Corral habla después de la carta al Presidente: “Un Maximato calderonista, no”; el PAN no puede ser de él, dice

13/09/2012 - 10:55 am

Ciudad de México, 12 de sep – El senador Javier Corral Jurado fue el político más solicitado este miércoles. El teléfono de su oficina, en el piso seis del edificio sede del Senado de la República, no dejó de sonar desde las primeras horas de la mañana.

Pero él, de lo más tranquilo, vestido con guayabera blanca y pantalones color caqui, listo para una gira de trabajo por Veracruz, se concentró en los detalles para continuar dando impulso a la iniciativa para crear la Ley Federal de Comunicación Gubernamental, que su bancada, la del Partido Acción Nacional (PAN), presentada la semana pasada, además de la iniciativa para ejercer el derecho de réplica, que fue lanzada ayer.

Además, como uno de los mejores conocedores del tema en el Congreso, al mismo tiempo se ocupó del asunto del panel de expertos en el controversial tema de la banda 2.5 Ghz.

Sin embargo, franco, directo, no tuvo empacho en tocar la polémica del momento y por el cual las llamadas de medios de comunicación, y de sus propios colegas, se sucedieron durante el transcurso de todo este miércoles. LEER LA CARTA AQUÍ

Se trata de la repercusión que ha tenido la carta que, el 1 de septiembre pasado, él mismo entregó en Los Pinos para responder a las críticas que el presidente Felipe Calderón Hinojosa le lanzó en una reunión donde estuvieron presentes 35 senadores panistas –a quienes envió copia de la misiva– y en la cual el político de Chihuahua, no estuvo presente.

La carta, por supuesto, era tema central. Pero, por el momento que atraviesa el panismo, en medio de la agonía del sexenio de Calderón, el senador Corral habló también de uno de los puntos flacos del Presidente: su carácter irascible y su obsesión por controlar todo, su “karma”, lo llama el legislador.

En una amplia reflexión sobre la problemática actual de su partido, Corral planteó la falta de autocrítica y el culto al presidencialismo que apareció entre los panistas; los errores en la pasada campaña electoral, incluyendo la falta de definiciones de la candidata Josefina Vázquez Mota, y la intromisión del Presidente en todos los asuntos del blanquiazul.

También el daño que causó entre el electorado el crecimiento de la pobreza y el desempleo, y cómo esa realidad afectó los resultados electorales, enviando al PAN a una posición de tercera fuerza política en México.

El legislador reconoce la experiencia, el conocimiento y el aporte que el grupo de Felipe Calderón puede hacer en la búsqueda de la renovación del blanquiazul, pero se opone terminantemente a un “Maximato calderonista”: “Eso no”, rechaza tajante.

Lo que el partido necesita, afirma, es recuperar su propia estrategia: “No sin él, con él; pero no a partir de él y para él”.

Así, sobre la carta que este miércoles causó revuelo político expone que fue una misiva que tuviera el objetivo de publicarse. “La carta es personal y responde a comentarios personales del Presidente. No era mi propósito que fuera pública, lo digo sinceramente. Siempre supe el riesgo que existía de filtración, toda vez que decidí enviarle copia a los 35 senadores del PAN que estuvieron presentes en la reunión en la que el Presidente expresó ese adjetivo [“cobarde”] agraviante para mi persona.

“Yo pensé mucho en si debía o no responderle, incluso lo pensé porque me platicaron de otras cosas muy delicadas que el Presidente dijo en esa reunión y que me advertían que estaba en un estado de ánimo muy complejo, muy difícil de entender. Lo consulté con algunos compañeros del partido y con legisladores, y estaba muy dividida la opinión de si debía responderle aun con el riesgo de la filtración. Pero decidí hacerlo, porque no quería dejar pasar un señalamiento de esa naturaleza y con el que el Presidente, evidentemente, buscaba vulnerarme ante el grupo parlamentario, crearme un ambiente hostil, porque muchos de los senadores que hoy tienen presencia en la bancada del PAN responden a un proyecto de grupo con el Presidente y entonces era evidente que Calderón quería lastimarme con ese comentario y generarme una condición hostil que, efectivamente, sí se construyó, sí se generó, sobre todo en los días que se sucedieron a la reunión del 28 de agosto”.

