Una científica de la Universidad de California señaló investigaciones probadas en animales que apuntan que la exposición prolongada al ruido blanco podría propiciar efectos neuronales negativos en el sistema auditivo central.
Por Andrea Núñez-Torrón Stock
Ciudad de México, 13 septiembre (TICbeat/SinEmbargo).- El ruido blanco se trata de un sonido ambiente fondo similar a la televisión de fondo o al aire acondicionado cuyo rasgo distintivo es que emite todas las frecuencias y a la misma potencia, contribuyendo a reducir ruidos molestos como el tráfico o los ronquidos, por lo que es comúnmente usado a través de generadores, webs o canales especializados de Youtube para dormir, estudiar, relajarse o concentrarse en cualquier actividad.
El ruido blanco también es comúnmente usado por las personas que experimentan el zumbido constante del tinnitus, aquellas que viven en lugares ruidosos o que tienen problemas de insomnio. Aunque resulta muy efectivo para paliar otros sonidos inquietantes o que generan molestias, una nueva investigación destaca que podría afectar de forma negativa a tu cerebro.
“En los últimos 50 años, los científicos del cerebro han aprendido mucho sobre la plasticidad cerebral: cómo los sensores y otras aportaciones cambian el cerebro químicamente, estructuralmente y funcionalmente“, explicó la científica cognitiva Mouna Attarha, ex estudiante de doctorado de la Universidad de Iowa, e investigadora de Posit Science Corporation, que crea software de entrenamiento cerebral. La experta señala que se desmostró que el cerebro se reconecta de forma negativa cuando recibe información aleatoria, como el ruido blanco.
En un nuevo artículo que revisa esta cuestión, Attarha y su equipo de investigadores de la Universidad de California sugieren que este ruido de fondo, defendido por muchos como un efectivo medio para disminuir los síntomas percibidos del tinnitus -cuyos mecanismos biológicos no se han desentrañado del todo aunque se relacionan con cambios en diversas partes del cerebro y su origen puede deberse a la exposición a ruidos fuertes y traumáticos-, en realidad podría resultar dañino para el sistema auditivo central.
Pese a que no hay todavía una evidencia significativa en humanos que sugiera que un sonido de menor volumen como el ruido blanco de fondo pueda provocar este tipo de cambios en el sistema auditivo central, el equipo de Attarha cita estudios que apuntan a efectos negativos en el cerebro de animales tras una exposición prolongada.
Según los investigadores, los supuestos efectos neuronales en el sistema auditivo central abarcan una reducción en la inhibición neuronal -la capacidad de filtrar información sin importancia-, una prolongación del tiempo que le lleva al cerebro procesar las señales cambiantes y representaciones corticales menos precisas.
“Notablemente, estos cambios se han observado después de la exposición a niveles de ruido en el rango de nivel de presión acústica de 60 a 70 dB, típico de los generadores de ruido disponibles comercialmente y considerados seguros por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos.”, señalaban con preocupación los investigadores, pese a que es demasiado pronto para concluir que el sonido no estructurado del ruido blanco está teniendo los mismos efectos en las personas que los comprobados en animales.