulada su esposa, Patricia Lobeira.
“Cuando [Yunes Márquez] ya no pudo, nos pidió que pusiéramos a Paty Lovera, su mujer, y la pusimos de candidata y ganamos”, reconoció Marko Cortés, incluso evocó una anécdota en el Puerto de Veracruz para destacar su supuesta fidelidad con los Yunes.
“Recuerdo cuando fuimos al café de La Parroquia, querido Miguel, hace poco, a defender previamente a tu hijo en una rueda de prensa, ahí estuve ante la persecución, a señalar a Cuitláhuac, a señalar a la hoy Gobernadora electa, juntos”, dijo Cortés con la voz entrecortada y un semblante desencajado.
Adriana Dávila, exsenadora y aspirante a dirigir el PAN, criticó “el cinismo” con el que el dirigente nacional reconoció públicamente ese tipo de acuerdos, destacó cómo queda clara la responsabilidad que tuvo el político en la distribución de candidaturas y pidió al partido investigar los señalamientos por corrupción contra la familia Yunes.
Pero esta no es la única vez que el propio Cortés hace públicos sus pactos entre políticos.
En 2023, el líder panista, lejos de celebrar que su aliado el PRI mantuvo con su ayuda Coahuila en una elección en la que perdieron el Estado de México, exhibió en la red social X una serie de acuerdos ilegales como fueron la repartición de espacios dentro del Poder Judicial, notarías e incluso designaciones en órganos autónomos. Todavía esta semana dedicó varios minutos de su intervención en las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales del Senado a justificarse.
“En el debate de la comisión, por ejemplo, el tema central fue si en Coahuila se reparten notarías o no, y en el Pleno vimos el debate patético entre el dirigente y el Senador suplente [el exgobernador Yunes Linares], creo que ya debería darse cuenta que es un lastre para el partido. Estas posturas no tienen por qué estarlas cargando el partido, son temas de él, que él decidió hacer. Si los quiere defender que los defienda a título individual, pero verdaderamente está dejando muy mal parado al PAN”, mencionó en entrevista el exdirigente Damián Zepeda.
La Comisión Permanente Nacional anunció esta semana la expulsión de Miguel Ángel Yunes Linares, Miguel Ángel Yunes Márquez y Natividad Díaz, legisladora de Oaxaca que también votó a favor de la reforma al Poder Judicial. Por separado, Demián Zepeda y Adriana Dávila reconocieron la importancia de que el PAN se deslindara de estos políticos, pero ella insistió en que no debieron ser respaldados desde antes de las candidaturas.
Por su parte, la Secretaria General del PAN, Noemí Luna, defendió que la y los políticos fueron respaldados en las campañas pasadas por su trayectoria de años en el partido y porque habían hecho pública su postura en contra de Morena, el partido que hoy tiene la Presidencia y gobierna 23 estados. De igual forma, insistió en que desde la dirigencia los cargos no se designan “por dedazo”.
En el caso del Senador Yunes Márquez expuso que “era el hombre más competitivo en Veracruz, por eso la postulación que tampoco fue unilateral, aquí no hay un dedazo ni del presidente ni del secretario de elecciones, aquí las candidaturas se eligieron eligieron en la Comisión Permanente”.
Sin embargo, durante los últimos años, la dirigencia de Marko Cortés ha sido cuestionada por beneficiar sólo a políticos cercanos a él, por ello, aunque se renovará el cargo en noviembre, se mantiene la exigencia a que el Senador plurinominal deje el partido. El exlegislador Zepeda planteó, por ejemplo, una dirigencia nacional temporal “de transición, con calidad moral”.
A Marko Cortés también le han reprochado que no asuma la responsabilidad por llevar al PAN al fracaso a través de la alianza con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD). Sólo en los comicios de 2022, donde también compitió en coalición, de seis estados ganó en Aguascalientes y cedió el control de Durango al PRI.
Marko Cortés recibió en 2018 al PAN con 11 estados: Baja California, Baja California Sur, Puebla, Chihuahua, Durango, Nayarit, Aguascalientes, Tamaulipas, Guanajuato, Querétaro y Yucatán. Después de la elección del 2 de junio sólo mantiene el gobierno en cuatro entidades: Chihuahua, Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro. No sólo eso, en estas entidades, Xóchitl Gálvez sólo ganó en Aguascalientes, mientras que en Querétaro el panismo perdió la mayoría en el Congreso.
Al perder Yucatán en el pasado proceso, el PAN ahora gobierna a 13 millones 702 mil personas en cuatro entidades, una cifra menor que los 14 millones 132 mil habitantes que, por ejemplo, gobierna Movimiento Ciudadano al encabezar Nuevo León y Jalisco, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
De hecho, en la votación del pasado 2 de junio, Xóchitl Gálvez Ruiz le dejó al PAN los peores números en una elección presidencial. Si bien Gávez obtuvo en conjunto con el PAN, PRI y PRD 16 millones 502 mil 697 votos, de estos 9 millones 644 mil 918 fueron para el panismo. Seis años antes, Ricardo Anaya obtuvo una votación de 12 millones 60 mil 779 sufragios, de los cuales 9 millones 994 mil 397 fueron para Acción Nacional; y en 2012, Josefina Vázquez Mota, quien fue solo arropada por el panismo, obtuvo 12 millones 732 mil 630.
Pese a ello, Marko Cortés ha salido en cada resultado electoral a proclamarse ganador. Lo hizo en 2021 cuando sólo retuvieron dos de 15 gubernaturas en juego, Chihuahua y Querétaro, lo repitió en 2022, cuando gracias al PRI sólo triunfó en Aguascalientes, una de las entidades de las cinco en juego, y lo volvió a hacer en 2024 cuando, sin ninguna prueba, proclamó ganadores a Gálvez en la Presidencia y a Santiago Taboada en la Ciudad de México. Los números lo volvieron a contradecir y a protagonizar otro episodio más de su falta de tacto cuando Xóchil Gálvez denunció que le gritó cuando ella llamó a Claudia Sheinbaum Pardo para reconocer su triunfo.
Marko Cortés llegó a la dirigencia arropado por el excandidato presidencial Ricardo Anaya, señalado de recibir sobornos para aprobar la Reforma Energética peñista y a quien hizo Senador, y por el Diputado Jorge Romero, el cacique del panismo capitalino indagado por el cártel inmobiliario en la Alcaldía Benito Juárez, quien todo perfila que lo sucederá, aunque la Secretaria General del partido insiste en que la dirigencia no interferirá.
“De parte del Comité Ejecutivo Nacional del PAN hay total respeto para no meter las manos en este proceso”, dijo la Diputada Noemí Luna.
La próxima semana el PAN iniciará la etapa de registro y presentación de firmas de la y los candidatos a suplir a Cortés, hasta ahora destacan los nombres de Jorge Romero y Adriana Dávila.
La renovación tendrá como antecedente el proceso previo, manchado por la críticas a Marko Cortés, pues fue rechazado por el propio expresidente Felipe Calderón Hinojosa. Aún así, le ganó a Manuel Gómez Morín –familiar del fundador del partido– apoyado por miembros de “El Consorcio”, el grupo que se fundó con la alianza entre el exsenador Gustavo Madero, el exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle (finado), y Jorge Romero, todos ellos señalados por controlar el padrón de militantes, según narró Calderón Hinojosa en su libro Decisiones difíciles.