El senador hace una pausa larga, mira fijamente un punto de su escritorio donde no hay nada… y retoma su explicación:

“Entonces, resolví mandar la carta. Yo veo que Reforma [el diario] tiene interés en decir que yo le llamé ‘cobarde’ a Calderón; la carta no dice eso, la carta es muy dura, de crítica hacia él, hacia su personalidad, pero nunca le falto el respeto al Presidente ni me desquito en lo personal. El Reforma tiene interés en decir que lo llamé ‘cobarde’”.

Hay un párrafo de la carta, destaca, que es necesario contextualizar, pues producto de éste es que ese periódico hace tal suposición.

“Digo ahí que no decir lo que uno piensa, eso es cobardía; que no ser consecuente con lo que uno ha pensado y luchado, eso es cobardía; tirar la piedra y esconder la mano, eso es cobardía. Porque yo creo que eso son algunos atributos que yo tengo y que no pueden ser calificados como cobardía. Tengo muchos defectos, pues, pero no creo que ese sea uno de ellos”.

No obstante, asegura el senador por Chihuahua, lo que más le preocupa es la insistencia del Presidente en seguir culpando al PAN del fracaso de la campaña.

“El Presidente es muy flexible en el juicio sobre su actuación… No se asoma en Calderón la más mínima autocrítica al ejercicio de su gobierno. Que tiene muchos avances, pues sí, es innegable. Yo mismo los he defendido en la tribuna parlamentaria y en innumerables foros, como también lo he criticado.

“Pero no hay ninguna duda de que la situación económica del país, que no se logró traducir en un ingreso personal para la gente y sobre todo en una política de empleos, adicional al tema de la inseguridad que tanto preocupa a las personas, son dos de los hechos que más nos costaron en la elección”, afirma.

–Son dos motivos suficientes para marcar un sexenio, senador…

Lo marcaron, claro, y son las razones que me dan los propios panista. He estado visitando, por invitación de los militantes, varias ciudades. He estado en Toluca, en Monterrey, hoy mismo voy a Veracruz, la próxima semana a Guadalajara, luego a Querétaro y a Mérida; estoy en una gira nacional de reflexión con el panismo y estos son temas que salen ahí.

–Sin embargo, ahora que faltan menos de tres meses de gobierno, para Calderón debe ser difícil reconocer que hubo yerros.

Creo que eso es su mayor falla. Yo veo al Presidente muy alterado. Me hablan de que tiene reuniones interminables… Creo que está viviendo una situación muy complicada. Por supuesto que no le va ser nada grato entregarle la banda a Enrique Peña Nieto, él que la recibió de un Presidente panista –o por lo menos de un Presidente surgido de las filas del PAN–.

–Sus críticas hacia él y su gobierno no son nuevas senador pero, ¿por qué su carta aparece ahora y se arma tanto revuelo?

Lo de la carta ya lo habíamos dejado pasar. Yo pensé que la carta había cumplido su objetivo personal y privado. Lo digo sinceramente porque yo ya no me esperaba que se fuera a publicar, creía que habíamos conjurado el riesgo de la filtración. Y parecía que sí, porque la entregué en Los Pinos la mañana del 1 de septiembre y a mi me sorprendió que anoche me preguntaran de Reforma si era cierto que yo le había mandado esa carta a Calderón.

O sea, ya la carta se había quedado así, porque durante más de 10 días se mantuvo con el objetivo que yo la había enviado: como una misiva personal, con copia al grupo que escuchó lo que dijo el Presidente.

Pero tengo muy claro en qué momento y en qué contexto se ha liberado mi carta. Es justo cuando el Presidente ha vuelto a hacer señalamientos, ahora públicos y por cierto muy delicados, de que el partido le pidió que cometiera peculado electoral para financiar la campaña presidencial.

