“La Tertulia” está de regreso y en su primer programa, ahora en Estudio B, Mayra González y Jorge Alberto Gudiño entrevistaron a Dolores Reyes, escritora argentina que ha causado un revuelo internacional junto con los personajes de sus novelas Cometierra y, la más reciente, Miseria.
Ciudad de México, 13 de septiembre (SinEmbargo).– La escritora argentina Dolores Reyes compartió cómo la condición humana tiene que ver con la manera en la que nos despedimos de nuestros muertos como parte de un proceso de sanación, y cuando falta ese cuerpo, “ese orden queda interrumpido en una tortura permanente y en nuestros países latinoamericanos estamos muy acostumbrados al tema de las desapariciones”.
Dolores Reyes habló en “La Tertulia”, programa que está de regreso y que ahora se transmite en Estudio B, el nuevo canal de YouTube de SinEmbargo, sobre Miseria (Alfaguara), su segunda novela luego del éxito que implicó Cometierra, que fue traducida a 12 idiomas y aclamada como uno de los mejores libros del año según The New York Times, El País, El Mundo, Página 12 y Perfil.
Reyes sigue el relato en esta segunda entrega sobre Cometierra una mujer que al comer la tierra que habitó una persona puede rastrearla, un don que se traduce en esperanza para las personas que buscan a sus desaparecidos:
“Hay una premisa que acompaña a las dos novelas: dejamos una huella en la tierra que habitamos, no sólo la carne, los huesos, el cuerpo material, sino algo del alma, de la experiencia y de la memoria pasa a tierra de la misma forma y lo que hace Comerierra es conectar con eso que la tierra sabe, lo come, traga, cierra los ojos y ahí por medio de visiones puede ver qué pasó con esas personas que están faltando”.
“Siento que en Cometierra me centré mucho en las desapariciones y en Miseria moví un poco la perspectiva y empecé a ver a las buscadoras”, relató la escritora a “La Tertulia”.
Dolores Reyes comentó cómo en este momento en Argentina se están muriendo muchas madres de Plaza de Mayo, que ya son muy ancianas, de 70 u 80 años, quienes han vivido toda su vida buscando a un hijo o una hija y muchas veces a un nieto, e invierten hasta la última fuerza vital en saber dónde está y qué les pasó.
“Yo pienso que es una necesidad humana y también una voluntad de los violentos, esto de sustraer el cuerpo, sustraer la identidad, evitar que los familiares no puedan despedir a esa persona que falta como corresponde, es verdad que hay un dejo de esperanza, pero cuando salieron las novelas vinieron mujeres a contarme que hace 25 años no veían a una hermana, entonces ahí ya es una tortura permanente de estar especulando. Bueno, estarán sufriendo, dónde estarán, cómo murieron, tendrán frío, comerán?, es terrible, es algo que no se cierra”, expresó.
La autora señaló cómo en Latinoamérica, “los estados, las policías, las fuerzas de seguridad que deberían velar por la vida de las mujeres, no lo hacen, no investigan, entonces muchos familiares o buscadoras se ven obligados de alguna forma a recurrir a mujeres o a personas que usan otros sentidos”.
“Acá está Cometierra usando el gusto, pero me enteré por ejemplo de los varilleros en el norte de México que entierran varillas en la tierra y usan el olfato, llevan esas varillas a la nariz y así oliendo han encontrado cuerpos y fosas comunes, entonces bueno, eso es absolutamente pragmático y después hay una cuestión literaria, a mí me interesan muchísimo desde la antigüedad las videntes, las brujas. Pienso un poco en Casandra, maldita también, porque tiene el don de la adivinación, pero nadie cree en sus oráculos y eso la lleva a la muerte. Esto viene de alguna forma desde la antigüedad, pasando por infinidad de mujeres con un don sobre todo de la adivinación”, comentó.