Cuando se produce esta declaración de Calderón en el exterior y empieza una ola de declaraciones es cuando liberan mi carta. No sé si alguien quiere responderle a través de mi al Presidente sus declaraciones en Rusia, o también se haya decidido sacar mi carta para desviar la atención, porque era lógico que la carta iba a tener una repercusión como la que está teniendo.

El senador Corral se refiere aquí a las declaraciones que el Jefe del Ejecutivo federal hiciera el domingo pasado en Moscú. Ahí planteó que en las pasadas elecciones presidenciales hubo militantes panistas “que hubieran querido que el apoyo desde Los Pinos a la campaña de Vázquez Mota, hubiera sido mucho más allá de los límites legales. Pero yo no acepté eso”.

El propio presidente nacional del PAN, Gustavo Madero Muñoz, rechazó la declaración y pidió públicamente a Calderón que si fue así diga de dónde vino dicha solicitud.

–Ahora, el que se filtre la carta y se conozcan sus señalamientos, ¿es bueno o es malo para el PAN?

Creo que es muy bueno. A mi me hablaron en la mañana unos compañeros muy preocupados para decirme: ‘Oye Corral, yo creo que está muy dura tu carta’, en fin… Pero creo que esto es parte del cambio que se ha operado en el país. El país cambió y el Presidente de la República ya no es ni debe volver a ser intocable. Y si el Presidente hace comentarios delicados o comete excesos debe esperar que se le responda y debe esperar una reacción.

El intercambio de puntos de vista en una democracia es el asunto más normal para aceptar. Es signo de normalidad democrática el que se produzca un debate, una contestación, siempre y cuando se haga con respeto, con cierto nivel.

Yo le hablo de tú al Presidente, pues porque nos conocemos desde hace 32 años. Por cierto, en los últimos años hemos tenido una relación muy deteriorada, pues por diferendos políticos fuimos perdiendo la amistad. Pero, ciertamente, fuimos muy amigos; fui su vocero en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, fui miembro del CEN, fui el orador que presentó su candidatura presidencial en el partido… en muchas ocasiones apoyé a Calderón, de ahí que me pareció un exceso que me tratara de vulnerar así ante los senadores y pues sí: lo hice en abono a mi propia dignidad. Otros permiten cosas mayores, otros permiten incluso regaños y manotazos en público, pero a mí no me parece… lo que sí creo es que su karma es su carácter.

–Senador, ahora que menciona esto, muchos panistas se quejan de que en las elecciones no sólo les impactó negativamente la falta de resultados en empleo e inseguridad, sino también la intromisión del Presidente en las decisiones del partido, en la elección de candidatos, por ejemplo.

Su intervención en el PAN rebasó los límites que supone la relación partido-gobierno. Él, con mucho, fue responsable de muchas de las decisiones dentro del partido y por ello me parece que no debiera cargarle la mano tanto al PAN, cuando él es corresponsable de este proceso de deterioro institucional.

En el panismo hay la conciencia de una responsabilidad tripartita. Obviamente este deterioro institucional que no corregimos a tiempo y que permitimos que llegara incluso a prácticas de manufactura priista, y luego errores de gobierno, sin duda.

Sinceramente creo que la política de seguridad del presidente Calderón impactó brutalmente, terriblemente. A ver: amanecernos todos los días con noticias de ejecutados, descabezados y descuartizados, por supuesto que eso genera un impacto brutal en la población del país.

Pude sopesar esa enorme crítica en Ciudad Juárez. Nunca había escuchado expresiones tan fuertes, tan duras hacia el PAN como en Juárez, en sus distintos sectores. Y más claro todavía: en Juárez, con excepción de mi candidatura al Senado, la candidatura a la Presidencia de la República y las candidaturas a diputados federales quedaron en tercer lugar en tres de los cuatro distritos. En un baluarte panista, en un bastión nuestro, imagínese…

Entonces sí hay una responsabilidad del gobierno y eso se percibe en el partido. Pero también se perciben los errores en la campaña y, sobre todo, un tema que no puedo dejar de mencionar: las grandes indefiniciones de nuestra candidata [Josefina Vázquez Mota] en muchos temas, así como la falta de un mensaje claro y contundente que afirmara para qué queríamos seguir gobernando en el país.

Entonces, sí hay una conciencia de una corresponsabilidad tripartita. Por eso ahora que estoy en esta gira estamos difundiendo un documento que se llama: “La rehabilitación moral del PAN, eje de su vigencia” y que lo suscriben un grupo de distinguidos panistas, donde incluso hay seis ex gobernadores.

–¿Por qué llamar a una “rehabilitación moral”?

Porque nosotros creemos que el problema del partido más que de rediseño institucional o de reorganización tiene qué ver con una reconstitución ética.

Es cierto que necesitamos otros métodos para elegir dirigentes, que necesitamos renovar nuestros procedimientos y que, sobre todo, lo que el PAN necesita es un padrón interno confiable, uno que parta casi de cero. No digo de cero porque hay militantes del partido que tienen más de 30, 40 ó 50 años, que esos son la base más real de nuestro padrón de activos.

El senador vuelve a guardar silencio. Por el ventanal de su oficina se observa, enorme, la bandera que ondea en el patio del edificio del Senado. Recuerda entonces que el tiempo pasó pronto. Tiene ya más de 30 años como militante del PAN, un partido al que llegó a los 16 años.

“El objetivo ahora”, retoma, “es ir por un padrón de casi base, pero que reconozca a los viejos panistas. Porque el PAN luchó durante muchos años hacia afuera por un padrón confiable. Recuerdo que una de las primeras tareas que a mí me tocaron en el partido era la auditoría casa por casa que hacíamos al padrón electoral, cuando no había ni fotografía ni nada de eso; ni siquiera la credencial de elector era de plástico, sino una papeleta, y había muchas claves falsas. Por eso checábamos direcciones, claves, etcétera. Y dimos una lucha de años para que existiera un padrón electoral confiable en el país.

“Incluso Ruffo [Ernesto], siendo el primer gobernador panista en el país, puso la pica en Flandes con el tema del padrón, cuando demostró que se podía hacer un padrón estatal con fotografía. Y él fue el primero que lo sacó.

“Bueno, esa batalla que el PAN hizo a nivel nacional por un padrón confiable, pues no la queremos aquí adentro.

“No hay ningún proceso democrático o con certidumbre democrática para elegir candidatos o dirigentes sin padrón. Y el principal problema del PAN es su padrón: ha sido engordado para asambleas y convenciones de ocasión, para elecciones de candidatos. Por eso hay una militancia emergente, desprovista incluso de afinidades ideológicas o doctrinarias con nosotros… Bueno, ¡hay gente que ya ni sabe quién es Manuel Gómez Morín!

“Entonces, reconociendo que todo eso hace falta –un nuevo padrón y que los dirigentes del PAN sean elegidos por los militantes del partido de forma directa– para mí lo más importante es recomponer el acuerdo ético. Porque se flexibilizaron los resortes éticos del PAN.

“Y un fenómeno define la dimensión de nuestro problema: en los últimos años las expulsiones de miembros del partido obedecen a asuntos de opinión. No hay un solo miembro del PAN expulsado en los últimos 10 años por un caso de corrupción.  Y, sin embargo, fuimos capaces de expulsar a un ex presidente nacional (estemos o no de acuerdo con Manuel Espino, yo no estoy de acuerdo con él y menos en esta forma trágica en la que terminó el que quería volver a empezar). Pero más allá de esa discrepancia, Espino fue expulsado del PAN dentro de un ambiente de entera complicidad y sabiendo que había poco rigor en los cargos, por declaraciones que hizo en medio de un proceso electoral en Durango. Hay declaraciones más delicadas que se han hecho en la vida del partido.

“Por eso nosotros decimos que la rehabilitación del PAN es moral. Aquí se han dejado de castigar las conductas irregulares y surgió, insospechada entre nosotros, una cultura presidencialista que, digo yo, ¿de dónde le salió al PAN este presidencialismo? En donde se llegó a colocar, por encima de la lealtad al partido, la lealtad al Presidente de la República. Incluso a tomar como traición cualquier diferendo con él”.

–¿Es lo que dejó el estilo de gobernar y el carácter del Presidente?

Se impuso eso en esta dinámica. Creo que ese es el mayor problema del Presidente: tiene una vocación de control absoluta, hasta de los mínimos detalles. Quiere comportarse como Jefe Máximo del PAN. Y yo creo que ya, ya le tocó. Los resultados no fueron para bien y ahora tiene que darle la oportunidad al PAN de encontrar su propio rumbo, su propia estrategia.

Tiene que aceptar la recomendación que hace mucho tiempo le hiciera Carlos Castillo Peraza: “Deja volar al PAN, no te aferres a él”.

Creo que el PAN debe y puede utilizar los talentos de Calderón. Pero un Maximato calderonista, no.

–Aun así, en el PAN, particularmente en el Poder Legislativo, se queda un grupo fuerte de calderonistas que, sin duda, tratarán de prolongar su influencia en el partido. ¿Habrá autocrítica desde ahí?

El liderazgo de Calderón en el PAN va a durar buen tiempo. Es una corriente importante, numerosa, y no vamos a poder prescindir –y creo que no deberíamos hacerlo– del liderazgo de Calderón, al menos que quisiera formar otro partido, como López Obrador para la izquierda. El PRD y el PT no podían prescindir de López Obrador, pero él prescindió ya de ellos.

En el caso del PAN, esta es una expresión que va a tener mucha fuerza y presencia, pero yo creo que las cosas se van a acomodar. Después del 1 de diciembre hay otra mecánica, habrá otra relación, otro redimensionamiento de este grupo, e incluso los mismos colaboradores de Calderón y sus propios seguidores van aquilatar las cosas de otra manera.

Y ahí es donde pienso que se puede generar la oportunidad para una reflexión mucho más tranquila, serena, franca, por parte de ellos mismos y, en ese sentido, sí creo que podamos ser actores de una renovación en el PAN.

De lo contrario, si esto no se produce, pues estamos ante el riesgo, no de morir como partido pues el PAN tiene mucha fuerza en el país, de una irrelevancia político electoral o a una marginalidad electoral, como le sucedió a otros partidos hermanos del PAN, como la Democracia Cristiana en Italia.

Porque el deterioro de ese partido italiano tiene qué ver con su incapacidad para rectificar y para retomar o relanzar sus objetivos fundamentales como partido, sus valores e incluso para deslindarse de actos de corrupción que le fueron imputados, y qué define lo que al PAN le puede pasar… ¿Dónde está la Democracia Cristiana italiana? Sus electores terminaron votando por Silvio Berlusconi, ahora son el 9% del electorado.

Entonces, si el PAN no se pone las pilas y hace lo que tiene que hacer, lo debido, puede irse a la irrelevancia electoral y a esta disputa de los pluris y las listas nacionales y los primeros lugares en las planillas de regidores… Y eso es lo que debía entender Calderón: que este partido necesita recuperar su propia estrategia. No sin él, con él; pero no a partir de él y para él.

Rita Varela Mayorga
Periodista especializada en economía y finanzas. Fundadora y Directora de Información de SinEmbargo.mx, fue también Directora de la revista Energía Hoy, Ruta de Negocios, Directora Editorial de El Economista y Editora en el diario Reforma. Es consultora editorial y ha participado en procesos de reingeniería de una decena de medios de comunicación nacionales. Además es coautora de los libros Los Suspirantes (Editorial Planeta, 2005); Los Amos de México (Editorial Planeta, 2007); Los Suspirantes 2012: Los precandidatos de carne y hueso (Editorial Planeta. Temas de hoy, 2012), y Los Suspirantes 2018: La carrera por la Presidencia de México (Editorial Planeta. Temas de hoy, 2018).
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